El cuerpo de la poesía

Por  ADRIÁN GALE

Si sacamos de contexto la palabra cuerpo y la buscamos en el diccionario, la primera acepción denota:
lo que tiene extensión limitada y produce impresión en nuestros sentidos por calidades que Le son propias.
1) ¿Es limitada la extensión de un cuerpo?
La respuesta afirmativa es válida en cuanto extensión de un cuerpo humano, animal, etc.
En cuanto al cuerpo de la poesía:
Este está limitado por un dibujo en el que generalmente la cabeza es el título. Por lo tanto, las palabras que lo configuran condicionan la interpretación del poema y toma un lugar de privilegio.
Hay un tronco como eje imaginario que nos proyecta desde el título hacia sus propios registros y distribuye referencias que lo conectan con las extremidades.
Las extremidades, como tales, guían la observación del lector hacia el desenlace del poema concluyendo así el recorrido del espacio externo o primera lectura.
2) ¿Produce impresión en nuestros sentidos?
Al llegar a esta instancia nos introducimos en el poema mediante una cirugía de sus partes externas: mutilamos palabra por palabra, injertamos nuestros propios sabores y los mezclamos con los colores de su verbo*; observamos la estructura ósea que los sostiene y nos conducimos con su sangre que riega todo el poema desde un extremo hacia otro.
3) ¿Qué calidades le son propias?
Una de las calidades propias del cuerpo de la poesía es su sexo. Evidentemente, femenino, y en consecuencia un cuerpo más completo que posee el don de la creación ilimitada. Una creación ilimitada capaz de sorprendernos al extremo de llevarnos a concebir otro sentido más allá de los conocidos para abarcarla, no en su significado, ya que si éste existe es limitado, sino a través de normas que subvierten el orden intelectual.

Todo cuerpo al morir sufre una metamorfosis.
En el cuerpo de la poesía esta metamorfosis aparece en las distintas interpretaciones que le damos al poema. Metamorfosis e interpretación aumentan a medida que pasa el tiempo, y el tiempo destruye toda vida para corroborar su calidad de efímera.
En este inevitable destino es el cuerpo de la poesía el único ente que escapa de esta suerte y se eterniza como el gusano que corrompe al cadáver del tiempo.

OSCURECER LO NEGRO

Desafiar soledades y búsquedas
en la noche que se prolonga.
Rescatar el fuego onírico
cautivo en el témpano de la vigilia.

Prolongar la mañana, teñirla de noche;
sólo en la oscuridad hay encuentro:
la mano terrestre oculta quiromancias planetarias.

Ahogar en tinta las apariencias,
no permitir que los colores confundan;
cómplices del olvido.

Tornar obscuro el aroma, el sabor, el grito…

…todo el ser palpable a los sentidos y en su claridad no abarcarlo.

 

* La Alquimia del Verbo. Arthur Rimbaud.

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