Jorge Pistochi

“La radio es una excusa para salir a la calle”

Por PATRICIO FERNÁNDEZ

La cita fue en la República de la Boca como la supieron  bautizar sus vecinos, el barrio situado en la ribera porteña. La charla fue en un lugar ilustre: en el famoso conventillo de la calle Olavarría.
Ahí Jorge Pistochi  pasa sus días abocado a su nuevo proyecto, el de hacer una radio on line.
Una idea que lo tiene consustanciado desde hace tiempo, esta información nos cayó de plus, porque el motivo fundamental de la entrevista era la curiosidad imperiosa de saber como llevó adelante todos sus proyectos editoriales que lo posesionaron como uno de los grandes directores de medios independientes. Una tarea que lo llevó a ser un personaje muy respetado del periodismo alternativo.
Fundador y director  de Expreso Imaginario, una revista de culto que supo posesionarse como un referente de la juventud que padeció  la última dictadura militar.
Sin embargo Pistochi no solo tiene en su haber aquella mítica revista sino que también supo ser creador de la revista Mordisco a comienzos de los años setenta,  como así también  de Pan Caliente una excelente revista que vio la calle posteriormente en los ochenta y que supo permanecer de pie frente a los  coletazos del último período de facto.

G.A.: ¿Cómo te acercaste al periodismo?
Jorge Pistochi: De manera circunstancial, no soy periodista, una tarde acompañé a Luis Alberto Spinetta a la Revista Pelo y me presentó a  Daniel  Ripoll.
A él  siempre le decía como era posible que con la movida  que se estaba gestando , su revista solo se limitara a escribir  de música, luego de tanto insistirle que cambiase un poco la temática del medio, me ofreció una página que se llamaba Opinión  para que yo escribiese la visión de los hechos que se estaban dando. Fue una experiencia estupenda trabajar en la parte gráfica ahí,  editábamos una historieta, a mi me gustaba mucha la escultura y el dibujo pero jamás había tenido un experiencia de ese tipo. Pero lo más trascendente de esto  resultó ser el hecho de  llevar adelante  una suerte de medio independiente dentro de la misma revista, llegamos a tener una carta de lectores muy interesante.

G.A.: ¿Y tu vinculación con la gente del rock?
J.P.: Surge de algunas cuestiones muy circunstanciales, vengo de la escultura, la plástica, pero por otro lado podría afirmarte que soy parte de la primera eclosión del rock que se dio a  mediados de los años cincuenta, posteriormente comencé a vincularme con los rockeros pioneros de este género que fue en los años sesenta y  mediados de los setenta.
Al primero que conocí es a Miguel Abuelo, en el Café La Perla de Once, ahí se juntaban todos, recuerdo que un amigo me decía cada vez que entraba a La Perla: “… de acá saldrán los futuros superstars de la música…”, yo  hablaba mucho con Miguel pero jamás lo había escuchado cantar, él ni siquiera había grabado su primer disco, eso fue mas adelante.
Por aquella época cobré una herencia que era muchísimo dinero, me la gasté en cinco años y vivía en  un altillo en Pasteur y Viamonte donde Miguel pasaba siempre con un amigo en común. A partir de ahí comencé a vincularme con Pappo  y con  Spinetta que iba con su novia Cris, a la que le dedicó un tema en Pescado Rabioso,  así fue que comencé a vincularme  con todo el circo de aquel tiempo.

G.A.: ¿Fue en aquel momento cuando  compraste los equipos para Almendra?
J.P.: Sí fue en una época donde Almendra aun no había grabado su primer disco, me gustó relacionarme con la banda,  cuando los conocí  me produjo una sensación de reencuentro con mi pasado.
Un día les pregunté si necesitaban algo en que los podía ayudar y Luís me dijo que tenia en mente hacer una ópera rock,  pero que le hacian falta unos equipos, entonces me ofrecí a comprárselos, viajamos a los Estados Unidos y nos trajimos unos equipos  Marshall que para la época fue toda una novedad.

G.A.: ¿Un proyecto que no vio la luz?
J.P.: Sí, un día  vino el flaco y me dijo que había decidido separarse de Almendra se tomó un tiempo en decírmelo.
Luís suponía que yo me pondría loco, pero nada de eso, traté de ser políticamente correcto,  ”Si no querés continuar con Almendra es tu problema no el mío” le dije. Jamás tuve la idea de ser representante de alguna banda, lo hice desinteresadamente  y él lo sabía muy bien. Una parte de esos equipos fueron a parar a Edelmiro Molinari que ante la disolución de Almendraformó Color Humano.

G.A.: ¿Cuáles eran los temas que vos considerabas que no se hablaban en la Revista Pelo?
J.P.: El rock generó una contra cultura que empezó a consolidarse, me defino como anarquista no violento, pero era muy difícil ser pacifista en aquella época o ser pacifista y no ser colaboracionista. Creo que el rock marcó una posición independiente y fue  muy interesante hablar de todo aquello que se gestaba.

