Entrevista al crítico de arte Dieguez Videla

Por Adriana Gaspar

G.A.: ¿Cuál es su primer contacto con la crítica de arte? ¿Cómo comienza?.
D.V.: Comienza antes de la crítica misma, como gustador de obras de arte. Tuve la suerte de criarme en una casa en la cual había admirables obras de arte pero lo profesional se produce después de mi ingreso al diario La Prensa en 1978. Cuando en 1983, Aldo Galli se desvincula del diario, la dirección del mismo me propone, por una serie de notas que yo había hecho desde Europa, E.E.U.U. y Oriente, hacerme cargo de la sección de crítica de arte. Así se inició formalmente mi profesión, que es una profesión tangencial, porque yo me considero periodista, no crítico de arte.

G.A.: ¿Cuánto hace que está a cargo del suplemento del diario?
D.V.: Ha habido más de una época, pero la más reciente es desde el 1° de enero de 1996, con el nuevo formato del diario.

G.A.: ¿Cómo vé los suplementos de arte en el país, sobre todo los de plástica?
D.V.: No hay demasiados, los grandes diarios tienen espacios limitados, quizás sea un problema económico, si las galerías y los centros culturales que exponen obras de arte, pusieran avisos en los medios, a lo mejor se lograrían más espacios. Usted me dirá que hay poco dinero, para publicidad, sí, pero eso produce que no crezcan los espacios en los cuales se puede comentar el arte. Por otra parte, considero que hay demasiadas exposiciones, me parece que hay gente que pinta, esculpe o graba solo para exponer, para mí el arte es otra cosa, es una necesidad espiritual.

G.A.: ¿Porqué cree usted que está pasando esto?
D.V.: Porque debería haber una evaluación más estricta de la obra antes de dar el espacio.

G.A.: ¿Esto pasa acá o es un problema mundial?
D.V.: Es un problema de acá, hay ocho o nueve muestras por día, mientras que en París hay cuatro o cinco por mes.

G.A.: ¿Cómo vé las galerías de arte en este momento?
D.V.: Las pocas que quedan, veo que están atrás de la persona que puede llegar a alquilarlas sin tener en cuenta el nivel de la obra, cosa que para los que conocemos algo de arte no es complejo de dilucidar. Me parece que así se orienta pésimamente al público, porque aunque la muestra de un artista sea una porquería, el público piensa, en el fondo, que eso es bueno porque se lo está mostrando.

G.A.: ¿Esta sería una evaluación de Arte BA o en Arte BA se maneja diferente?
D.V.: Hay galerías que tienen la dignidad de mostrar a artistas valiosos y hay otras en las que hay grandes altibajos.

G.A.: ¿Cómo cree que nos ven en América a nosotros?
D.V.: Tenemos un primerísimo lugar, yo hace 8 o 9 años que vengo diciendo que América es la cantera cultural del mundo en las artes visuales, y se está cumpliendo. Pienso que en dos años más la Argentina va a ser no solo la capital cultural del Mercosur, sino de América Latina.

G.A.: ¿Por qué cree que en otros países de América los diarios tienen un mayor suplemento de arte?
D.V.: Yo leo diarios de afuera y no sé si tienen tanto espacio, me parece que es la leyenda de que afuera se trata mejor el arte, nosotros tratamos el arte como podemos tratarlo y con los espacios que tenemos.

G.A.: El suplemento cultural siempre se caracterizó por tener más espacios para la literatura que para la plástica. ¿Esto tiene que ver con las editoriales?
D.V.: No, el suplemento de cultura del diario La Prensa le da un espacio a la cultura actual, dentro de la cual está la literatura. Ocurre que vienen figuras importantísimas de la literatura casi cotidianamente y con mucha mayor frecuencia que en las artes visuales.

