Caja Negra

Adriana Gaspar*

 

En la historia del teatro la oscuridad prometida del recinto fue la base de la acción dramática, desde entonces la ficción extrae su misterio de la noche. Esa extraña comunión que genera la contemplación en las tinieblas, es el clima de las obras de Adriana.
Estas cajas exigen aquietar el tiempo y esperar un relato.
En ese instante la acuarela será el antiguo lenguaje de la narración, la tradición de China y Japón, hoy se hace escuchar en Buenos Aires.
Desde los lejanos rastros del sumi-e la acuarela posee forma corpórea en su fragilidad perceptiva. Sus capas acuosas otorgan a la superficie el carácter del sueño, una levedad densa, evaporable y profunda.
Gracias a esta paradoja de la visión despiertos podemos observar la materialidad de los sueños retener los símbolos que quedan grabados en sus escenas.
La escalera y el laberinto son dos bellas metáforas del espacio como virtualidad. La escalera erige su territorio como el lugar del tránsito efímero, vehículo a otros mundos llega a configurar la alegoría de unión de los extremos: cielo o abismo, descenso o ascensión; solitaria espera la elección del sujeto que la posee.
El laberinto mítico y eterno es suspenso, felicidad o terror, y también lleva consigo el peso de la elección.
Desde la Catedral de Reims hasta el seno de estas cajas negras, los laberintos seguirán existiendo. Atrapados en ellos somos Dédalo y Teseo, somos perdedores y perdidos, siempre poseemos ese laberinto donde la elección es eternamente correcta, y aunque se oculte o sea invisible, infinito o pequeño sus trazos incomprensibles surcan indefectiblemente el cielo y las líneas de la mano.

Fabiana Barreda

La muestra se inaugura el día martes 20 de Agosto a las 20 Hs., y clausura el día 30 de Agosto, presenta la misma, la crítica de arte Rosa Faccaro.

 

*Adriana Gaspar: Realizó numerosas muestras individuales y colectivas; obras suyas fueron publicadas en  revistas nacionales y del exterior. A su vez ha ilustrado varios libros de poesía de poetas contemporáneos. Se refirieron a su obra Eduardo Baharí, Enrique Horacio Gené Rosa Faccaro, quien refiriéndose a la última muestra que esta artista hiciera en 1994 en Galería Forma expresara : “La acuarela -técnica pictórica que la artista maneja con maestría- es apropiada para describir la transparencia y las superposiciones de mundos que van perfilando en planos marcadamente establecidos en su pintura. Estas imágenes nos hablan de un espíritu que vibra con la energía de la vida, captando su ritmo oculto, percibiendo la relación de un cosmo invisible y otro visible.
No hay duda que la surrealidad es el lugar donde se inscribe su pintura, pero debemos decir que ella es tributaria de aquel rigor constructivo que también expresara el grupo del Jinete Azul, donde se fusionaba el espíritu de las formas junto a la fuerza pictórica de fuerte subjetividad.” (Junio, 1994).

 

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