Bernardo Baraj: Un saxofonista de Buenos Aires

Por  JOSÉ LUIS BIANCHI y NÉSTOR RODRIGUEZ

Con el correr del tiempo, Bernardo Baraj no sólo se convirtió en uno de los mejores saxofonistas de nuestro país, sino en un músico ecléctico y con un “sonido” muy personal. Comenzó tocando profesionalmente en la década del 60, allá en la “Cueva” de la calle Pueyrredón, junto a otros músicos de jazz. Por esa época, junto al trompetista Gustavo Bergalli, el bajista Adalberto Cevasco y el baterista Néstor Astarita, formó el “Bs. As. Jazz Quartet”, que sería el primer grupo de “full jazz” de estos pagos.
Luego vino su experiencia en el grupo “Alma y Vida” (1970-76), uno de los más originales de la época. Por dos años (1970-72) integró el grupo “Sanata y Clarificación” del guitarrista y compositor Rodolfo Alchourrón. En 1978, fue convocado por Luis Alberto Spinetta para integrar su banda. Tras esta experiencia, integró parte del grupo “La Banda”, liderado por Rubén Rada (1979) y en 1980 se unió en dúo con el guitarrista Juan Barrueco.
Durante 1983, tocó en la orquesta estable del Teatro Colón, la obra “Romeo y Julieta” de Serguei Prokofief. Luego vino el famoso “Trío” junto a Lito Vitale y Lucho González (1985-86) y posteriormente los tríos NEBBIA—BARAJ—GONZALEZ y NEBBIA—BARAJ—BORDA.
En 1989 se reunió temporariamente el grupo “Alma y Vida”  y al mismo tiempo durante estos años realizó actuaciones con los mejores músicos de Jazz del país, como Santiago Giacobbe, Mono Villegas, Fat’s Fernández, Jorge Navarro, etc.
Actualmente se encuentra dedicado de lleno a su “Quinteto”, integrado por sus hijos Mariana y Marcelo (voz y batería respectivamente), Sergio Gros en piano y Miguel Cuchietti en batería, con quienes grabó un LP. De esto y mucho más nos habló en el reportaje que le realizamos en febrero de este año.

G.A.: Bernardo, estás tocando actualmente con tu Quinteto en el Café Concert de La Plaza ¿Cómo te está yendo?
B.B.: Si, en realidad terminamos un ciclo en La Plaza y vamos a retornar en marzo, durante los días martes. Este ciclo que pasó fue bastante auspicioso, nos fue bastante bien y nos sentimos muy cómodos en el lugar, pues posee un buen sonido y escenario.

G.A.: Incluso estás elaborando un sonido nuevo, diferente.
B.B.: Lo que pasa es que la formación es nueva Desde el año 80, ya no tocaba con bajo ni batería, sólo con piano y guitarra, y ahora, con esta formación quiero buscar un sonido diferente; no es fácil armar un grupo y otorgarle un sonido particular, creo que de a poco lo estamos logrando en la medida que pasa el tiempo y vamos tocando más; el grupo se va afianzando, la gente que toca es muy ¡oven, especialmente mis dos hijos. En este año que llevamos juntos hemos tenido progresos significativos y logramos una sonoridad que nos es propia.

G.A.: Además, sos el autor de casi todos los temas nuevos.
B.B.: Sí, recuperé un poco el espacio compositivo que en !a época de los tríos había abandonado. Ahora estoy trabajando con el piano y componiendo temas para integrar al grupo.

G.A.: Incluso hay un tema que grabaron en el último L.P. de “Alma y Vida”, titulado “Hojas rojas”.
B.B.: Sí, originalmente fue compuesto para mi Quinteto y justo en esa época se dió el revival de “Alma y Vida” y lo grabamos en el disco en una versión cantada por Carlos Mellino.

G.A.: ¿La nueva experiencia de “Alma y Vida” te dejó algo en concreto, quedaron en reunirse otra vez?
B.B.: En realidad, el objetivo inicial básico fue la reunión y realizar más recitales en el interior. Fundamentalmente se cumplió el cometido de! reencuentro, que fue muy emotivo, volver a convivir con gente que uno quiere mucho y con la que uno ha compartido gran parte de su vida

G.A.: ¿La idea de este reencuentro, fue de alguno de Uds. en particular?
B.B.: Un poco la iniciativa fue de los hermanos Mellino, de Carlos y Esteban y justo en ese momento pudimos coincidir todos para realizarlo.