G.A.: ¿Por qué cree que en este momento hay tanta afluencia de diferentes estilos dentro de la plástica?
D.V.: Siempre ha habido diferentes estilos, yo le diría que hay tendencias, la figuración está ganando espacios, como en un momento dado lo no figurativo primaba. Cada vez más va a haber estilos que se van a ir confundiendo, se van a ir derribando fronteras y va a haber un lenguaje universal. Yo no estoy demasiado a favor de la globalización, pero siempre me parece que va a haber una acentuación nacional.

G.A.: Entonces… ¿tenemos una identificación propia?
D.V.: Sí, existe un arte argentino que no se parece al resto.

G.A.: En esta época más que en otras…
D.V.: Siempre. Esto pasa en Colombia, Venezuela, Uruguay, por más que haya acentuaciones internacionales, existe también un perfil nacional, es natural, lo dan la geografía, el aspecto urbano, el sentimiento, la historia El artista es un reflejo de todo esto.

G.A.: ¿Qué nos puede decir del posmodernismo?
D.V.: Es una cosa que pertenece al pasado, porque los tiempos históricos son muy cortos.

G.A.: ¿En la Argentina también?
D.V.: Sí.

G.A.: ¿Porqué en distintas entrevistas hay críticos que nos hablan del actual posmodernismo y hay otros que dicen que no llegó?. Por eso le preguntaba…
D.V.: Para mí está pasado y sepultado, yo diría que no duró una década, es una historieta de 6 o 7 años.

G.A.: ¿Una historieta armada? ¿Por qué?
D.V.: Por la globalización, es un estilo…

G.A.: Hablábamos de cómo se ve a la Argentina en América. ¿Y en el mundo?
D.V.: Estamos muy bien considerados, sobre todo por los europeos. Yo tuve la suerte este año de viajar a Europa y a E.E.U.U., hacen quizás una diferenciación de la Argentina con respecto de los otros países americanos.

G.A.: ¿Qué opina de las revistas de arte y literatura del país?
D.V.: Hay muy pocos nombres que se pueden tener en cuenta y volvemos a lo mismo, el que tiene plata para pagar un espacio, lo compra y compra a alguien que le escriba algo sobre su obra, esto va al lado de algo que pone la revista que es algo valioso, la revista tiene que sobrevivir…

G.A.: ¿Sería un poco lo que pasa en televisión?
D.V.: En cable, ahora cualquiera tiene una audición, en televisión abierta es más difícil que pase.

G.A.: No, pero me refiero en cuanto a la programación…
D.V.: Pero… ¿No seremos nosotros los responsables, no será esa la televisión que queremos ver?

G.A.: Sería muy triste si es así…
D.V.: No sé, pero a mí me parece que el cine, la televisión, el teatro actual es un reflejo de nosotros mismos, y la televisión que es tan masiva… Yo no sé si a esa televisión no la hacemos entre todos.

G.A.: ¿Cómo fueron las jornadas sobre la Crítica de Arte?
D.V.: Espléndidas, este año felizmente estaba todo impecablemente organizado, cosa que hay que agradecérsela a Glusberg, estuvieron repletas de gente, había traducción simultánea, monitores. Esto dió la pauta de una Argentina posible.

G.A.: Vinieron muchísimos críticos de afuera…
D.V.: Sí, tuvo la inteligencia de hacerlos coincidir con la inauguración de la Bienal de San Pablo, que está a un paso de acá.

G.A.: …o sea que esto fue un cambio muy importante con respecto a otros años…
D.V.: Yo no hablaría de un acceso hacia la calidad, porque las jornadas siempre tuvieron calidad, pero sí me refiero a la divulgación, esta vez tuvieron apoyo popular. En este momento, desde que está Glusberg en el museo hay una corriente simpática, toda la gente va al museo porque pasan cosas, muestras espléndidas más las obras clásicas que son admirables. Tiene una actitud viva el museo.

G.A.: ¿Qué otras épocas buenas tuvo el museo?
D.V.: Las épocas siempre han sido cortas, hubo gestiones estupendas como las de Daniel Martínez, pero han durado poco, yo espero que Glusberg permanezca por mucho tiempo y que lo deje perfilado como ente autónomo dentro de la cultura.

