“Umbrales Posibles” de Nora Patricia Nardo

La hermosa noche de primavera del viernes 4 de noviembre de 2016 asistimos nuevamente al Ciclo Literario “Antonio Aliberti”, en el Café “Montserrat”, coordinado por Luis Raúl Calvo, Amadeo Gravino y Julio Bepré. 

Allí, Nora Patricia Nardo poeta, ensayista, co-conductora y co-productora del programa “Generación Abierta en Radio”, Jefa de Redacción de la Revista “Generación Abierta”, nos ha sorprendido con la presentación de su tercer libro de Poesía:  “Umbrales Posibles”.   

Nora  estuvo  acompañada por  poetas, amigas,  amigos de la vida¸ de la educación,  de la literatura, y  de los distintos caminos que ha recorrido y por su hermosa familia. Fue llamativa la presencia de tanta gente que se acercó a celebrar la palabra y que escuchó con atención todo el encuentro, en un clima de respeto y alegría.

La presentación estuvo a cargo de los poetas Beatriz Schaefer Peña y  Amadeo Gravino, la lectura de los poemas por los actores Graciela Wehbe, Alejandro Geffner y el Director de teatro Carlos Demartino

Carlos Flores Plantarosa musicalizó uno de los poemas de Nora Patricia Nardo “Esa niña” perteneciente a su segundo libro “Pretextos de la Oscuridad” y el poema “El Secreto de las Hadas”  fue musicalizado por el poeta  Luis  Raúl Calvo. Todo ese bello escenario hizo que compartiéramos una de  esas noches inolvidables, cálidas y de mucha magia que solemos estar acostumbrados a vivir  en el ya mítico Café “Montserrat”-Declarado “Bar Notable” en 2014-.

El prólogo del libro escrito por el poeta Carlos Berbeglia nos dice entre algunas otras cosas:   “Umbrales Posibles”, el presente conjunto de poemas de Nora Patricia Nardo da a entender, desde su mismo título, que versa sobre un transitar (su propio “itinerario”) el cual habrá de detenerse en muy variadas puertas, de distinta contextura y resistencia, algunas franqueables con relativa facilidad en tanto otras lo serán de transposición dificultosa.

   Así, el primer poema, “El secreto de las hadas” aparece como un prototipo de la afirmación precedente, llega a un umbral y lo traspasa apenas con el recurso de la imaginación, a lo que añade algo que habrá de repetirse en la totalidad del poemario, el no dar cuenta de certeza alguna, aunque tampoco de incerteza, pero sí de incertidumbre, valga la paradoja, porque se trata de un secreto, y, por lo tanto, la integridad del poema, que apunta hacia el futuro, no asienta sobre el terreno firme del presente, único sostén de las afirmaciones con posible garantía gnoseológica.

(…)   Si recapacitamos en las metáforas apreciamos que la poeta las aborda con un  toque de originalidad, en lugar de llevarlas a cabo en cada verso se vale de la totalidad del poema para llegar al umbral ambicionado, como ilustran  fehacientemente los poemas “El alba”, “Aroma a café”, “Fuego y mordaza”.

   Nos presenta Nora Patricia Nardo una poesía de raigambre universal a partir de su estrictez femenina, en todas ellas aparece la certeza de la incertidumbre como signo tangible de una existencia vivida entre anfractuosidades, en general, y en el género femenino en particular, un futuro sin sueño/un mundo sin  futuro (Malala), dedicado “a las mujeres que sufren y luchan” da cuenta de su aspiración moral volcada en la estética de la poesía, contrapuesta, en otro poema también dedicado a las mujeres, precisamente “Mujeres de mi barrio” donde desnuda la pequeñez humana sin miramiento alguno. En otros dos poemas también retorna a la cuestión del género,  aunque desde otra perspectiva ahora, el homenaje a las madres, a la propia (“Ella, una mujer de sueños”), y a la Virgen María, la doliente progenitora de Jesucristo, una de las escasas luces que alivian ese otro dolor, sin pausas,     constituido por el todo humano.  

Las poesías están a tu alcance, lector, si aprecias el embeleso de esa nunca definitivamente aclarada posibilidad de expresión propia de algunos seres como Nora, entre los sorbos de alguna taza de café o un vino compartido te invito a leerlas, ella quiere cantarte para que no olvides/para que no desesperes/para que la alegría esté allí (“Desde la piel”).

En su contratapa  el poeta Héctor Miguel Ángeli escribe  del libro:

“Tal vez lo primero que el lector de “Umbrales Posibles”  asevere es que fue escrito por una mujer. Porque estos poemas de Nora Patricia Nardo lujosamente sensibles, evidencian una femineidad cabal y elocuente. Por el tono confidencial, ligado en perfecta unidad a sus dos libros anteriores (“Relatos de la piel” y “Pretextos de la oscuridad”) reconocemos que todas las experiencias vitales, aún las más distraídas, pueden transformarse en belleza. Lo sugiere Nora cuando dice en su segundo libro: “Los poetas se aproximan a la eternidad”. Esto implica a la vez el sanguíneo camino que el poeta transita hacia la poesía para no morir”.

Expresaba la poeta Beatriz Minichilo:

“Coincido tanto con Héctor Miguel  Ángeli como con Carlos  Berbeglia en que hay en tu poemario un sentido de femineidad que atraviesa todas tus palabras. Palabras elegidas con delicadeza que se internan en el oído y penetran en el ser íntimo.

Se nota una fuerte connotación hacia los sentimientos más hondos y humanos que tocan no sólo los temas afectivos sino que denuncian situaciones de la vida diaria que nos hieren, nos sacuden, desde la invocación a los seres queridos hasta la condolencia por el padecer de otras mujeres, todo transcurre como a través de un velo que no nos impide ver la tragedia de otros, denunciarla y apropiárnosla.

