Expresionismo y Fauvismo

Por PATRICIA FAYT

Muchas veces nos encontramos con que el expresionismo y el fauvismo, van juntos en los libros de historia del arte.
¿Por qué esta conexión y qué los diferencia?
Por un lado, surgen hacia la misma época, aunque en países históricamente diferentes: el expresionismo tiene su nacimiento en Alemania, hacia 1905, cuando Kirchner, Heckel y Schmidt-Rottluff fundan en la ciudad de Dresdem el grupo de El Puente. Ellos son quienes marcan el comienzo del expresionismo propiamente dicho. Porque sabemos que Alemania es un país con una tradición estilística expresionista desde sus inicios, ya que podemos nombrar a un Alberto Durero hacia el siglo XVI.
El fauvismo nace hacia el mismo año, pero en Francia.
Por otro lado estos artistas persiguen el objetivo de empezar de nuevo, de ver el mundo como si fuera siempre la primera vez, con ojos de niño y también los une tener como orígenes de sus búsquedas las obras de Van Gogh y de Gauguin. Ambos movimientos también comparten el concepto de que la pintura ya no necesita representar las cosas tal como son, cosa que lo hace la fotografía en menos tiempo y mejor, sino que el artista a través de sus obras expresa sus visiones interiores.
Pese a que hay puntos de conexión, en lo profundo apuntan a distintas intenciones: la temática fauvista toma temas menos comprometidos, más superficiales, lo que no quiere decir que no tengan principios serios, como el paisaje, el retrato, los interiores. La elección de los colores se impone en forma instintiva, me parece indicado expresar textualmente palabras de Matisse: “Mi sueño es un arte lleno de equilibrio, de pureza, de reposo, sin temas inquietantes y que reclamen la atención; un arte que traiga alivio al trabajador intelectual, tanto como al artista, que sea para él un calmante espiritual que acaricie suavemente su alma y la tranquilidad después de las fatigas del día y de las inquietudes de su trabajo”.
El expresionismo en cambio, en sus imágenes nos mostrará al hombre con sus miedos, sus angustias, sus frustraciones, son imágenes íntimas, de cómo vé el artista al hombre inmerso en el inundo que le toca vivir y comprometido con la sociedad de su época.
Más allá de las diferencias, ambos tienen gran validez plástica, cada uno con búsquedas diferentes ya que nos han dado importantes aportes a las generaciones posteriores, más si nos estamos refiriendo a verdaderas expresiones artísticas del hombre que siempre me resultan profundas si son sinceras.
Matisse, en esta frase sintetizaría este concepto: “Un nuevo cuadro debe ser un acontecimiento único, un nacimiento que enriquece con una nueva forma la imagen del mundo tal como lo concibe el espíritu humano”.

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