Una visión de Horacio Rega Molina

Por  AMADEO GRAVINO

La creación poética no es definible. Cosa singular que se erige desde lo profundo de un enigma personal al que nunca llegará en forma total la luz. El sentimiento poético y la honda desazón que lo caracteriza puede experimentarse tanto ante el amor, la injusticia, la vida o la muerte.
Sin embargo, en el caso de Horacio Rega Molina, se advierten ciertas constantes que me parece interesante señalar
Los ojos fieles de su memoria conservan durante toda su vida la imagen de su infancia. Y buscaron proyectarla en su poesía como un mito, esto es, como aquello que se imita, como eso que es vertebrador de vidas, generador de sentidos y reducto inviolable de la intimidad. Jamás se le quiebra el recuerdo, la vivencia interior e intensa de su infancia.
¿Qué países recónditos, qué regiones escondidas visitaba Rega Molina en sus viajes interiores?
Su biografía está en su obra. En esos mundos abismales que nacen y se proyectan desde el interior de los poetas, los absorben constantemente y los determinan. Ya su poesía de marcada tendencia descriptiva, propone un ciclo telúrico, un viaje, afirmado por una afinada percepción de la propia interioridad que se proyecta a partir de la añoranza de la niñez real y de otra, ideal, que pudo ser. El tono de esa poesía es elegíaco y permanentemente aborda la temática de lo concreto-cotidiano: los símbolos que representan esa temática son directos, tomados de la realidad inmediata. Así habla de la botella de leche, la canilla que gotea, etc. La poesía de Rega Molina destaca excelentes imágenes neosensibles, un importante matizado cromático y un ajustado tratamiento de la armonía. En ella, muchas veces, la ciudad se proyecta desde lo más íntimo, desde esa hondura interior que hace que el poeta no revele su ternura humana sino a través de símbolos e imágenes. En esta poesía, a veces, hasta el amor mismo asume la representación de la ciudad. Y otras veces ella se confunde en el poeta con el sueño y éste, a su vez, con la muerte; significando la idealidad en que se conjugan.
La poesía de Rega Molina, también, se da a la tarea de construir una soledad poética, muestra a un ser sumido en vida insular, en plena altura, más allá de la tierra y de la luz. Asimismo, destaca el sentido que obtiene el poeta de la no coincidencia entre el ser-real y el ser-ideal, especialmente cuando se analiza a sí mismo.
En otro orden de cosas, conviene tener presente que Horacio Rega Molina tuvo como preocupación poética primordial, la búsqueda de la sensación de lo bello. También consideró muy especialmente la estructuración plástica de los poemas: lo preocuparon las sensaciones de movimiento, luz y color que pueden brindarse con la palabra. Sostuvo, además la unidad conceptual de la labor poética: la totalidad de un hecho poético unitivo para toda la obra. No sintió que la misión del poeta fuera la de conseguir un verso único, resumen de su experiencia vital y literaria: así no hay nada en su obra que pueda desvincularse de la totalidad. Tal vez consideraba a la poesía como un medio de llegar a la verdad, a la revelación del mundo por la belleza. Para Rega Molina, la creación de un poema era: “un efecto de forma y una consecuencia de belleza”, donde “la inspiración debe poner los toques de gracia”. Modestamente entiendo que, con estos planteos concretos, donde toda mitología no era sino la expresión del acontecer geohistórico que lo rodeaba, como ha dicho Alberto Blasi Brambilla, se formuló en los hechos la poética dinámica de Horacio Rega Molina.

 

ASPECTOS TÉCNICOS:

Rega Molina cultivó distintos tipos de poesía:
Escribió sonetos, las piezas más abundantes en su obra; gran cantidad de poemas formados por cuartetas y géneros menores y diversos. La mayor parte de su poesía está escrita en endecasílabos, en heptasílabos (que son la forma consecuente de aquellos) y en alejandrinos. Y puede advertirse, en esas construcciones, la fidelidad del autor a sus propias normas poéticas: sus poemas se realizan con la misma laboriosa paciencia con que el artesano levanta la pared de la casa. En general Rega Molina respetó la rima, preferentemente dentro del esquema ABAB en las cuartetas, y CDC – EDE en la mayoría de sus tercetos, aunque en algunas de sus cuartetas aparece la fórmula ABBA. Pero en sus dos últimos libros (que permanecen inéditos) utilizó versos libres o blancos cuyas reglas son diversas por la libertad de movimientos que exigen, siendo su distribución muchas veces arrítmica, ya que en ellos la mayor importancia está en lo exacto de la imagen descriptiva.
Como muestra de su última época, incluyo ahora un poema de su libro CONSERVACION DEL FUEGO, uno de los dos que ha dejado inéditos ese auténtico maestro que fue y es HORACIO REGA MOLINA.

 

ODA FRENTE A LA VIRGEN MARÍA

Virgen María, estoy frente a Tí. Quiero decirte
que si yo deseara volar, volaría
que si yo extendiera las manos, las flores vendrían a mí
que sí yo estirara los pies las palomas vendrían a ellos.
Todo está cerca de mí
porque de Ti estoy cerca
y ya llegará.
De aquí a la luna hay una legua,
de aquí a la luna hay sólo un minuto.
Virgen María, sé que me escuchas.
Virgen María de las ferias francas.
Virgen María en la procesión de los que van a las fábricas.
Virgen María sobre los hombros de los mozos de cuerda,
Virgen María entre el humo de los fusilamientos,
Virgen María en la sangre de los fusilados,
Virgen María con derecho de huelga,
Virgen María labradora y tejedora,
Virgen María servicio doméstico,
Virgen María anciana perdida,
Virgen María cadete de tienda,
Virgen María enfermo con barba,
Virgen María lavandera se ofrece
Virgen María vendo una guitarra
Virgen María dactilógrafo veloz
Virgen María rasqueteo y encero
Virgen María buenas referencias de la gente mala,
Virgen María de los ladrones y los pobres de espíritu,
te digo estas cosas estúpidas y tontas
aprovechando que estamos solos
y nadie puede expulsarme del Templo
para librarte de los malos poetas
de los adulones de la religión.
Virgen María madre de Cristo y madre mía
porque eres la madre del mundo.

(Del libro Conservación del Fuego de H. Rega Molina a editarse próximamente por Ediciones Culturales Argentinas)

 

AMADEO GRAVINO: Nació en Buenos Aires en 1945. Poeta y ensayista. Sus últimos libros de poemas publicados son: La calle pobre (1984), María, Páramo de nostalgia (1987), Santa María Blues (1988), Caricaturas de Viuti Por Ciudad gótica (1990), y Soledades (1991).

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