DIALOGO CON LEO VINCI (Primera Parte)

Creo que lo que unía a nuestro grupo era la conciencia de
lo que debíamos ser y hacer en nuestra realidad actual”

Por LUIS ESPINOZA y la
colaboración de GABRIELA SUÁREZ

G.A.: – ¿Cómo fue su formación artística?
LV: – Estudié en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Mis padres quisieron que vaya a la mañana, como no trabajaba, tenía trece años. a pesar de que a los catorce ya empecé a trabajar en una fábrica , entonces se sintieron más seguros y pude moverme con más libertad. Allí estudiaban pero en otra división Carreño y Linares. Eh…no: Carreño y Cañás. Cuando entramos a la Pueyrredón, nos juntaron y yo participé también de la misma división. Porque.claro , el apellido de ellos era la “C”, y yo era la “V”, pero no sé cómo fue , nos juntaron. Y al poco tiempo enseguida simpatizamos, empezamos a hablar juntos de cosas comunes y así realmente nos hicimos amigos, éramos un poco los que organizábamos cosas, en la escuela, con los compañeros. Tanto es así que armamos un grupo que se llamaba “Grupo El Cardo”; quisimos poner el nombre de una flor del campo argentino y entonces junto con un montón de compañeros hicimos una primera exposición, acá en Parque Patricios, en un lugar que se llamaba Círculo Patricios, que tenía un gran salón adelante y armamos una gran exposición de dibujo, pintura y escultura, que en ese momento era una cosa medio insólita. Tan es así que Alfredo Bigatti, el gran escultor, Fernán Pérez de Amador, el poeta, que eran profesores en la escuela, vinieron y dieron charlas en ese lugar, fue una cosa muy linda. Bueno, quiero decir con esto que, ya de estudiantes, hacíamos cosas, organizábamos cosas, bueno, mucho más..y antes de terminar la Pueyrredón, o sea, el segundo ciclo, alquilamos una casa que era de unos tíos de Cañás, que se iban. Era en Villa Madero, una casa que había que adecuarla un poco para que sea nuestro taller. Nos sirvió durante unos cuantos años, ahí trabajamos solitariamente, con Carreño, sobre todo, porque Cañás era un tipo muy distinto a nosotros en el punto de vista de la limpieza, de la pulcritud, Cañás era así. Y Carreño, un desastre. Yo no era tan desastre pero estaba más cerca de Carreño. Por lo tanto, ahí estuvimos años tratando de encontrar nuestra propia imagen. Me acuerdo que Carreño empezó a hacer cosas pensando en cómo desde la Matemática se podría llegar a conclusiones plásticas, claro, éramos muchachos. Así realizamos intentos de hacer cosas, tratando de despegarnos de lo académico, que fue muy fuerte. Eh.a la vez ingresamos a La Cárcova. Carreño y Cañás entraron antes porque yo hice la conscripción. Si bien ellos estaban con Adolfo Deferrari, -yo no estaba porque era escultor- él fue un gran maestro igual para mí, porque como todos éramos amigos , Deferrari se sintió muy ligado a nosotros, finalmente yo me sentí discípulo de él también porque era un maestro de café, de nuestras propias casas. Por lo tanto nos ligaban muchas cosas, , cosas que tenían que ver con una actitud frente a la vida , una actitud frente a la obra y una visión de la realidad diferente, que cada uno la puede modificar, naturalmente. Seguramente cada uno tendrá su propia visión pero hay puntos básicos de coincidencia, con Carreño. Para mí él fue como un hermano, empezamos a estudiar juntos y jugábamos a la pelota en el barrio.
Hasta que recién en el año ´59 hicimos la primera exposición juntos: Cañás, Carreño y Linares.

G.A.: – Acá tenemos la fotocopia del catálogo.
LV: – A ver cuál es. Ah, sí, bueno, les voy a dar uno original…

G.A.: – Muchas gracias.
LV: – Cañás, Carreño y Linares estaban juntos en La Cárcova; ahí es donde nos encontramos con Ezequiel Linares, porque él no terminó el primer ciclo; pero yo lo conocí a Ezequiel porque era vecino de mi barrio, vivía a tres cuadras de mi casa. El padre de Linares era bibliotecario y yo iba a la biblioteca del padre.y a mí me resultaba muy antipático Linares, porque era..qué sé yo, un típico porteñito: chambergo..y yo decía: “este tipo qué.” y resulta que fue un tipo maravilloso; también lo sentí un tipo hermanado y Carreño lo mismo. Pero se alejó porque se fue a Tucumán. Se fue a Tucumán porque no quiso ir Carreño, en realidad, porque al que llamaron era a Carreño. Carreño tenía un gran prestigio en ese momento como pintor joven. Tan es así que Cañás decía “que lo admiraba”.y yo también, por su forma de pensar, por su actitud de vuelco profundo en la pintura..tan es así que él trabajaba en el Museo de Ciencias Naturales desde muy chico, era dibujante, muy buen dibujante, y dibujaba las muelas, los huesitos..en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

