La Llave de la Caverna

Sección de Poesía: “Antonio Aliberti”

 

Poeta Invitado : Lucas Moreno

Lucas Moreno: nació en Buenos Aires en 1929. Publicó entre otros poemarios, “Descubrimiento de Diana” , “Poemas sacros” y “Memoria de los fuegos”.
Recibió el estímulo de hombres que hoy son clásicos de la literatura argentina: Arturo Marasso, Alvaro Yunque y Luis Franco.
Tiene tres libros inéditos: “Raíces en la niebla” (está en edición digital www.lodigital.com.ar), “Papeles de poeta” y “Sexteto” (homenaje a seis genios de la música clásica).La felicidad doméstica de ser flamante abuelo ya florece en poemas a su nieta y quizá se publique en “Versos de Malena”.
Cree que la poesía es un acto de interioridad que suele resplandecer misteriosamente en ciertos instantes de silencio.
Los poemas siguientes son inéditos.

 

Otoño

Esas trémulas hojas que me llaman
clamando su agonía,
esos ramos dorados que a porfia
insisten en quedarse y se derraman…

Son sucesión fugaz de lo vivido
que el tiempo desordena indiferente,
el agua de la fuente
cayendo monocorde hacia el olvido.

(La mujer más amada -ideal y carnal-
no es la soñada, sino aquella que
se introduce en nuestro sueño)

 

Ella

El pasado te nombra
en lúdicro sentido,
lo ganado y perdido
regresa de la sombra.

La palabra te nombra
con visceral latido;
asombra lo perdido,
lo atesorado asombra.

Sólo queda una sombra
de tanto amor vivido.
Y esa sombra te nombra.

Cuánto amor compartido
en ensueño de olvido,
en ajedrez de sombra.

a Malena, mi nieta

 

Luna

Veo una luna blanca
derramando fortuna.
En un mar de latidos
late la niña bruna.

Pasea solitaria
de una luna a otra luna,
con los ojazos claros
y la piel aceituna.

Misteriosa reposa,
o se agita en alguna
dimensión de su sueño,
plateada de luna.

La luna submarina
que le augura fortuna
riela blanca, tan blanca
como una blanca luna.

 

El aura

Crece en la noche un aura silenciosa.
Crece en el aire. Y en la niebla crece
el núcleo del misterio. La riesgosa
fugacidad del aura palidece.
Por las calles desiertas lluvia, viento,
se ahonda en soledad el hombre en sombra.
Niega la ausencia. Oculta el sufrimiento.
Una lejana antigua voz lo nombra.
La frágil forma avanza. No es consciente
de su tiempo y del tiempo sucesivo;
trémula llama es todo su presente
con la que juega el viento fugitivo.
Vigilia o sueño -márgenes del daño-
lo guían del engaño al desengaño.

a Antonio Requeni

 

Schumann

Por cimas estrelladas el viador solitario
bordea los abismos de una deidad sin nombre,
y aunque la luz lo ciega camina su calvario.
Las yeguas de la noche aún acosan al hombre.
Prestigio de la noche evocada y vivida,
presagio de la noche, trágica anunciadora;
gime el romanticismo, se anticipa y aflora
en el yo liberado tras la interior herida.
Obscuridad que alumbra ignota profetisa,
seductora de vida, inductora de muerte,
acuna el agua el sueño como letal nodriza
y toda la armonía en ella se convierte.
La sonora presencia del río sólo calla
cuando la mente heroica del soñador estalla.

 

Poema

Todo es tan inestable, tan frágil, tan efímero,
el tiempo de la Tierra y la vida del hombre;
girando en el espacio su gloriosa aventura
fatal se minimiza, fugaz desaparece.

Nos salva del naufragio la invención del amor,
la estelar melodía de la música humana,
el trabajo forjando su universo increado,
el sueño de la vida opuesto al de la muerte.

Siento que me sustenta la verdad del poema,
el azul ilusorio de la tierra y del cielo.

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