Entrevista a Víctor Chab (Agosto´92)

Por  ADRIANA GASPAR y PATRICIA FAYT

En esta entrevista, el reconocido plástico argentino Víctor Chab nos habla de sus comienzos como pintor, del desarrollo de su obra y de algunos temas importantes relacionados con el arte en nuestro país y en el resto del mundo.

G.A.L.C.: Victor, ¿Cómo fue su formación?
V.C.: Yo me formé solo, soy autodidacta. A los 14 años ya tuve deseos de ser pintor.

G.A.L.C.: ¿Qué ocurrió para que a los 14 años se sintiera tan seguro de su vocación?
V.C.: Probablemente el hecho de que saliera muy tarde de la escuela primaria, incluso repetí grados, y después no quise seguir la secundaria. La única cosa que hacía más o menos bien era el dibujo y la pintura y eso de algún modo signó mi futuro. Con el tiempo logré un contacto con una persona que me sugirió que fuera a MEBA a estudiar, son talleres libres con un modelo. Trabajé cuatro o cinco años allí, primero con yeso, después con modelo vivo pero sin maestro. Me fui a los 18 ó 19 años porque quería tener un maestro pero me costó mucho. Pasé por el taller de Cecilia Marcovich, taller que en ese momento era muy conocido pero me fui a los tres meses porque no me gustaba el tipo de enseñanza. Tiempo después pasé por lo de Urruchúa donde también estuve tres meses, lo suficiente para pelearme con él. Cuando me fui de lo de Urruchúa, a los 20 años decidí seguir trabajando solo.

G.A.L.C.: Ya que no tuvo maestros que lo guiaran, ¿Encontró en los libros de artistas algún material que lo ayudara?
C.V.: Sí, libros sí, como ustedes ven los libros son uno de mis grandes amores. Copié a los grandes maestros, a los clásicos, a Rafael, a Leonardo para ver si podía captar algo de la inmensa sabiduría de estos genios. También pinté un par de cuadros de Juan Gris cuyas reproducciones tenía y me gustaban mucho.

G.A.L.C.: ¿Cómo se fue transformando su pintura?
V.C.: Allá por el año 1950 me vinculé con un grupo de gente que trabajaba con Planas. Yo no tuve necesidad de ir a trabajar con él, aunque en alguna bibliografía figuro como su alumno, porque yo me vinculé con Julio Silva que es un pintor y escultor que está en París hace treinta y cinco años, con Roberto Aizemberg, que fueron los grandes alumnos de Planas, junto a Juan Andralis, que dejó de pintar y que tuvo mucha influencia sobre mí. Pero ya en ese medio y vinculado con Andralis entré más en lo que yo considero desde siempre que es el surrealismo, más por el lado de la literatura que de la pintura. Así comencé con mi etapa surrealista de la cual nunca me aparté.

G.A.L.C.: Surrealismo, pero también con muchas cosas expresionistas…
V.C.: Así parece ser, por lo menos en cuanto a la última exposición que ustedes vieron. Sí, mucha gente me ha hablado do expresionismo.

G.A.L.C.: Incluso respecto a la muestra anterior en la Galería Forma, ¿No hay un cambio?
V.C.: Yo creo que son muy parientes. De Forma hacia atrás sí creo que hay un gran cambio, no tanto de imágenes porque son muy similares pero sí de procedimientos.

G.A.L.C.: El color también…
V.C.: Sí, el color, la materia cambie Pero las imágenes tienen mucho que ver en general con toda mi trayectoria, como tienen que ver con la trayectoria de cualquier artista creador, sea pintor, poeta, músico. Como aquello que dice que aunque un pintor pinte manzanas o a una mujer sentada siempre se está pintando a sí mismo.

G.A.L.C.: ¿Cómo va surgiendo la imagen y cómo el collage?
V.C.: En mi trabajo actual y ya desde hace mucho tiempo lo primero que aparece es el collage, de todos modos nunca hay una idea previa. En ese sentido soy surrealista, es como la escritura automática pero en la pintura, el dibujo automático. Las imágenes van surgiendo y cada forma me va sugiriendo los cambios. Lo que aparece primero nunca es lo que va a quedar al final. Luego cuando comienzo a vislumbrar eso que me interesa como fenómeno plástico ahí ya empiezo a definir una forma, una imagen, que por supuesto tiene que ver con imágenes características mías que corresponden a un repertorio de formas conquistadas por uno y que uno repite.

