Peteco Carabajal

Música, letra, baile y compromiso social.

Nota y Fotografía: Daniel H. Grad

 

Peteco Carabajal se presentó durante varios meses en La Trastienda. Su propuesta era la de sumar a las canciones el baile compartido con el público. Un santiagueño de La Banda (como se define Peteco) comparte con “Generación Abierta” parte de su tiempo, su pensamiento.

Generación Abierta: ¿Cómo te presentás?
Peteco Carabajal:
Principalmente soy músico. Desde muy chico. Provengo de una familia en la que se ha cultivado la música desde antes de que yo naciera. Ahí he aprendido y he aprendido de mi lugar las primeras cosas y también las definitivas. Después, como músico, elegí lo que común-mente se conoce como folclore. Pero aceptando eso que no es un invento mío digo que soy principalmente músico y que, alguna vez, lo que hago podrá o no transformarse en folclórico… pero dentro de muchos años.

G.A.: Ya que arrancabas por ese lugar ¿qué fue para vos criarte dentro de un entorno musical?
P.C.:
Lo más importante -porque ha sido también lo más simple- es que no ha habido ningún tipo de presión jamás sino que he ido aprendiendo naturalmente, de mirarlo a mi viejo así como Homero aprende de mirarme a mí, a mis hermanos o a alguno mayor. De esa forma aprendemos. Me ha facilitado todo el hecho de que cuando estaba en una edad como para empezar a tocar en algún grupo ya estaban Los Carabajal, ya estaba hecha una gran parte del trabajo, así que yo me incorporé directamente a eso.

G.A.: ¿Qué es la cultura?
P.C.: Es lo que nosotros somos. Individualmente y después como pueblo. Es nuestra forma de ser, nuestro pensamiento, nuestro accionar, nuestras creencias, todo. Todo lo que vivimos cada día es la cultura.

G.A.: ¿La canción?
P.C.: La canción es una forma linda que encontraron los músicos y los letristas de poder comprimir la música que puede andar suelta y capturarla en un trozo de melodía que sirve para que el músico pueda jugar, explayarse. Porque las danzas, que ya están de antes, que ya están establecidas como danzas, son muy rígidas porque tienen un formato y una medida. La canción es más libre.

G.A.: En el espectáculo de hoy sumaste el baile, entonces ¿qué es el baile?
P.C.:
El baile, como dije al principio en una frase que no es mía, es una de las artes sagradas que tiene el ser humano ya que todo ha comenzado con movimiento y sonido. Después el ser humano, con el espíritu ha podido conjugar, armonizar lo que la naturaleza ya hacía a un nivel cósmico, podría decir divino.

G.A.: ¿Y la poesía en la canción?
P.C.:
Es el complemento ideal para la música ya que es una de las formas de manifestación. Lo que pasa es que cada vez se está alejando más el conjunto de la gente de la posibilidad de acceder a una poesía que sea realmente libre y profunda. Cada vez más todos atienden a lo que la industria promueve como para que la gente se acostumbre a escuchar un determinado tipo de música. Entonces, en la medida que te encontrás con un poeta y te da una letra, vos lo pensás dos veces porque ¿a quién le vas a hacer escuchar una letra así? El poeta libre se tiene que manifestar libremente y la gran masa de gente no está acostumbrada a eso y cada vez se la acostumbra menos a escuchar buena poesía.

G.A.: En momentos como los que estamos viviendo ¿cuál es la función del arte o del artista?
P.C.:
En todo momento la función que uno tiene es la de ir acompañando lo que vamos produciendo como pueblo. No hay obligación tampoco, no creo que nadie esté obligado a ser solidario ni a ser profundo con el mensaje. Pero eso es lindo. Si no sería como tomar ese privilegio que tienen los artistas como un premio porque sí. En cambio es lindo devolver algo de ese privilegio y la forma de hacerlo es haciendo las cosas cada vez mejor. Y, en lo estrictamente social, el canto ayuda a pensar, a hacer reflexionar a alguien. Nadie va a calmar el hambre de otro con una canción pero sí le puede calmar una enfermedad o esa ansiedad que quizás le produce el hambre o la tristeza.

G.A.: Para vos ¿qué es la vejez?
P.C.:
Es algo a lo que vamos, a la que voy irremediablemente. Es un estado del ser humano cercano al final de su camino. Si uno sigue «lo normal» de la vida debe ser un punto difícil porque vos sos consciente de que te estás yendo y te puede agarrar arrepentimiento si no has vivido la vida tranquilamente. Es difícil por lo que veo llegar a la vejez y, a la vez, conservar y conocer cada vez más de la vida. Es un paso difícil. A la vejez hay que asumirla.

G.A.: Para ir cerrando la nota, estábamos hablando del valor de la poesía, del valor de la canción, del valor del baile. El valor de los valores hoy ¿cuál es?
P.C.:
Es muy simple. El ser humano no tiene muchas posibilidades, no tiene muchas cosas para complicarse quiero decir. Es muy simple: para mí el valor más grande o el valor de los valores es querer la igualdad. O sea: que no haya nadie que pueda tener mucho más que su semejante. Si todos tuviéramos posibilidades quiero decir…Ya se sabe que no somos iguales, que nadie es igual a otro. Pero, si todos tuviéramos las mismas posibilidades sociales, éste sería el valor más grande para mí, se solucionaría todo.

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