Entrevista a la Lic. Myriam Fedlfeber* (Primera Parte)

Por Lic. NORA PATRICIA NARDO

… que la escuela pueda abrir otros horizontes, otros mundos posibles, otras perspectivas, conectarlos con otros saberes,  con otras realidades, abrir otras posibilidades, otras puertas…

Generación Abierta: ¿Cuál fue tu recorrido hasta el momento en Educación?
Mytiam Fedlfeber: Me recibí en la Escuela Normal Superior Nro. 4, donde cursé el secundario en la época de la dictadura militar y si bien, tenía decidido que iba a dedicarme a educación no opté por el bachillerato pedagógico, porque tenía que quedarme algunas horas más y  el secundario fue  para mí un espacio evidentemente muy complicado.
Ya desde primer año, en 1976 tenía decidido que iba a seguir Ciencias de la Educación, ingresé a la Facultad en la época de la dictadura y tuve allí tres años de gobierno militar y los últimos dos años, con el retorno de la democracia a nuestro país, regresaron los profesores cesanteados, yo a muchos de ellos no llegué a tenerlos como docente porque ya había cursado esas materias, pero sí en Política Educacional tuve al Prof. Héctor Félix Bravo y a la Prof. Norma Paviglianiti. Después de cursar con ellos decidí que el área que me interesaba era  Política Educacional, aunque también venía  trabajando en cuestiones vinculadas a grupos, yo era líder en recreación. Había diversas áreas del campo educativo que me interesaban. Me recibí y empecé a trabajar en docencia  en la cátedra de  Política  y en Investigación en el Instituto de Ciencias de la Educación, en ese momento a partir de una convocatoria abierta de la Lic. María Teresa Sirvent  entramos a trabajar en un equipo coordinado por el  Lic. Emilio Tenti y desde  ahí sigo en Política Educacional, trabajo también en la cátedra de Sociología con  el Lic. Tenti y en Investigación en el Instituto desde el ´86.

G.A.: En uno de tus artículos decís que en la década del 90 se pone en cuestionamiento el papel que venía desempeñando el Estado, ese Estado benefactor, sobre todo en  el ámbito educativo.  ¿En este nuevo siglo pensás que continúa cumpliendo el mismo rol que en los 90 o ha cambiado?
M.F.: Esta es una  pregunta central, hay varias cuestiones, si hay un cambio en la orientación de las políticas de lo que fue el modelo reformista de los 90 que encuentra ciertas líneas con todo lo que tenga que ver con procesos de transferencia de responsabilidades y privatizaciones. Hay toda una discusión acerca de las políticas educativas actuales y en qué medida implican o no un cambio de rumbo con respecto a lo que fue el modelo de los 90. Por lo menos uno observa  inclusive  a nivel retórico que hay ciertas líneas de cuestionamiento a lo que fue ese  modelo, estos modos de  construcción de la política pública en el terreno económico, social y también en el terreno educativo, sobretodo estos cuestionamientos a partir de intentar reposicionar un lugar central o más fuerte para el Estado y recuperar la centralidad de la política,  que había sido desplazada frente a la lógica de mercado o al papel de la sociedad civil pero por  fuera de la responsabilidad del Estado.  Pero es un gran signo de interrogante,  el ejemplo más elocuente es la Ley de Educación Nacional, donde se ve esta tensión en cuanto a continuidad,  en cuanto a ruptura con respecto al modelo de los 90.
Uno lo que puede observar es que ha habido gobiernos de los dos signos que han asumido en América Latina, en algunos queda más clara esta transformación, como en Bolivia, Venezuela y  Ecuador y en otros países como Chile que ha avanzado hacia un modelo de  concertación. Hay diferentes modelos, en Argentina según un trabajo realizado sobre nuevas políticas en América Latina publicado por FLACSO Uruguay, analizan que pasa con esta nueva política en América Latina y en el caso de Argentina, se ve que hay un rumbo incierto, que no se sabe muy bien hacia donde se está caminando y en qué medida esta recuperación de la centralidad de la política constituye un elemento central hoy en la realidad de nuestro país,  además cómo se piensa la política, sí la política es gestión de lo posible, de lo que hay o se intenta transformar  o ver los límites de un  modelo, que a través del sistema educativo ha sido de exclusión social. Si bien es alto el nivel de  ingreso a la escuela primaria no todos terminan la primaria, ver en que condiciones se escolarizan, no todos pasan al nivel secundario, ni todos terminan, quiénes lograr tener estudios de nivel superior. Esta desigualdad social tiene su correlato en un sistema educativo que también o directamente  excluye a aquellos que quedan afuera o aquellos que entran pero tienen una experiencia escolar que algunos la caracterizan como experiencias fragmentadas, desde sus vivencias, desde las expectativas que los docentes desarrollan, inclusive desde las horas de escolarización, desde el tipo de propuesta pedagógica. Lo que hace muy difícil pensar la idea de un sistema educativo. ¿Tenemos un sistema educativo en la Argentina? ¿Qué es el sistema educativo argentino?
Aquel sistema que siempre fue un sistema desigual, pero que tenía  un modelo tendiente a la inclusión social,  con una aspiración más universalista que el  modelo que se comienza a instaurar a partir de la dictadura militar y que con la reforma de los 90, está  pensado al servicio de la contención social desde una lógica compensatoria.