G.A.L.C.: Le da un valor muy importante al inconsciente…
V.C.: Sí, porque el papel del inconsciente es fundamental en mi trabajo.

G.A.L.C.: ¿Cómo actúa la figura y el fondo?
V.C.: Son necesidades plásticas, a qué obedecen no sé. El fondo es complemento de la forma pero es parte de la forma y la forma nace del fondo, por eso son tan importantes ambas. Siempre le di mucha importancia al fondo.

G.A.L.C.: Le preguntamos esto porque nos llamó la atención en esta última exposición, el incorporar en el tondo, formas y materias movidas…
V.C.: Si, esto sí es una novedad, pero de dónde proviene no sé, quizá de la noche de la inconciencia. (Risas).

G.A.L.C.: Ha realizado varias muestras en otros países de América.
V.C.: Si, porque hace tiempo que estoy vinculado. Se me conoce, se me tiene en cuenta y entonces me invitan a hacer exposiciones.

G.A.L.C.: ¿Cómo ven su obra allá?
V.C.: No sé cómo la ven, me gustaría a mí saberlo. (Risas). Pero soy muy bien recibido y valorado. Hay grandes coleccionistas de arte latinoamericano en casi todos los países de América Latina salvo en Argentina, que no los hay y si los hay es algo que yo desconozco. Estos coleccionistas van incorporando nuevos pintores y yo soy uno de esos pintores buscados por ellos. Cuando expongo en estos países los coleccionistas compran mi obra… Yo vivo de la pintura, acá hice una muestra en Van Eyck que ustedes vieron y en donde me fue muy bien, vino mucha gente, tuve buenas notas pero no vendí nada. Esta misma exposición -prácticamente- la llevé a Panamá y la vendí toda. En Panamá, que tiene dos millones de habitantes.

G.A.L.C.: ¿Por qué piensa que se da esto en nuestro país?
V.C.: Esto se da aquí no sólo con la pintura. Hay una gran recesión. Quizá una de las razones sea la cantidad inmensa de personas que hay en cada una de estas prácticas. Hay sobreabundancia de pintores, de escritores, de músicos. Esto en otros países no se da y los artistas pueden vivir de su arte. Pero por otra parte la gente que tiene poder adquisitivo compra arte y en este país no sé lo que compran pero la que compra arte es muy poca. Y no se trata de un problema de falta de cultura plástica porque este país es muy culto. En otros países no va tanta gente a ver muestras como aquí, pero la gente que tiene dinero compra arte.

G.A.L.C.: Respecto a la venta de obras acá en la Argentina ¿La promoción de los medios influye?
V.C.: Sí, los medios influyen pero parece que no llega a conmover a esa pequeña masa de posibles compradores. Es un poco misterioso, como es misterioso el porqué hay tantas galerías, tantos pintores; porque uno se pregunta a qué se dedican. Pero claro, siempre está eso que es la trastienda y que son los clásicos que siempre tienen mercado. Cuanto mayor precio tienen más vendibles son. Para eso sí están los grandes capitales o esas grandes fortunas que compran porque compran para invertir a grandes pintores como Xul Solar, Pettoruti o a ese gran desconocido que sigue siendo Berni, uno de los más grandes pintores latinoamericanos. Pero estos grandes nombres son una inversión y la gente que tiene una fortuna y quiere decorar su casa sabe que invirtiendo en nombres como éstos tiene lo seguro. De esto pienso que viven muchas galerías.

G.A.L.C.: ¿Cómo ve el arte joven en la actualidad?
V.C.: El mayor movimiento está aquí en la Argentina, donde hay de todo, cosas muy buenas y cosas muy malas. Hay también un cierto núcleo de gente que ha captado la promoción tipo Cayc o tipo Centro Cultural Recoleta, que están difundiendo muchas veces lo peer que se hace en la Argentina. Hay grandes telas pero vacías de todo. Lo que no impide que haya mucha gente joven que permanece en la sombra pero que tiene un talento extraordinario. Pero claro, lo que más se vislumbra es lo que más se publicita que es la novedad.

G.A.L.C.: El artista queda medio desprotegido, o se pone a tono o queda marginado…
V.C.: Si, es así, este es el país de la moda, por eso es curioso lo que pasa aquí y que no ocurre en muchas partes del mundo en que los pintores que tienen un nombre y que ya tienen una formación y una trayectoria siguen permaneciendo. Acá se borra todo. La moda tiene un gran papel en este país-siempre lo tuvo- y funciona desplazando siempre los valores estables.