G.A.: Digamos que en ese aspecto estábamos como muy alejados en el tiempo entre los museos de afuera y los de nuestro país.
D.V.: Los museos de afuera tienen dos públicos, el tradicional y la masiva afluencia turística que acá no tenemos, vamos a ver si el día de mañana esto ocurre.

G.A.: ¿Qué nos puede decir del nuevo Museo Sívori?
D.V.: Es muy lindo, quizás está un poco lejos. Lo que puede ver es que la gente va a Palermo quizás más a divertirse que a algo específicamente cultural, pero en buena hora que el Sívori tenga su casa finalmente…

G.A.: Sería una cuestión de difusión…
D.V.: Se ha inaugurado hace algunos meses, hay que darle tiempo al tiempo. Al Centro Cultural Borges, le costó llevar público y ahora uno va a las muestras y está repleto, es decir que también hay que darle tiempo al ciudadano para que sepa dónde están las cosas.

G.A.: ¿Qué otro Museo usted ve que se maneje muy bien además del de Bellas Artes?
D.V.: El Museo de Arte Moderno, que no se termina por falta de fondos. Tiene muestras constantes
y excelentes en el barrio de San Telmo.

G.A.: En el C. C. Recoleta, hay mucha diversidad en cuanto a lo que se ve ¿Qué nos puede decir?…
D.V.: Ha habido una especie de mezcolanza debido quizás a la generosidad hacia la juventud que tuvo Diana Saguier, que a mí me parece una funcionaria admirable, yo creo que a los jóvenes hay que darles posibilidades pero también ciertos límites, quizás la gestión de Teresa de Anchorena, que hace poquísimo comenzó, sea más estricta, vamos a ver.

G.A.: ¿Qué opinión le merecen los espacios alternativos?
D.V.: El C. C. Rojas me parece que es un semillero de talentos, que después se integra a otros espacios. Más que en la plástica, me parece que el Rojas va admirablemente bien por el lado del teatro, sobre todo en las propuestas escénicas

G.A.: ¿Cómo vé usted a las escuelas de arte?
D.V.: Pésimas, porque no priorizan la técnica. Porque a partir de la técnica de escribir, de dibujar, de esculpir, de grabar, el artista tiene toda la libertad para crear. Curiosamente desde hace 4 o 5 años se le está dando afuera muchísima importancia a la enseñanza de la técnica, corriente que se inició en Inglaterra.

G.A.: ¿Y esto por qué pasaría?
D.V.: Porque no hay grandes maestros, la culpa no es de los que pasan el saber en este momento porque ellos tampoco fueron bien educados para pasar ese saber.

G.A.: ¿Cree que los plásticos argentinos tienen alguna institución que los represente en este momento?
D.V.: Si institucionalmente, pero con repercusión, no.

G.A.: ¿Qué está pasando con la SAAP?
D.V.:Mucho no conozco, he visto ciertas muestras que se hacen, que no me parecen de un nivel relevante y me parece que eso en cierta medida debe haber alejado a artistas más representativos.

G.A.: ¿Y el sistema cómo tendría que ser en la SAAP para que realmente sea una institución que represente a los artistas plásticos?
D.V.: Me parece que se debiera llamar a cierta gente con trayectoria, con talento, pero de distintas generaciones y hacer una mesa de reflexión para ver que se quiere, porque es difícil saber que se quiere porque estamos trabajando con artistas y la individualidad es inherente a lo artístico. Primero debiera establecerse una filosofía de comportamiento de la institución, ¿Para qué existe?. ¿Cuál es su razón de ser?, después de eso hablemos de cualquier cosa.

G.A.: ¿Cree que la relación que tienen otras ramas del arte, con las instituciones que los representan tienen mayor fuerza?
D.V.: Desde un punto de vista comunitario me parece que SADAIC, ARGENTORES, la SADE están mejor organizados, pero a mí me parece que cada creador es un ser tan individual que atrás de esas instituciones tiene que haber una filosofía.

Deja una respuesta