G.A.: – Como registro digamos.
LV: – Claro, dibujaba para una editorial llamada Jackson que hizo una enciclopedia muy grande y bueno, con eso se ganó unos pesitos. Pero hacía unos dibujos increíbles ¿no? para la enciclopedia y en el museo. Yo trabajaba de empleado en una oficina de Transportes de Buenos Aires que era todo transporte de carga del gobierno y los dos queríamos rajar, los dos queríamos..Entonces dijimos: “hagamos cerámica, hagamos algo” y entonces conseguimos del Fondo de las Artes un préstamo, compramos dos hornos, armamos todo y dejamos de hacer escultura y pintura por un tiempo y empezamos a hacer cerámica. Yo me endeudé. Tenía unos pesitos, los perdí porque tuvimos que poner plata y después de no sé .de una experiencia de un año y pico, dos años como máximo, un día Carreño me dice: “viejo, no sigo con la cerámica, largo todo”. Yo me sentí mal, responsable de haber..porque yo estaba casado, yo me casé muy joven, a los 21 años. Me dije: “¿Cómo? Les saqué a mi casa ( que eran en ese momento $ 7 000) y ahora les voy a decir que largo todo”.Me sentí mal, no lo podía creer.Así que yo seguí solo, un poco más porque.por una cuestión moral. Lo admiraba a Carreño que pudo haber hecho eso. Finalmente, lo hice yo también y mandé todo a la mierda, porque no nos fue bien con la cerámica, nosotros queríamos hacer eso para largar el trabajo, así que seguimos en lo nuestro unos cuantos años más. En el año 1959, conocimos a una persona que se llamaba Mario Loza que venía de Entre Ríos, era asesor de un gran coleccionista de pintura italiana que se llamaba Ignacio Acuarone, que luego se fundió con Martínez de Hoz y tuvo que vender todo. Este hombre nos conoció, le interesamos y dijo: “bueno, yo los patrocino”. Y el patrocinio fue comprarnos una escultura a mí, una pintura a todos los demás. Así se incorporó este hombre Loza, que era diez años más grande que nosotros. Y ..E.

G.A.: – Enio Morón.
LV: – Enio Morón.
Enio Morón renegaba, no renegaba, tenía vergüenza de ser un hombre hijo de aborígenes y decía que era “centroamericano”. Un día yo le dije: “pero vos sos loco, qué mejor, qué mayor orgullo que el tuyo, de decir que sos un hombre de nuestra tierra”.
Bueno, al final lo convencimos y con ellos hicimos la primera exposición en..mejor dicho, Carreño y Linares hicieron una exposición antes en la Galería Plástica que era una galería muy chiquita que estaba en la calle Florida, que la dirigía Pécora y la Señora ( él falleció no hace tantos años, hará un año, año y medio, dos.) . Es el que fue director del Museo del Grabado, la mujer sigue trabajando..Ahí expusieron, en una galería muy chiquitita y después ya hicimos la exposición todos juntos, no como Grupo del Sur.
Porque no teníamos la menor idea, querían ponernos un nombre, simplemente que.como Squirru escribió el catálogo..

G.A.: – Sí.
LV: – El dijo: “estos muchachos, del sur.” qué sé yo.
y de ahí en adelante la gente empezó a decir “El grupo del sur” y nosotros dijimos:”Y bueno, y pongámonos el nombre”.

G.A.: – Claro.
LV: – Eh. así que bueno, luego con el espaldarazo de André Malraux, que eso ya lo sabrán, ustedes.

G.A.: – Más o menos…
LV: – Mientras estábamos armando la exposición, Squirru que era el Director del Museo de Arte Moderno, sin Museo…

G.A.: – Sin Museo, eso lo sabemos.
LV: – Llevó a André Malraux a Buenos Aires, él en ese momento era el Ministro de Cultura de Francia, y bueno. El programa era recorrer todas las galerías y fueron primero a Bonino que estaba en la calle Maipú donde estaba Clorindo Testa con los Informalistas. Después llegaron a Florida, a Peuser, que nosotros no habíamos inaugurado, estábamos armando la muestra y de golpe y porrazo oímos”prrrrrrr”, motos , la galería estaba cruzando la librería que había adelante, así que venía un séquito con Squirru y con Malraux y un montón de gente que no sabíamos quién era.
Malraux empieza a ver las cosas y se queda impresionado. Ellos tenían un tiempo para estar en cada lugar. El secretario le hizo señas y él dijo: “Me quedo, suspenda”. Y se quedó con nosotros, se sentó en una banqueta y miraba y hablábamos de las cosas. El declaró en un momento que Carreño y yo éramos los tipos que más le interesábamos. Igual habló bien de todos, dijo: “Brasil tiene una gran arquitectura pero Argentina.¡Qué pintura!”. Eso es lo que dijo.
Bueno, eso nos dio un espaldarazo impresionante porque que el Ministro de Cultura de Francia, diga eso, y se quede. Squirru nos decía (después que se fue) : “Pero ustedes. ¿ Se dan cuenta lo que pasó?”
( Risas )
Así que eso nos vino muy bien,.

G.A.: – ¿Cómo se contactó Squirru con ustedes o ustedes con Squirru para esa muestra?
LV: – Eso no me acuerdo. No se si fue Loza que estaba más en contacto porque era un hombre, un muchacho más grande, no un hombre..

G.A.: – Aha.
LV: – Este.hizo algún contacto, yo no sé. Yo no intervine, yo era el más tonto de los tres.

G.A.: – Squirru escribe también el texto.
LV: – Sí, a cada uno de nosotros le escribe..A mí me escribe Elena.Cada uno de nosotros nos repartimos los críticos..
Bueno. Fue un espaldarazo muy grande y eso nos valió de mucho.
Después cada uno empezó a trabajar por su cuenta , en el ´64, ´65. En el ´65 yo hice mi primera exposición individual y cada uno siguió su ritmo.

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