G.A.L.C.: ¿Cuándo a alguien se lo puede considerar artista?
V.C.: Cuando demuestra que está aportando algo, un mínimo, porque ya no se puede hablar de grandes talentos, porque nadie es un gran talento. Ya con un pequeño aporte y cuando le da una pequeña tónica personal a su obra, de algo no ya novedoso, ya hecho, pero que sí tiene un aporte personal, eso ya se puede comenzar a considerar como arte.

G.A.L.C.: ¿Los hechos sociales, políticos, influyen en la obra de un pintor?
V.C.: Sí, pueden influir, creo que no podemos estar ajenos al mundo que nos rodea y todo suceso nos conmociona, nos provoca y nos condiciona, pero eso no siempre es visible.

G.A.L.C.: Por lo que nos comentaba antes, usted vivió de cerca la época del Di Tella…
V.C.: Sí, aunque no creo que haya influido en mí, porque ya en esa época tenía una formación bastante sólida. Participé como invitado en el 1º Premio Di Tella y también en otras exposiciones organizadas allí, pero yo no fui uno de sus fervorosos, en esa época en que estaba Romero Brest con las vanguardias. Él fue uno de los iniciadores -al cual respeto- de lo que Glusberg después siguió pero ya en forma más discriminada. Romero Brest, a pesar de sus errores hizo cosas muy positivas y una de ellas fue la gran apertura que significó el Di Tella. Personalmente no estaba muy cerca de las tendencias que ellos apoyaban.

G.A.L.C.: ¿Usted considera -por esto último- que se fomentan estas vanguardias?
V.C.: Sin ninguna duda. Yo mismo me he encontrado con muchos críticos que evidentemente en una charla personal dicen cosas respecto a la crítica, de estar en oposición a ciertas formas del arte contemporáneo y que no tienen mucha consistencia, pero que no se animan a decirlo por miedo a perder el tren, por miedo a parecer fuera de moda.

G.A.L.C.: ¿Qué pintores destaca en la actualidad?
V.C.: Está el problema de los nombres, uno siempre se olvida de nombres importantes. Es más, estoy olvidando nombres de gente amiga, lo que es muy lamentable. De los muy conocidos esta Macció que cuando quiere pintar pinta como los dioses y cuando quiere pintar mal lo hace mal. Pero a mí me importa cuando alguien pinta bien. Este es uno de los casos de los pintores de mi generación que a mí me gusta mucho.

G.A.L.C.: Usted es uno de los pintores que conserva un lenguaje propio, una identidad, lo cual es muy Importante en la obra de un artista…
V.C.: Creo que así debe ser para todo creador, porque por último si permanece en lo suyo, uno siempre va a volver a estar de moda, si uno aspira a la moda, que no es mi caso, pero si fuera así, cada tanto la cosa vuelve.

G.A.L.C.: ¿Qué recuerda de su época de docente?
V.C..: Hace cinco años que dejé la docencia. Creo que el maestro actúa más por presencia que por otra cosa, es una presencia que alecciona de algún modo sobre cuáles son los buenos caminos, pero en última instancia el camino lo elige uno. No creo en el gran maestro que da clases magistrales a sus alumnos. En lo que sí soy muy riguroso y le doy mucha importancia es en la búsqueda de una imagen propia, de eso personal que cada uno puede llegar a aportar. Eso lo hago por medio de la búsqueda del dibujo, por sobre todas las cosas, el dibujo como fuente de la imagen.

G.A.L.C.: ¿Existe una finalidad en el arte?
V.C.: Si el arte tuviera una finalidad, creo que sería la de hacer gozar a los demás con lo que uno hace, darle un poco de felicidad a los otros.

G.A.L.C.: ¿Cuáles son sus proyectos inmediatos?
V.C.: En setiembre (N. de la R.: esta entrevista fue realizada en agosto de 1992) voy a exponer por primera vez en Paris en una muestra individual, y después tengo otros proyectos en países de América Latina. A Paris llevo la última obra, los trabajos del año pasado y de éste. Es mi primera exposición individual en Europa, porque ya había expuesto pero en muestras colectivas.

G.A.L.C.: Suerte, Víctor.
V.C.: Muchas gracias.

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