La Llave de la Caverna

Sección de poesía “Antonio Aliberti

Las quince

Esta es la rara hora de reír
con la boca que no se sabe
milagro a punto
por eterna y única vez

de soñar una verdad
sin números y sin espinas,
hasta que el rocío evapore su tregua

la hora franca
la última mirada limpia de Lot.

Esa es la hora que se vislumbra tarde
siempre tarde
la llaga que ilusiona
la imposible magia

querer escapar hacia el paraíso

por un camino hiriente de sal.

El Ajenjo ( según Edgar Degas)

¿Hacia dónde va la mirada un domingo por la tarde?
Porque es domingo en el vestido mejor
de la pobre mujer
y en la herida claridad que se estrella en el espejo.
O es la tarde de alguna otra pendiente:
ojos finales caídos en un vaso lleno
ojos caídos en un recuerdo lejos.

¿Quién ha encendido tan pronto la cuenta regresiva?
A su lado hay otro vaso y un hombre;
tal vez se conozcan desde siempre
tal vez nunca hayan cruzado palabra:
ninguno de los dos existe ahora para el otro.
Todo el universo cabe en el espacio que los separa

Y en sus vidrios turbios y vencidos.

Mariano Shifman

Poema

Ese hombre inclinado con su palo
en medio del basural,
donde las bolsas de nailon
y los olores gruesos,
en marejada,
cubren el paisaje,
no busca la felicidad,
en cualquiera de sus versiones,
o acaso sí
creyó ver un atajo
allá, en los límites
del horizonte,
entre bolsa y bolsa,
o recuerdo y recuerdo;
una felicidad fugaz,
con un palo,
o posible o creíble,

mientras el sol lo alumbra.

Poema

Aquí no hay piso, puertas, paredes
ni estructuras que puedan sernos certeza
o garantía de algo; sólo este tiempo
cruel, que nos tomó tan desabrigados.

*

Seguramente haya otro lugar
más allá de este pozo
y de este horizonte seco
y quebradizo. Un lugar
para sentirse más palpable

y que hay que edificar aquí.

Eduardo Dalter

Vértigo

Me despierta el vértigo de tu imagen,
abismo de la noche sin tu cuerpo
espada salomónica que divide en dos el dolor.
Compases perversos de un tiempo,
amenazantes de eternidad.
Mi rostro mudo
con el favor del no gesto.

Solo me acompaña la cadencia interna
y afuera el mundo, por suerte…
es otra cosa.

Enigma

Tu presencia no pudo aclarar el enigma
distintas palabras quisieron acercarse a la verdad.

Ni el tiempo ni los lugares recorridos pudieron ser
medida.

También hubo cuerpos al anochecer
que tu recuerdo despedaza en la mañana.

Patricia Sibar

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