Conversando acerca del idioma Diálogo con el Dr.Pedro Luis Barcia (3er y última entrega)

Presidente de la Academia Argentina de Letras
“Las palabras no son morales ni inmorales, existe un uso moral o inmoral de las palabras”.

Por LUIS RAÚL CALVO y NORA PATRICIA NARDO

G.A.: Una de las funciones  de la Academia Argentina de Letras es velar por el correcto uso de la lengua ¿se puede lograr?
P.L.B.: Se puede lograr en la medida en que las Academias sean efectivas como es la nuestra que tiene mucha presencia mediática. El primer negocio que tiene que hacer una Academia es entrar en relación  con los medios, lleva tiempo, este cargo es gratuito y yo tengo que sacar de mi tiempo personal – acá no se cobra un peso, quizás si cobrara no haría nada-. Esta Academia ha sabido manejarse en dos ámbitos: por un lado los medios y por el otro lado la electrónica que son las dos claves del siglo XXII. O sea con los medios tenemos una conexión fluida, hemos hecho convenios, el primer convenio de ADEPA  (Asociación de Entidades Periodistas Argentina) fue con la Academia de Letras, nosotros todas las semanas le mandamos a ADEPA observaciones lingüísticas para los periodistas. Ahora vamos a publicar un diccionario argentino de dudas idiomáticas, todas las semanas les vamos a mandar tres observaciones sobre los errores típicos de los argentinos para que los periodistas lo corrijan, pero además con ADEPA tenemos con FOPEA, y con ellos hemos abierto los dos últimos Congresos, o sea que le han dado a la Academia un reconocimiento importante. Hemos tenido tres videoconferencias con periodistas en cada encuentro venían 80 periodistas por vez. Ahora con FUNDEU, que es la Fundación para el Español Urgente, una de las tres Academias, (Chile, México, Argentina son las únicas tres) tienen un convenio. Todos los días mandamos a todos los diarios del país, a FOPEA, ahora también vamos a hacerlo con las radios, mandamos indicaciones, la tarea es asistir, es ganar con el idioma. Esta Academia ha llegado mucho a los medios, mucho más que la española, tengo cincuenta libros que he escrito pero esta labor es más efectiva.
El otro campo es el electrónico, esta cadena tiene un canal en Youtube, es una de las únicas, tiene un sitio muy activo y se va a encontrar con una serie de propuestas y novedades  para explorar, lo lleva a la Biblioteca Virtual – la más grande es la nuestra- en la Biblioteca Miguel de Cervantes Saavedra, en Alicante  se puede encontrar  con un enorme material literario que hemos digitalizado, todos los cancioneros populares de Carrillo están allí, los diez tomos de los cuentos populares de Berta Vial de Battini, toda la poesía gauchesca. No hay ninguna Academia que haya digitalizado tanto como la nuestra. Lamentablemente le ofrecimos al Ministerio de Educación de turno, nos dijo que no, porque hubiese tenido cualquier maestro del país, por ejemplo de la Quiaca ese material teniendo un aparatito reproductor, lo tuvimos que sacar del país y mandarlo allá.
La Academia ha publicado el primer libro multimedia del país junto con EMECE, el “Martín Fierro” viene con sus tomos y sus apuntes y después un CD, donde uno no sólo lo puede leer,  sino que además lo va conectando con el significado de algunas palabras o por ejemplo con el sonido de la vigüela, tiene dos versiones leídas para ciegos, tiene incorporados mapas, figuras como el caballo con todos sus pelajes y su color original y además tiene videos, cuando se habla de una doma de potros hay un video. Es realmente interesante, hemos lanzado el primer Newsletter de una Academia, ninguna Academia lo tiene, nosotros lo llamamos Boletín Informativo Digital que cada quince días sale y tiene la ventaja que aquí se puede andar, en un sitio uno espera que venga, entonces lo mandamos a todos los periodistas del país, a todas las Academias, y  entonces los periodistas abren  y ven noticias que son interesantes y lo comunican y entonces la Academia ofrece material de inquietud al periodismo argentino.

G.A.: ¿Existen las malas palabras?…
P.L.B.: Las palabras no son morales ni inmorales, existe un uso moral o inmoral de las palabras. Por ejemplo si a mí casi me atropella al cruzar la calle un colectivero, yo lo miro y le digo: “colectivero, desde el punto de vista gramatical es una descripción de la función que el hombre cumple, pero el tono que puse, la actitud con que lo dije, es una puteada.

G.A.: ¿Es la intencionalidad, entonces?
P.L.B.: La intencionalidad es diferente,  la ironía a veces tiene que ver con palabras ingenuas y sin embargo, por ejemplo,  mi querida suegra es una expresión absolutamente falsa. Esa sería una mala palabra.
Una mala palabra es por ejemplo desnutrición infantil, como expresión, es “inmoralidad del manejo de los fondos públicos, coima es una mala palabra, “no culo o teta, esas son palabras vulgares y comunes.
La coima debería ser calificada como mala palabra porque atenta contra la vida democrática, entonces lo que existe, es una inadecuación o desajuste por parte de las personas, las palabras fuera de contexto.
Hay palabras que pueden usarse  en un grupo reducido, en la barra de  la esquina, otras que puede usarse en el almuerzo, en su casa y otras que puede usarlas en la Academia. Lo que caracteriza al hombre, no es únicamente  como maneja el sistema, sino como adecua las palabras al público que se destina. Eso indica la inteligencia del hablante.

