CONFLICTOS EN LA ESCUELA – TERCERA PARTE

Conversando con Andrea Arguelles 1

Por ALICIA NEIRA

AN – Andrea, ¿Cuál te parece que es el conflicto más inquietante en la Escuela?
AA – Generalmente es el conflicto centrado en algunos alumnos que escapan al comportamiento medio, ya sea por su conducta, sus actitudes, porque no aceptan pasivamente ciertas normas, por cuestionamientos que realizan. Raramente forman parte de la preocupación de los adultos de la escuela, los alumnos sumamente callados, con dificultad de integrarse, parecen olvidados. Pero siempre aparece ‘ese alumno’ que provoca inconvenientes y si por alguna razón ‘ese alumno’ falta o deja de concurrir a la escuela, pareciera que ‘ese lugar’ lo ocupa ‘otro alumno’.

AN – Podríamos pensar que ‘ese alumno conflictivo’ es el emergente de una ‘situación conflictiva’. Es decir, estaría desarrollando una función inherente a una situación. Y aventuraría otra hipótesis al afirmar que la función requiere de otro actor cuando queda sin protagonista por ausencia de ‘ese alumno’.
AA – Recuerdo cuando la psicóloga intervino en el caso R y advirtió que tuviéramos cuidado porque si R cambiaba antes que se modificara la situación conflictiva, seguramente aparecería otro alumno con problemas similares. Y bueno, R empezó a modificarse y se empezó a configurar el caso J.

AN – Bueno, R estaba cumpliendo la función de ‘alumno conflicto’ y había que preguntarse qué está expresando ese ‘alumno conflicto’, que no acata las normas, que no se comporta de la manera esperada institucionalmente. Si no llegamos a comprender qué le ocurre, siempre habrá alguno con otro nombre. Se va uno y viene otro, pero con el mismo problema. Cuando plantean que hay un alumno con problemas, ¿Cuál es la expectativa?
AA – Del alumno esperan que no tenga dificultades y se ‘porte bien’.

De la maestra de apoyo, psicopedagoga y psicóloga esperan que se hagan cargo del niño y alguien lo saque de ahí. No esperan que se resuelva el problema, o se los ayude a resolver el problema.
AN – Pareciera que actúan bajo el lema ‘muerto el perro se acabó la rabia’. Y lo peor es que, cuando ocurre esto, no importa tanto el alumno ni su destino escolar. Lo importante es que deje de concurrir a ese establecimiento. La indicación de un cambio de institución escolar, suele considerarse un trabajo efectivo de los profesionales que han intervenido.
AA – Es significativo que en la escuela generalmente aparece alguna persona que contiene a ‘ese alumno conflictivo’, a veces es la maestra recuperadora o alguien del equipo directivo o docente de otro grado o algún auxiliar, que por tener ciertas características, pueden vincularse con ‘él’. Esas personas que logran contener a ese niño son “criticadas” -por poder establecer una relación diferente-. Le critican que no pone límites, que no ayuda a los otros docentes o que forma parte del problema del alumno. Uno queda identificado con el ‘alumno conflicto’ porque de alguna manera se es parte del alumno o se funciona con él en la ‘situación conflictiva’. Esto es así porque uno trata de entender lo que el alumno no puede entender.

AN – Cuando uno asume y desarrolla la función de comprender el problema y la situación problemática, se va transformando uno mismo en conflictivo, por lo tanto recibe críticas y ataques. ¿Por qué será así? Tal vez porque cuando alguien intenta comprender un problema, necesariamente queda involucrado.
AA – Claro y convoca al otro a involucrarse y preguntar ¿cuál es mi compromiso en esto, cual es mi participación? ¿En qué me modifiqué o modifiqué mi estrategia pedagógica para ayudar a resolver el problema? Me llama la atención, por ejemplo, que hay docentes que marginan chicos de sus clases y paradójicamente tienen como tema de enseñanza, a través de los años, ‘la no discriminación’. Esto genera muchísima más violencia por parte de los alumnos.

AN – Porque los niños perciben la falta de autenticidad del docente y la delegación de responsabilidad con reproche incluido, porque ‘los que discriminan y no deben hacerlo’ son los alumnos y no el docente que informa sobre el tema. Si ese docente pudiera tratar el tema en las clases involucrándose como un factor más a ser modificado, seguramente ese tratamiento de la discriminación ayudaría a elaborar el problema. Pero mientras lo siga tratando como ‘algo que no deben hacer los otros’, seguramente seguirá provocando mayores conflictos.
AA – Qué importante es empezar a ver que el problema no es un alumno, sino que diferentes alumnos presentan problemáticas distintas de acuerdo a sus trayectorias escolares y a sus historias sociofamiliares, para buscar entonces soluciones y no ‘estrategias de ataque’. En este sentido se puede coordinar un trabajo en conjunto entre quienes trabajamos en la escuela y los padres. Todos tenemos que aprender y desde cada uno en su rol con nuestra específica responsabilidad. Quejándonos y reprochando ‘culpas ajenas’ es como vamos al fracaso educativo. Está demostrado que este camino no sirve y también está demostrado que reflexionando profesionalmente podemos evaluar, buscar herramientas para favorecer el trabajo, encontrar acuerdos y llevarlos a la práctica.

AN – Un docente no puede resolver el conflicto que ya se instaló en la escuela.
AA – No, se requiere de un grupo de profesionales, la dirección de la escuela, la familia, otros docentes y los profesionales de salud si es que el niño hace algún tratamiento. Relato a modo de ejemplo lo ocurrido con Ñ durante el primer año de su escolaridad primaria: era un chico que tenía problemas y no podía estar en el aula ni en la escuela. Se le redujo el horario escolar a medio turno y empezó a enseñarle la maestra de apoyo psicopedagógico porque sólo con ella podía estar. Estrategia que se prolongó durante la primer mitad del ciclo lectivo, aunque Ñ lejos de tener dificultades de aprendizaje mostraba capacidad e interés por el conocimiento. Comenzó la escuela el proceso de modificación. Se hizo un trabajo en equipo entre la directora, la maestra de apoyo, la psicóloga del equipo interdisciplinario de educación especial, la familia, el equipo psicoterapéutico que lo atendía en el hospital. Todos los equipos y la familia se pusieron a trabajar dispuestos a modificar sus estrategias pensando en lo mejor para el niño.
La directora envió una nota a todo el personal de la escuela solicitando que colaboren en el sentido de dejar de observar permanentemente a Ñ para encontrarlo en infracción y atacarlo por ello. La familia dispuso modificarse. Participó de todas las reuniones que fueron necesarias. Planteó y replanteó la problemática al equipo del hospital hasta que modificaron el tratamiento. La psicóloga del equipo interdisciplinario de educación trabajó con el equipo psicoterapéutico del hospital para desarrollar acciones acordadas con la familia y la escuela. Como fruto de todas estas acciones coordinadas, Ñ a partir de la segunda mitad del ciclo lectivo, se integró a su grupo áulico y pudo aprender en la escuela durante la mañana y la tarde. Cada profesional, cada docente y directivo de la escuela continuó trabajando respecto de Ñ con la misma responsabilidad asumida en los acuerdos de cada momento.

 

1 Andrea Argüelles es Licenciada en Psicopedagogía y realiza Apoyo Psicopedagógico en Escuela Primaria, dependiendo del Área de Educación Especial de la Secretaría de Educación del G.C.B.A.

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