 ”Soy desde antes y desde ahora / soy río y mar / pregunta y respuesta / fugaz y eterna”. Tus poemas traducen melancolía y a la vez fuerza de alguien que no se deja avasallar y continúa su búsqueda.

Muy buena la presentación estética del libro, la tipografía, la diagramación. Felicitaciones por esta nueva entrega.”

En la presentación nos señalaba la poeta Beatriz Schaefer Peña: “Nora Patricia Nardo ha elegido el título de “Umbrales Posibles” como significante, quizá, de esa traslación al territorio donde se accede al encuentro de los sueños, el íntimo deseo que se oculta en la vastedad del espíritu. Con un sostenido tono intimista asistimos, desde la lectura, al pasaje de los recuerdos que le devuelven a la autora situaciones y presencias remotas donde muchas veces ocurre la melancolía. Así, desde  una voz lírica transparente, que no accede a lo hermético, nos va develando su interioridad en la cual, más de los acontecimientos cotidianos, aparecen también esas sucesivas estaciones del alma que muchas veces nos obligan a volver la mirada a lo que fue, a ese despojamiento que impone la idea de la última partida: sito: El sol se ha detenido/ en las colinas/ para verte pasar/sangre escarlata/aluvión del viento/infinita, arcana…Nos dice al inicio desde este sentido poema dedicado a la poeta Nina Thürler y más adelante y siguiendo el tono de la evocación, le dice al padre ausente, desde la ternura: Paciente/en ese cielo que te alberga/solitario transeúnte…/Secretamente/cada vez más cerca de mí. Pero más allá de estas reminiscencias de lo perdido, que aparecen a lo largo del poemario, Nora cumple el desafío de hacer posible la incorporación de las criaturas y situaciones que habitan su recuerdo, a esa instancio de lo aún no sucedido. Y por ello no la desgarra el abandono, más allá del vacío de la autora situaciones y presencias remotas donde muchas  veces ocurre la melancolía. Así, desde  una voz lírica transparente, que no accede a lo hermético, nos va develando su interioridad en la cual, más de los acontecimientos cotidianos, aparecen también esas sucesivas estaciones del alma que muchas veces nos obligan a volver la mirada a lo que fue, a ese despojamiento que impone la idea de la última partida: sito: El sol se ha detenido/ en las colinas/ para verte pasar/sangre escarlata/aluvión del viento/infinita, arcana…Nos dice al inicio desde este sentido poema dedicado a la poeta Nina Thürler y más adelante y siguiendo el tono de la evocación, le dice al padre ausente, desde la ternura: Paciente/en ese cielo que te alberga/solitario transeúnte…/Secretamente/cada vez más cerca de mí. Pero más allá de estas reminiscencias de lo perdido, que aparecen a lo largo del poemario, Nora cumple el desafío de hacer posible la incorporación de las criaturas y situaciones que habitan su recuerdo, a esa instancio de lo aún no sucedido. Y por ello no la desgarra el abandono, más allá del vacío de la ausencia. Quiero decir que ella nos va revelando, desde los poemas , lo que enuncia en el título o sea lo posible, como puede ser el internalizarse, desde el sentimiento, en el secreto mundo que habitan quienes fueron sus afectos. Pero dejando ese irrecuperable territorio de lo ya vivido, en algunos poemas aparece también ese tono reflexivo que lleva a la autora a la percepción del umbral que no por lo lejano deja de ser el definitivo. Sabemos que el amor es lo único que hace posible, no solamente la redención del hombre sino también la perdurabilidad de esos sueños capaces de hacerle crecer alas al alma. No Nora nos traduce ese sentimiento desde estos versos tomados de diferentes poemas suyos, de este libro, y que aquí transcribo: Quiero ir hacia ti/ todas las mañanas/cuando me amaneces/y no te encuentro./Cuando me visto/y no me desnudas. Y esos otros: Ya partiste…/Quién entonces hará mi2 elegía?/ Sólo tú fuiste testigo/ de fragmentos de mi vida. Pero también ese amplio espectro que aborda este sentimiento, aparece como referente la figura de la madre, mujer construida con la materia de los sueños y que, según nos revela la autora, desde la bella poesía que le dedica, ella “busca y encuentra más allá de los ángeles”.

El camino hacia la Poesía es largo, intrincado y ella solamente nos permite el acercamiento, por eso su búsqueda no tiene fin; difícil porque está lleno de senderos falsos en los cuales muchos se pierden. También sabemos que una página en blanco siempre es un desafío para quien aspira a la escritura como vía de la creación Pero Nora Nardo, como respuesta a su propia convicción, nos dice desde el poema que da título al libro: “En este laberinto…estoy abriendo puertas…/traspasando todos los umbrales posibles…/estoy sondeando un camino/ en este laberinto…”y quienes la celebramos, desde la lectura, le auguramos que en su aventura también le ocurra el descubrimiento de esa antorcha encendida al final de su búsqueda, a cuya luz aspira desde los propios versos.”

 

Desde la piel

Quiero cantarte como los antiguos griegos
fragmentos acerca de la existencia
con el ritmo del corazón
y la escala en Do menor
siguiendo la partitura del sol
con la lira, la cítara  y el  oboe.

Quiero cantarte para que no olvides
para que no desesperes
para que la alegría esté allí.

Quiero cantarte como los pájaros
todas las mañanas
para que ese latido no te enloquezca
para que la oscuridad no te dé miedo.

Quiero cantarte desde la piel
con el goce de los ungüentos sagrados
con el vino que purifica y
la miel que envuelve
el rocío de los amantes.

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