G.A.: ¿Como nació la idea de la Revista Mordisco y quienes conformaban el staff?
J.P.: Mordisco no se conformó de un grupo de profesionales, sino por gente que tenía una visión increíble de los hechos de aquella actualidad; escribían artistas, intelectuales, por otro lado fue muy interesante, por que allí tuvieron sus primeras experiencias periodísticas Alfredo Rosso, Claudio Cleiman,  periodistas que con el tiempo pasaron a ser grandes profesionales en medios mas comerciales.
En el altillo de la calle Pasteur  se acercaron intelectuales, músicos; ahí comenzó a surgir una publicación con pensamiento totalmente independiente, Mordisco comenzó a ser el espacio que yo imaginé.

G.A.: ¿En aquella época había otro medio que apuntara a la temática de Mordisco o bien fue un medio que surge por un vacío a cubrir, de alguna manera salió como una revista de la cual te hubiese gustado ser lector?
J.P.: Fue una revista con muchísimo éxito editorial, con una venta de cuarenta mil ejemplares por mes, porque de alguna manera, ideológicamente hablando, sosteníamos nosotros.
Mordisco salió a la calle como un medio diferente, una revista que comenzó a tocar temas que hasta ese momento nadie los había tocado. Abrí el micrófono para mucha gente que estaba generando un nuevo espacio cultural, dentro de una situación  muy polarizada, estaba la izquierda y la derecha totalmente radicalizadas. Nosotros queríamos un cambio y  esa transformación deseábamos que se haga de abajo hacia arriba.

G.A.: Daría  la sensación que había Mordisco para mucho tiempo, se había posicionado como único medio alternativo y con una distribución muy interesante, sin embargo no se publicaron mas de doce números. ¿Por qué decidiste ponerle  fin a la publicación?
J.P.: Recuerdo que desde la Revista Mordisco ya anunciábamos al  Expreso Imaginario, por que yo ya venía sosteniendo que había que hacer una revista  que comprendiera mas este pensamiento que estaba surgiendo, no me interesaba solo hablar de los músicos y regalar un póster. Así pasó  que cuando cerró la revista yo continuaba con esa idea y en 1975  reúno a un grupo de gente para llevar adelante lo que luego fue el Expreso Imaginario.

G.A.: ¿Cómo nació Expreso Imaginario?
J.P.: Cuando dejó de salir Mordisco el país era un quibombo, así que decido irme a  Venezuela, al tiempo regreso y comienzo a elaborar lo que ya tenía en mente: una revista que no sólo hablara de música  sino también que abordara temas como ecología,  literatura  y sobre todo la cultura latino americana. 
A fines  de 1975 consigo que Alberto Ohanian nos edite, pero al tiempo se produce el golpe de estado y nadie quería continuar, pero yo insistí y salimos en 1976.

G.A.: ¿En cuanto al nombre de la revista fue también una idea tuya?
J.P.: Si, estaba en un bar de la calle Corrientes donde comencé a darle vueltas que nombre le pondríamos, fue ahí cuando recordé que Spinetta le había sugerido a Miguel Abuelo que a su banda le ponga “Expreso   Sanbonga,” lo de expreso me sedujo, luego le sumé imaginario que tenía que ver mas con lo artístico y lo creativo.

G.A.: ¿Cómo surgió la idea de hacer la Revista Pan caliente?
J.P.: Fue una revista financiada por personajes  muy particulares, uno de ellos fue el ruso Berea que si bien siempre fue un  rockero, era del mundo del fútbol.
Pan Caliente fue una revista más interesante que el Expreso Imaginario, uno de los motivos fue contar con un bajo presupuesto.
A la distancia uno lo analiza y se complace, fue interesante la manera que  aprovechamos el disturbio de la época, para afirmar que la Guerra de Malvinas no era más que una maniobra que se hizo para copar una zona donde hay muchísimo petróleo y esto lo decíamos en pleno proceso militar y con todo el mundo en contra, de la izquierda y de la derecha.

G.A.: Adaptándote a las nuevas tecnologías ¿estás con un proyecto de hacer Radial Imaginario, una radio on line?
J.P.: Sin estar muy involucrado  en el  tema siempre consideré que Internet es algo alucinante,  más para una persona como uno, que nació en los años cuarenta, para mí es lo más parecido a la ciencia ficción. Creo que la película 2001: Una Odisea en el Espacio  represento muy bien ese sentimiento: la fantasía del futuro.
Mi primer acercamiento a las nuevas tecnologías, utilizándolas para la comunicación fue en el año 2002,  cuando sacamos una página  del Expreso Imaginario.
Luego en 2006 aparecieron unos jóvenes que sacaron una radio por Internet que se llamaba fmp3, a partir de ahí comencé a querer hacer un proyecto de estas características, pero por una cuestión de salud no pude realizarlo.
La radio es una excusa para salir a la calle, un medio de comunicación, considero que no debe quedarse  encerrada  en cuatro paredes. Queremos llevar adelante festivales, entre ellos hacer uno en el Hospital José T. Borda, junto al escultor Tito Ingenieri que estuvo internado muchos años allí. Luego se irán sumando gentes para hacer programas en distintas disciplinas, ya sea teatro, cine, plástica y literatura. Aprovechando el gran potencial que ha tenido Expreso Imaginario es un buen puntapié para iniciar un proyecto con gente que se quiera sumar a este.

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