La Llave de la Caverna

Meditaciones

Hoy sabemos que las investiduras apenas si cubren la piel de la piel.
No
existe un sonido que aligere la vida. Tal vez conseguimos habituarnos
a ser
cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos.

Han resultado heridas mis palabras. Los sentidos se han alterado; nada
ya
significa lo que es.

Habitamos la penumbra. Con una pala quitamos los restos de luz para
arrojarlos en el infierno.

Ya no necesitamos ojos.
Ya no necesitamos.
Ya no.

En el ocaso de la víspera la luna ha perdido parte de su resplandor. Se
ha
producido un descenso y el espacio alterado no logra imaginar cómo
vestirse.

Los rayos emblandecidos se proyectan sobre el agua donde parecen
anclarse.
Han abierto en el líquido una herida que no sangra pero que hunde su
dolor
en el abismo.

No hay testigos que registren el color de aquello que no se deja curar.

Hay una enemistad en el acto de decir que se palpa con todo el cuerpo.

Allí se quiebran al renacer las ligaduras que nos sostienen y nos
gobiernan.

José Kameniecki

Poema

Cuando todo este insensato ajetreo
haya quedado atrás
buscaré el río donde lavar esta carga,
tanto temor,
tanto cansancio,
tanta palabra vana.

Tendido en la orilla rumorosa
como ugua
sencilla, mn guijarro,
el sonido del aonótona,
me irá purificando…
Hasta suspender mi vida
en el canto de un pájaro,
en el susurro de la brisa,
en el aroma dulce del ocaso…
y me extenderé blanco
en la trasparencia del verano,
como un aire seducido
en la permanencia azul de la fugacidad,
enamorado de un tiempo sereno,
frágil, intacto…
me extenderé impalpable,
casi desaparecido,
y el periplo aéreo de las nubes
será mi ocupación,
una mota de polen en la hierba,
el celo ruidoso del insecto.

Dispondré mi corazón como un ojo atento,
las noches serán mis párpados
y una larga conversación con Dios, mis sueños.

Julio Corigliano

Poema

Una mujer que está
por que la invaden los fantasmas.
Una mujer que no está
porque el día los quemó en su hoguera.
Le hablan
……………..responde y no está,
La miran
…………….destella y no ve.
En el alba de su interior
resucitan los vivos y los muertos
y cada silencio brilla
como esas cenizas que la reclaman
oscurece
como alguien real decidido a no serlo.

Una mujer que partió
hacia la morada invisible
con la palabra mágica
adherida a sus huesos de pájaro.

Zulema de Artola

Poema

Quien escribe no muere

Signos sobre la página
garabatos de una noche de verano
ondulaciones/senos o colinas
del anhelar
sonríen sus tristuras

Otros dicen los prodigios del día
el acezar
de siestas fulgurantes
el leve pájaro de una sonrisa

Todo vive en ti/en mí/en la mirada
de algún desconocido
que hojea estas páginas extrañas
en la plaza de un pueblo

No muero porque escribo.

David Lagmanovich

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