G.A.: Pensando esto hoy en día, ¿la escuela  entonces prioriza el modelo de  contención social  y los contenidos pedagógicos pasan a un segundo lugar?
M.F.: Cuándo y dónde se priorizan las funciones más vinculadas a modelos de contención social y donde se piensan procesos de escolarización de aquellos alumnos que se van a integrar a un mundo globalizado,  que van a tener acceso a las nuevas tecnologías, que van a poder circular por el mundo. Son como dos carriles y a veces con muy pocos puntos de contacto. Por otro lado es verdad que si bien desde el gobierno central  hay propuestas para definir estos contenidos mínimos comunes para todos, lo que queda  claro es que los contenidos básicos comunes o lo que tenemos ahora,  núcleos de aprendizaje prioritarios,  no logran garantizar el mínimo común en términos de aprendizaje. Pero también habría que discutir que es lo mínimo, que es lo común, aquellos aspectos que hacen a aprender a convivir con el otro, a la formación de la ciudadanía, pero cómo se entiende a la ciudadanía, cómo se entiende un espacio común en términos de que somos ciudadanos de un mismo país, qué cosas compartimos, qué valores, etc. y además por qué en  Argentina hay una disputa histórica en relación al rol que le cabe al Estado, que le cabe a los particulares, que le cabe a la Iglesia en materia educativa, que no fue aún saldada. Tampoco fue saldada con la  Ley de Educación Nacional.

G.A.: ¿A qué te referís cuando en algunos de tus artículos mencionás el ensanchamiento de lo privado….?
M.F.: Lo que se operó fuertemente en la década de los 90 es  este proceso por el cual toda la educación pasa a ser considerada como educación pública. Se redefinen los límites de lo que históricamente fue la educación pública. En los orígenes de nuestro sistema era similar a la educación estatal pero se distinguía claramente la educación privada o particular. Lo que hace la Ley Federal de Educación de  1993 es establecer una nueva conceptualización de que toda la educación es pública y cambia quien la gestiona, en un caso la gestiona el Estado y en otro la gestionan los particulares. La ley de Educación Nacional mantiene esta distinción, aunque agrega dos tipos más de gestión: la social y la gestión cooperativa y esto  un poco significó atender a las demandas de todas aquellas experiencias educativas sobre todo de  bachilleratos populares,  experiencias educativas alternativas que no se reconocían como educación privada, que se sienten englobados o reconocidos dentro de  lo que aparece como gestión social, pero también es un tema de debate. ¿Qué es lo público?  ¿Qué se entiende por ente de financiamiento? ¿Los fondos? ¿Quién supervisa los fondos? ¿Quién los contenidos? ¿Quién designa a los docentes? ¿Quién define los contenidos? etc. En este sentido, esta distinción que la Ley Federal de Educación estableció continúa.  Si bien la Ley de Educación Nacional agrega que  la educación  es un derecho social que le cabe al Estado la responsabilidad de garantizarlo, sin embargo, sigue manteniendo la idea  de que la familia es un agente natural y primario de la educación, que la educación también es un derecho personal.
Este debate se reeditó con el tema de la educación sexual a nivel nacional y en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué contenidos son de interés público, y sobre los cuáles debe o no intervenir? ¿Quién los define? ¿Qué lugar le cabe a los padres?.

G.A.: Este debate se está dando….
M.F.: Es un debate no saldado en pleno siglo XXI, que reaparece permanentemente. Ahora  en la provincia de Salta, porque la ley de educación provincial, retomando lo que la constitución de la provincia prevé,  incluye la educación religiosa dentro del horario escolar, dentro de los contenidos a ser aprendidos, entonces esto  tiene que ver como uno considera la formación integral del sujeto, si se debe o no incluir la dimensión religiosa.

G.A.: ¿Qué le cabe al docente y a la escuela en estos tiempos diluidos…?
M.F.: A la escuela y en esto coincido con Patricia Redondo, ella afirma en sus trabajos que la escuela por sí sola no va a superar los problemas de desigualdad, pero puede constituirse en un espacio de denuncia de esa desigualdad, de mostrar a nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes que esa no es su única alternativa, que existen otras, otros modelos sociales posibles. Que sea un espacio donde se pueda aprender que la ciudadanía implica el derecho a tener derecho y el derecho a poder ejercer esos derechos que uno tiene y obviamente que pueda abrir otros horizontes, otros mundos posibles, otras perspectivas, conectarlos con otros saberes, otras realidades, abrir otras posibilidades, otras puertas. Pero la escuela  por sí sola no va a resolver un proceso de redistribución social más amplio que la sociedad por sí sola no resuelva, pero tampoco se puede hacer sin la escuela.

 

* Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires. Master en Ciencias Sociales con orientación en Educación de la FLACSO. Doctoranda en la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, y de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación, UBA, y directora de proyectos de Investigación UBACyT. Investigadora principal en el Laboratorio de Políticas Públicas. Autora y compiladora de Los sentidos de lo público. Reflexiones desde el campo educativo (Novedades Educativas, 2003) y autora de OMC, ALCA y educación. Una discusión sobre ciudadanía, derechos y mercado en el cambio de siglo (en co-autoría con Fernanda Saforcada, CCC, 2005), así como de diversos artículos y capítulos de libro sobre política educacional y sociología de la educación en publicaciones nacionales e internacionales.

 

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