G.A.: ¿Cuándo comenzaron con el grupo?
B.B.: Fue el 20 de junio de 1970.

G.A.: Recuerdo que fue una formación bastante particular para la época, especialmente por la inclusión de vientos.
B.B.: Si, fue particular porque no había grupos de rock con instrumentos de viento, y por otro lado, la extracción de los mismos venía de otro lado, lo nuestro era una mezcla de músicos que entrábamos en el nivel del profesionalismo por un lado, y que veníamos de un origen jazzístico por el otro, contrariamente a la formación amateur de la mayoría de los grupos de la época. También influyó la particularidad de la voz de Carlos Mellino. Estos factores hicieron que el grupo tuviera una sonoridad muy especial.
Después de algunos intentos frustrados de poder grabar, obtuvimos el primer disco y comenzamos a tener un poco de difusión.

G.A.: En esa época, que eran años de gran agitación ¿hasta qué año duró el grupo?
B.B.: Duró hasta 1976. El primero en irse fue Gustavo Moretto (quien formó el Grupo “Alas” ), después nos fuimos Mellino y yo.
Yo me abrí de “Alma y Vida” con intenciones de hacer un grupo propio y justamente en ese momento me llamó Luis Alberto Spinetta para tocar con él en lo que fue “La Banda Spinetta”, en el año 78, lo que para mí resultó una convocatoria muy fuerte. Tocar con el “flaco” era súper importante. Siempre lo quise y admiré mucho. Estuve con él alrededor de un año, hasta que se fue a los EE.UU. a grabar su disco en inglés. Después de esto, en 1979 vino “La Banda”, con el “Negro” Rada; era la época en que tocábamos en Satchmo, Music-Up y Jazz and Pop.

G.A.: Después de tocar con “La Banda”, ¿te volviste a juntar con Juan Barrueco?
B.B.: Claro, en el 80. Con Juan es un encuentro permanente, él es amigo mío desde la primera hora en que comenzamos a hacer música. Siendo adolescentes. Desde ese momento estuvimos siempre en contacto. Lo que hicimos en el 80, fue formalizar el dúo como presencia, y darle un carácter que hasta ese momento no habíamos encarado; que era revalorizar un poco los elementos culturales que nos eran más propios. Nosotros veníamos de experiencias jazzísticas, de fusión con el rock y nos daban ganas de tocar cosas que estuvieran más emparentadas con el tango y el folklore.

G.A.: En el primer disco hay un vals, ¿cómo nació “A Manuel Mandel”?
B.B.: En esa época, la lectura de “Humor” era cosa obligada, y a mí la página de Dolina me resultaba de una fantasía delirante. Compraba la revista para leer eso, pues el personaje me resultaba muy divertido y decidí ponerle música al mismo. La que más se adecuaba era un valsecito criollo; compuse así el tema, delineé la melodía y se lo planteé a Juan. Así nació el tema.

G.A.: ¿Y Dolina lo escuchó?
B.B.: Sí, además para poder declararlo en SADAIC, tuvimos que pedirle autorización a él. Lo del dúo con Barrueco fue una propuesta de lo más original y contradictoria para la época, ya que nosotros estábamos en medio de un contexto diferente. El ambiente estaba muy movido por lo del rock; coincidió con la época de Malvinas, con todo ese espacio otorgado al rock con un sentido político. Lo nuestro era una formación en dúo y totalmente acústica y tocando milongas, tangos y valsecitos criollos parecía ser algo a contramano de la realidad. Pero así y todo, encontramos un espacio; logramos grabar el primer disco y mucha gente nos siguió. A mi juicio, esta formación por un lado y el dúo de Jorge Cumbo y Lucho González, por el otro, fue el antecedente más inmediato de lo que después fue el Trío.

Después de ésto, vino el Trío Vitale, Baraj, González.

G.A.: Con el Trío, ¿volvés a recurrir al tango clásico especialmente en el tema “Taquito militar” de Mariano Mores?
B.B.: Sí, que aparece en el segundo disco. En el primero grabamos un tema que pegó mucho, fue “Merceditas”, y en el disco siguiente, se nos ocurrió hacer “Taquito militar” en el con texto de composiciones nuevas.

G.A.: Yo creo que para una formación instrumental de esas características, fue un “éxito” bastante extraño.
B.B.: Absolutamente inusual, se dió una cosa impredescible. Es muy difícil armar un grupo instrumental y que tenga la aceptación que tuvo esta formación. Cuando comenzamos, nadie hubiera apostado a semejante cosa, pero se vendieron muchos discos y hoy en día se editaron en compact disc.