G.A.: Uno escucha la radio y se nota como gran parte de los comunicadores sociales hablan en un idioma bastante vulgar. Antiguamente  el comunicador cuidaba mucho más la forma en la cual se dirigía al oyente…
P.L.B.: Si, estos últimos cinco años está pasando esto, le diría que al principio fueron las radios que comenzaron con esa especie de ensañamiento en palabras gruesas, groserías, que a mí no me sorprenden porque yo las defino en el diccionario y trabajo con esas palabras.
Por ejemplo Usted me dice: – cuantos sinónimos de la palabra pene conoce- y yo le digo que conozco -más que cualquier periodista los quince que hemos incorporado al diccionario-, yo los he estudiado.
A mí no me afecta, ni se me caen los anillos por escuchar tal cosa, lo que sí hay una falta de adecuación. Empezó en una radio, por las tardes en boca de una mujer, que al hablar de esa manera, descubrió que parte de la gente se le reía,  como una escueta respuesta positiva y se convirtió en una cloaca.
Pero esto se trasladó también a la mañana, antes no había gente que dijera “dejate de joder”, que tampoco mata a alguien, pero es una grosería decirlo así. Habría que hacer una campaña para volver a hablar con las tres c,  correcto, conciso y claro. Pero sin entrar en este juego de buscar la complicidad de la gente en las palabras gruesas, porque en la medida que se utiliza este tipo de palabras, el público  se va acostumbrando a esto y se   genera un público que las tolera.
Alguna vez escribí esta idea: “que los medios operan  como la doma  del indio a  caballo, el indio no va montado nunca al caballo, el indio lo ata a un palo, lo empieza a dar vueltas alrededor, lo soba, lo silba, lo conversa, le pasa la mano en el lomo, le va quitando las cosquillas con una varita, un día se sube y no corcovea el caballo”.
Eso es lo que hacen los medios de comunicación, nos va quitando las cosquillas de la sensibilidad estética, de la sensibilidad moral, y después invierten el planteo y dicen les damos al público lo que el público quiere. No es así, ellos acostumbraron al público a eso y después nos dicen que tenemos la libertad de cambiar de canal. Es igual que yo subiera a un colectivo de servicio público y estuvieran rotos todos los asientos y me quejo y me dice el colectivero bájese y camine. No,  es un servicio público. Acá el CONFER  nunca operó, ni con un funcionario ni con otro. Los dos han sido bocina de avión, y timbre de Panteón. No se trata de castrar a nadie, sino  de poner coto para que la gente no se desbande y lo único que responden es: – nos gusta esto sino  cambie de canal-. Pero son ellos los que cobran por este servicio, por ser un servidor público.

G.A.: Y con una función tan importante  como la de comunicador social…
P.L.B.: También es importante señalar que hay facultades  de Comunicación del país que no tienen Lengua en la currícula de enseñanza, y eso es muy grave,  tienen otras asignaturas como Semiología, Análisis del Discurso, pero no Lengua, entonces no están enseñando el instrumento básico de comunicación. 

G.A.: Leímos que Usted escribió junto a Gabriela Pauer  el “Diccionario Fraseológico del habla argentina con frases como está:
¿Te enteraste? Julio quedó en Pampa y la vía y a Pedro se le heló el sebo; Carlos, más vivo, hizo las del tordo. ¿Pero a mí no me alimentaron con leche de higo? No les voy a dar ni la hora. Quietito, sin armar bochinche, me la aguanto piola. Al fin y al cabo, ¡yo, argentino! ¿Cómo lo fueron construyendo?
P.L.B.: Ese diccionario de fraseología del habla argentina lo venía soñando desde hacía mucho  tiempo,  porque era una falta que teníamos, nosotros teníamos un Diccionario del habla  de los argentinos que tiene fundamentalmente voces, pero no expresiones. Expresiones significa:  frases de dos o más palabras. Y la Argentina tiene un caudal muy rico. Así que durante un año y medio fui recogiendo de lo que leía en mis viajes en micro,  me dedicaba a   bucear y anotar las frases, entonces después de tener un caudal muy grande, busqué la ayuda de Gabriela Pauer, que había sido alumna mía y que trabaja conmigo, y entonces comenzamos a definir los sentidos y se generó  este Diccionario. Hay once mil frases que no están incluidas en España, todo lo que está allí no se usa en España, entonces todo lo que está allí es parte de rescatar nuestra  identidad, como nuestro diccionario del argentinismo. La Academia Española no tiene diccionario de frases propias, ahora México y Chile lo sacaron, lo hicieron después que nosotros.

G.A.: ¿Siempre pone tanta pasión por lo que hace?
P.L.B.: Siempre fui una rata de escritorio,  porque era un investigador que publicaba anualmente muchas cosas descubriendo los diarios. Yo tengo recorridos  todos los diarios del siglo XIX. Cuando vivía en La Plata tenía acceso directo al archivo, y allí he sacado dos tomos de Rubén Darío desconocido, un tomo de Fray Mocho, un tomo de Pedro Enrique Sureña. Me dediqué mucho tiempo a rescatar a los náufragos, no es una resurrección de muertos sino rescate de náufragos, de esas páginas valiosas  que quedaron ahí. También publiqué otro tipo de libros. Cuando asumo en la Academia me di cuenta que había que empezar a moverse porque esto era una especie de continuidad estática y entonces me descubro con capacidad de gestor. Lo hago sacrificando mi tiempo para los libros, aunque he seguido publicando, pero en estos doce años que llevo de Director tendría seis libros más. Comienzo a relacionarme con otras entidades a fin de que puedan invertir en libros para la Academia y en otras actividades,  todo lleva su  tiempo de gestión. Pero por suerte ha sido reconocido por los medios, este cambio de gestionar.

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