Antonella Seibane

“La casa de tus sueños” en “Antonio Aliberti”

Por NORA PATRICIA NARDO

 

El 1° de  junio asistimos nuevamente al Ciclo literario “Antonio Aliberti” como lo venimos haciendo desde hace ya veinte años los primeros y terceros viernes de cada mes. Ese día además de escuchar la lectura de los poetas invitados, compartimos la presentación del segundo libro de Antonella Seibane: “La casa de tus sueños”. En este nuevo libro  la autora nos abre su mundo interior,  la realidad y las ficciones se fusionan en amenos relatos. Desafía su creatividad, pone en juego su imaginación, su sensibilidad e interpreta con un estilo personal cada uno de los personajes de sus historias, poniendo al desnudo de un modo brillante y sutil algunos de los aspectos más escabrosos de la condición humana.
Antonella estaba acompañada por poetas, amigas y amigos de la   vida y de la  literatura, y por su hermosa familia representada por las distintas generaciones.
La presentación estuvo a cargo de los poetas Héctor Miguel Ángeli y Luis Raúl Calvo, la lectura de los relatos la realizó Roberto Romeo Di Vita y también se acercó la poeta Juanita Pochet Cala  (cubana) a leer uno de ellos.
Su nieto Diego Inglada no quiso estar ausente, representando con sus palabras el amor y admiración hacia su abuela: “Hoy es uno de esos días que uno sabe que  ha vivido pocos en la vida. Poder decirle unas palabras a una abuela en la presentación de su segundo libro me llena de emoción. Mi abuela es una persona postmoderna, uno no puede adivinar su edad fácilmente, porque además de ser muy coqueta, ella descubre pensamientos, percibe emociones  que nos hacen creer que es mucho menor que la verdadera fecha que figura en su documento de identidad. Esto lo refleja en su libro; una selección de relatos heterogéneos y atrapantes (…)”
La música de Pako Rizzo acompañó el clima del Café Montserrat.
Todo ese bello escenario se dio cita en “Antonio Aliberti” convirtiendo ese espacio cultural  en una noche inolvidable, cálida y de mucha alegría. Antonella con sus 88 años relucía esplendorosa.

El prólogo del libro escrito desde España por Francisco José Díaz Alejo (Paco para los amigos) comienza así: Antonella Seibane: Un compromiso con sus sueños.
“La casa de tus sueños contiene veintiocho relatos, y desde el primero al último hay un hilo conductor formado por los aspectos comunes a todos ellos. Llamarlos “cuentos morales” es válido para cuatro o cinco de ellos. Los elementos comunes se van descubriendo a medida que se avanza en la lectura.
Comienza el libro con la noticia de un suceso en un pueblo de provincia que se ve conmocionado. Cuando se desentraña el misterio, un análisis de la realidad pone en evidencia un mal frecuente: la corrupción de la justicia.
Pero a continuación encontramos otro relato rescatado de la memoria personal, donde ante todo se cuestiona el pensamiento único, se defiende la pluralidad y la tolerancia utilizando el humor ante situaciones no convencionales al tiempo que se reafirman sentimientos y los propios valores.
La autora muestra gran curiosidad por el entorno en que se encuentra, y da pruebas de su vasto conocimiento de la pintura, incorpora sensibilidad a sus personajes y describe con gracia situaciones que hacen a su propia condición y edad.
(…) Alternando memorias del pasado, nos lleva a situaciones intemporales en la ciudad donde vive: “veredas rotas, baldosas que sobresalen…”
(…) Más adelante, reivindicando la figura de mártires como Martin Luther King, expresa su convencimiento de que las palabras tienen más poder que las armas frente a la violencia y la deshumanización de los acontecimientos actuales.
(…)Una nueva mirada retrospectiva sobre su vida y la actividad participativa desde su adolescencia concluye preguntando:
“¿Pero acaso no sería maravilloso vivir en un país donde las diferencias sociales no existieran, las organizaciones contaran con el apoyo del gobierno y las universidades y las escuelas fueran el refugio de la juventud y el camino para su porvenir?”
En todo momento el mensaje que emite la autora a sus más de ochenta y ocho años es: “aún todo no termina, recién comienza”.

A su vez, el poeta  Héctor Miguel Ángeli dijo en la presentación de este libro:
“Hay escritores por auténtica y profunda vocación, los hay por corriente sanguínea, por profesionalismo, por intereses económicos y los hay por imperioso deseo de dar testimonio del tiempo vivido. En este último caso, que es el caso de esta autora, las palabras fluyen espontáneas, sin mentiras (o con las mentiritas necesarias para hacerlas más sabrosas).
La espontaneidad es la materia prima de un escritor. Después ese escritor sabe como orientar esa espontaneidad en construcciones que aparentemente no la agotan. Pues bien: los breves relatos de Antonella Seibane en su libro “La casa de tus sueños” nos brindan espontaneidad en estado puro. Antonella no necesita construir nada. Su espontaneidad queda intacta, a tal punto que leer sus páginas es como conversar con ella en una mesa de café. Por lo tanto, debemos agradecer a Antonella su invitación a compartir los instantes que nos llevan a imaginar un espíritu siempre abierto, siempre inquieto y animoso.
Antonella ya nos acercó al diálogo en “Memoria de los días”, su libro anterior. “La casa de tus sueños” reanuda ese tono de amable confidencia tan propicia para enaltecer los afectos, admirar la belleza, admitir ilusiones y proyectos, recibir sorpresas y alegrías y hasta denunciar injusticias que quebraron, de pronto, alguna vez, la paz de una existencia enriquecida por altos valores.
Si somos nuestros recuerdos, Antonella funda un ser protegido por un hondo cariño al mundo y a las cosas. Su memoria de lo cotidiano nos regala ternura y encanto, a tal punto que al ver jugar a sus bisnietos Mateo y Josefina se atreve a confesar: “ahora será necesario aggionarse a la postmodernidad, para no parecer una vieja centenaria”.
Y no hay duda que lo hará, porque su nuevo libro sugiere un constante volver a empezar. No en vano también nos confiesa: “cuando escucho la frase: “todo comienza hoy”, me siento nuevamente joven, miro a la vida como un sendero largo que aún debo transitar y disfrutar. A veces me pregunto: ¿qué es lo que comienza? ¿Una esperanza para lograr aquello que fue postergado?”
Por todo lo dicho, podemos contestarle  a Antonella que sí que se quede tranquila, que siempre la apreciamos como una joven, muy joven centenaria”.

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