G.A.: Además fue como la semilla para que otros músicos incursionaran en este estilo.
B.B.: Sí, lamentablemente el grupo no tuvo el desarrollo que debió haber tenido. Creo que se disolvió prematuramente; estábamos en la cresta de la ola y atrás venían muchos músicos jóvenes motivados por el éxito del Trío.

G.A.: De pronto, es como que el sello Melopea reúne a muchos músicos que hacen este tipo de música.
B.B.: Si. Está el grupo “La Posta” y muchos otros nuevos. Por suerte, Melopea es una posibilidad única de poder grabar y hacer conocer el material de tanta gente que está haciendo cosas valiosas.

G.A.: Y ahora llegamos al otro Trío.
B.B.: Cuando nos juntamos con Litto Nebbia, que ya habíamos tocado juntos en otras oportunidades, se nos ocurrió ponernos a tocar sin ninguna especulación y sin pensar que nadie ocupara el espacio del otro. La propuesta fue distinta por el tipo de canción y resultó, una etapa interesante. Grabamos el primer disco con Lucho González y después con Luis Borda.

G.A.: Después del último Trío, ¿volviste a tocar y grabar con Juan Barrueco?
B.B.: Sí, con Juan prácticamente tocamos juntos permanentemente. Este segundo disco del Dúo Baraj-Barrueco (“Nostalgias”) tiene un criterio más abierto que el primero, no es tan estricto.

G.A.: Y ahora, con el nuevo grupo, tu Quinteto, que tiene la particularidad de tener a dos de tus hijos como integrantes, debés estar medio agrandado con los chicos.
B.B.: No estoy agrandado sino complacido. Para mí hacer y compartir música con ellos es muy gratificante. A veces, las exigencias que planteo tienen respuestas de “hijos”, en vez de músicos. Estoy realmente muy satisfecho ya que ellos han realizado grandes progresos en este tiempo. Cuando hablo con ellos enfatizo, que el músico, a la hora de tocar saque, lo que tiene adentro y disfrute de la expresíón que produce, más allá de cualquier despliegue técnico; lo cual no significa que la técnica no sea importante. Creo en la expresión del ser humano, que cada uno busque dentro de sí y logre expresarse aunque sea con una nota o con mil. Además de mis hijos, estoy muy contento con el pianista y el bajista que a pesar de ser jóvenes poseen gran talento.

G.A.: ¿Los temas que hacen con el “Quinteto”, son todos nuevos?
B.B.: Si, esta vez no quise recurrir a ternas anteriores.

G.A.: Bueno, para terminar con el reportaje, me gustaría que nombraras algunos saxofonistas que te lleguen muy especialmente.
B.B.: Me gusta mucho Wayne Shorter, me parece de una originalidad y una expresión muy personal; el Gato Barbieri, realmente es uno de los grandes, sin lugar a dudas. También está, John Coltrane, el “padre” de los tenores contemporáneos. Especialmente en las grabaciones que hizo junto a Keith Jarrett, me gusta muchísimo Jan Garbarek; también Michael Brecker, en cuanto al manejo técnico que tiene y lo impresionante de las cosas que toca.

G.A.: Bueno, gracias por todo y mucha suerte con el Quinteto.
B.B.: Muchas gracias a Uds.

DISCOGRAFÍA

COMO SOLISTA O INTEGRANDO DIVERSAS AGRUPACIONES
BARAJ–BARRUECO (1982)
VITALE–BARAJ–GONZALEZ (1985-1986)
NEBBIA–BARAJ–GONZALEZ, “MUSIQUEROS” (1987)
NEBBIA–BARAJ–BORDA, “LAS TRES CORAZONADAS” (1989)
BARAJ—BARRUECO, “NOSTALGIAS” (1990)
BERNARDO BARAJ QUINTETO (1991)

CON ALMA Y VIDA
Grabaron 6 L.P. de 1970 a 1976
“EN VIVO” (1988) Luego del reencuentro
“NUEVAS SENSACIONES” (1990)

OTROS GRUPOS
”SANATA Y CLARIFICACION” (1970) Rodolfo Alchourrón (líder del grupo)
”SANATA Y CLARIFICACION” VOL.II (1972)
”LA BANDA” (1979) liderado por Rubén Rada
“BS’ AS’ JAZZ FUSION” (1981)

Deja una respuesta