Roberto Juarroz

“El lenguaje reducido a una gota de luz”

 

“Leyendo o escuchando los poemas de este libro, creo que sentir es profundo y comprender es superficial, porque siento muchísimo y casi no comprendo. Y por lo breve de este libro profundo, recuerdo: “quien dice la verdad casi no dice nada” “.

ANTONIO PORCHIA

 

Roberto Juarroz nació en Dorrego, provincia de Buenos Aires, en 1925. Poeta, ensayista y profesor de letras. Dirigió la revista “POESIA = POESIA”, desde 1958 hasta 1965. A los 70 años de edad, en los primeros días de abril, y después de padecer, por másde un año una grave enfermedad, dejó de “existir”.
Esta “esquetísima” necrológica, salvo la sintética nota publicada en el suplemento cultural del diario “La Nación” el domingo 9 de abril, escrita por el gran poeta 0. Paz desde México, fue quizás, el único recordatorio que los diarios y revistas locales, dedicaron a quien fue uno de los más altos y hondos poetas argentinos de estos últimos 50 años.
Creador elogiado por escritores de la talla de A. Porchia, Julio Cortázar, René Char, 0. Paz, Vicente Aleixandre.
Varias veces premiado tanto en la Argentina (distinguido con el Gran Premio de Honor de la Sade), como en el extranjero (Gran Premio de la Bienal Internacional de Poesía, en Bélgica) traducido a varios idiomas, y sin embargo, su muerte pareciera haber pasado desapercibida para la cultura y los “intelectuales” argentinos, más preocupados en su coyuntural y fugaz trascendencia, que en el reconocimiento merecido a una obra poética única. “Poesía de una abrasadora transparencia”, al decir del Premio Nobel español Vicente Aleixandre.
Este pequeño comentario de algunas de las peculiaridades de su obra. pretende ser también, un humilde homenaje, donde la pesadumbre y la admiración se unen ante lo inevitable de su muerte.

Roberto Juarroz publicó trece libros de poemas, curiosamente todos con el mismo titulo unificador y sugerente a la vez: POESIA VERTICAL. “Estaba enamorado del arriba y del abajo, del agua profunda y quieta del pozo, y de los astros que vislumbramos en lo alto de una torre”, comenta su amigo 0. Paz.
Y en este titulo,. que en realidad es una espese de visión integral y totalizadora (el arriba y el abajo, «el pozo» y «la estrella»), estaria concentrada, no sólo la poesia, sino también la poética de Roberto Juarroz. Creación y reflexión; vasos comunicantes. El carácter necesario que tiene para Juarroz esta doble actividad: para penetrar en la realidad y para huir de ella, para preservar un gesto y para conversar con uno mismo (ese desconoddo), para detener el instante y para hacerla volar. “La incurable unidad que padece lo otro”.

“Mi pensamiento ha creado
otra forma de pensar para pensarte. La ha creado en mí,
como si una sombra se inventara otro
[cuerpo”.

Cada poema de Juarroz implica, de modo implícito o explícito, una poética, una apasionada declaración de principios, una determinada visión filosófica.
«Hacia arriba y haca abajo, pozo por donde sube el agua potable del espíritu y torre por donde desciende el aire libre del pensamiento». Esta verticalidad coincidente por dodo con el segundo principio de la Filosofia Hermética, es anunciada a modo de prólogo por el mismo Juarroz en su primer Poesia Vertical (1958):

“ir hacia arriba no es nada más
que un poco más corto o un poco
más largo que ir hacia abajo”.

El otro referente obligado, y de donde Juarroz pareciera haber tomado esta noción de Poesía Vertical (verdadero leit motly de toda su obra), es el «filósofo-poeta» Gastón Bachelard que en el Cap. XXV «Instante poético e instante metafísico» del libro «El Derecho de Soñar», y que también podemos rastrear en otro libro, íntimamente relacionado con este, «La Intuición del Instante», del mismo Bachelard, a propósito nos dice: «La poesía es una metafísica instantánea. En un breve poema, debe dar una visión del universo y revelar el secreto de un alma, del ser y de los obietos al mismo tiempo…
…En todo poema verdadero, se pueden entonces encontrar los elementos de un tiempo detenido, de un tiempo que no sigue la medida, de un tiempo que nosotros llamaremos Vertical para distinguirlos del común que huye horizontalmente con el agua del río, con el viento que pasa. De ahí una paradoja que debe enunciarse claramente: en tanto que el tiempo de la prosodia es horizontal, el tiempo de la poesía es vertical…
…El fin es la verticalidad, la profundidad (el pozo – el abajo) o la altura (la estrella – el arriba); es el instante estabilizado en que las simultaneidades prueban ordenándose que el instante poético (vertical) tiene una perspectiva metafísica».
En el caso de R. Juarroz, toda su poesía está compuesta de esos «instantes absolutos» e in-tensos que nos habla Bachelard.
Doble verticalidad: la de un lenguaje exigente sin ser para inidados y que bien parece un idioma del alba; tal es la transparencia de la poesia de Juarroz, la de una actitud ética, solitaria sin deiar de ser solidaria. Y ambas actitudes constituyen las claves para comprender uno de los pensamientos poéticos más lúcidos y estimulantes de la actual poesía hispanoamericana.
Sus breves poemas, verdaderos «poemas-semi-Sus impresionan por síntesis, concentración y precisión. Y también por su visibilidad, que termina siempre por revelarnos aspectos desconocidos de la realidad.
En este sentido, los poemas de Juarroz son epifanias de sorprendente cristalización verbal: lenguaje reducido a una gota de luz. Sabios y caprichosos como el viento y el tiempo, los poemas de Juarroz, parecen que no saben lo que hacen y, no obstante, pocas veces se equivocan. El poema y la reílexión (tical surgen de una misma necesidad. Estos poemas, son también una pregunta por la poesía. Juarroz vivía el poema como una «explosión de ser por debajo del lenguaje». Descubrimos aquí cuatro elementos básicos, al desk del poeta; «explosión, ser, lenguaje y debajo. Partiendo de aquí (o tal vez llegando) he buscado entonces una poesia más concreta en su esenda, con peso propio, sol da, vertical»

Roberto Juarroz, geólogo del ser, astrónomo del espíritu, vidente que ve hacia abajo desde arriba y desde abajo hada arriba, de la mente al cuerpo, de la razón a la pasión.
«Contemplador vertical» del diálogo del hombre consigo mismo y con el universo. Roberto Juarroz, Poeta.
Es difícil elogiar a quien merece más que elogios. De ahi que este breve comentario-homenaje, concluya con la reproducción de dos poemas tan distantes en el tiempo, y a la vez tan cercanos. En estos poemas cualquier palabra podría ser la última y/o la primera. Para ellos no existe la muerte ni el tiempo, porque la Poesía de Roberto Juarroz es.

 

POEMA N° 9

Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí, que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.

Y aquí empieza el abismo,
como cuando tne duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.

Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre

se parece a salvarlo

(POESIA VERTICAL I 1958)

 

POESIA VERTICAL
Un dia ya no podremos partir.
Repentinamente, se habrá hecho tarde.
No importará de dónde
o hacia dónde era el viaje.
Tal vez hacia el otro extremo del mundo
o sólo desde uno hacia su sombra

Dibujaremos entonces la figura de un pájaro
y la fijaremos encima de la puerta
como blasón y memento,
para recordar que tampoco existe
la última partida.

Y la lanza,
que ya estaba clavada en el suelo,
sólo se hundirá un poco más.

(Temperley, Buenos Aires, 1994
Publicado en el Diario La Nación,
uno de sus últimos poemas)

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