“Los símbolos del poder”

Muestra de Adriana Gaspar en el Banco de Boston

Por Daniel Liev

 

“Si bien mi obra toca aspectos de la memoria y lo ancestral,  para mí la estética, el contenido y el contexto es muy importante en el Performance”

 

La presentación de cualquier muestra plástica resulta de por sí un hecho emotivo y vivificante; pero es mucho más en este caso en particular en que tengo la oportunidad de referirme a la obra de Adriana Gaspar. Porque su trabajo alegóricamente titulado “LOS SIMBOLOS DEL PODER”, representa la síntesis misma del proceso de vida, entendido como el antagonismo ancestral de Eros (vida) contra Tanatos (muerte), pero sin olvidar por ello el contexto.
Su obra trasunta un expresionismo simbólico, lindante con el surrealismo, pletórico de colores saturados, de espacios relegados hacia un estado de aparente calma; para estallar luego en caóticos encadenamientos que nos revelan la agresión a través de los vértices, las torres y triángulos, esos grafismos que supuran imágenes oníricas haciendo eclosión sobre la tela en un estado de caos letal.
En cada una de las 18 obras expuestas hallamos elementos vitales que se van concatenando hasta hilvanar un concepto claro y circular Desde la simbología del útero
y del feto como punto germinal; hacia un divagar por paisajes de incierta configuración prepaleolítica como antecedente a la vida misma. Los sueños que fluyen en una estética con perspectivas de eje vital anclada en un paisaje urbano; porque; el SER ES EN SU MEDIO, y el medio de esa protagonista, porque su pintura, su mensaje parte de una visión netamente femenina, es la ciudad, desde una óptica de ensoñación y pesadilla, de temor y curiosidad por desentrañar el contexto en los espacios de amplias dimensiones o en los resquicios más diminutos, es una búsqueda constante por desenmascarar el entorno que subyuga, que atrapa, pero también hiere.
Por eso hallamos aquí, en cada uno de sus cuadros entes individuales que nos remiten a un perfecto círculo concéntrico, donde cada uno de ellos nos ofrece una etapa definida, pero de aspecto difuso de interesante concepción. Más allá de las proyecciones personales, de la profundización en el manejo de la técnica mixta de acuarelas y tintas diversas, de la aparente descomposición de formas, del aire violento que respiran algunas de sus obras, esa sensación de asfixia, de confusión y de ahogo nos sorprenderá, nos seducirá y nos conducirá por fin a una reflexión y posterior interpretación personal. Podríamos intentar como paralelismo a la obra de Adriana esbozar un referente musical y sólo encuentro en la Gimnopedie de Erik Satie todos los elementos salvajes en una llamativa organicidad dentro de un caos de tranquilidad como un remanso de colores saturados al revelarnos el alma en su pureza originaria.
Si analizamos fríamente los resultados evidenciados en su muestra anterior llevada a cabo en Setiembre en la Galería ENFLORES, denotamos una marcada evolución en el manejo temporo-espacial, en el dominio de un cromatismo que exaspera los contornos y recrea una visión cósmica peculiar, con un dejo de porteñidad implícita dentro de los márgenes flexibles de formas estilizadas que aspiran la abstracción.
Para cerrar este breve comentario, quisiera añadir que “LOS SIMBOLOS DEL PODER”, juegan con los elementos más irracionales, con nuestras pasiones arrebatadas, con nuestros sueños desenfrenados, pero transmiten una sensación de extraña beatitud: y como la imagen es movimiento, Uds. podrán encontrar seguramente el ritmo interno de cada tela, el latir profundo de un ser que desnuda sus emociones próxima a estallar en un devenir hacia la abstracción, con una marcada estilización en el trazo y las formas que le otorgan su impronta personal.

Por todo lo antedicho, los invito a observar, a solazarse con la mirada atónita y contemplar hasta hallar su propia interpretación; porque el arte de Adriana Gaspar es abierto y esotérico, vibrante e inquisidor, cautivante y desprejuiciado y les permitirá abrirse ante su propio asombro al espejo que identificará sus conciencias.

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