Ingrid Pelicori

“El actor “trabaja” en las almas de los espectadores”

Por Ana Allaria*

En la intimidad del diálogo aparecen los recuerdos que sostienen y acompañan. Ingrid es hija de un gran actor, Ernesto Bianco y manifiesta cálidamente el orgullo de ser su hija. Talentos que nos hacen sentir que no dejan nada bajo la manga y ponen el cuerpo y el alma para que nos conmovamos. Por el recuerdo nos acercamos un poco a conocer algo más de Ingrid.

G.A.:¿Quiénes fueron tus maestros?
I.P.: –Estudié con muchos profesores, principalmente con Raúl Serrano y Carlos Augusto Fernández. También considero como maestros míos a los actores del elenco estable del Teatro Municipal General San Martín, con los que compartí muchos años de trabajo siendo yo muy joven, y me enseñaron  con sus palabras, sus consejos y su ejemplo. Me refiero a actores como Elena Tasisto, Juana Hidalgo, Alicia Berdaxagar, Graciela Araujo, Walter Santa Ana, Jorge Mayor, Alberto Segado, entre otros.
En cuanto a mi formación, fue importante para mí un año que viví en Francia y en el que hice muy diversos cursos de muy variadas técnicas. Por supuesto que intervino en mi formación todo mi entorno familiar, el haber visto mucho teatro desde muy chica, y el haber mamado un  gran amor por este trabajo.

G.A.: ¿Cómo fueron tus inicios en la actuación?
I.P.: –Mis inicios fueron en algunos proyectos de Teatro Independiente, pero muy pronto di una prueba en el Teatro Municipal General San Martín, y allí pasé luego varios  años de trabajo, formando parte del elenco estable. También  tuve la suerte de participar en Teatro Abierto, en los dos primeros años, algo que realmente significó mucho para mí, tanto como resistencia a la dictadura, como demostración de lo que se puede hacer cuando nos juntamos muchos.
Tomar profundamente la decisión de ser actriz, fue un proceso largo, si bien empecé muy tempranamente en la profesión. Tenía también otras inquietudes fuertes, y por eso estudié Psicología en la Facultad (si bien hice toda la facultad mientras ya trabajaba como actriz). Posiblemente el tiempo que viví en Francia, lejos de todo condicionamiento familiar, laboral etc, fue muy bueno para que me cayera bien la ficha de mi deseo de actuar. A la vuelta de Francia (año 1986) mi cuestión vocacional ya era muy clara,fuerte y decidida. Pero yo actuaba desde 1978.

G.A.: ¿Hay algún personaje que te gustaría actuar?
I.P.-Hay muchísimos,.los de las Tragedias Griegas, los de García Lorca, los de Chejov, por decir algunos. Pero en general, más que el personaje me importa la totalidad del proyecto, quién lo dirige, quiénes lo hacen. Porque de eso va a depender lo feliz que me pueda resultar la experiencia.

G.A.: En tu formación personal mencionaste que estudiaste la Carrera de Psicología. ¿Ejerciste la profesión? ¿Te ayudó a profundizar sobre la complejidad de los personajes que te ha tocado interpretar?
I.P.:-Nunca ejercí como psicóloga. No sé si me ayudó para el trabajo actoral. No especialmente. Pero todo lo que uno lee, vive, observa, comprende, va a enriquecer el trabajo en el escenario. Entonces, en esa medida, sí me ayudó. Pero no encaro los personajes desde su estudio psicológico. No concientemente.

G.A.: ¿Cómo ves la realidad del teatro en estos días, en nuestro país?
I.P.:La realidad teatral actual me parece super rica, super variada, muy  valiosa. Creo también que se están ganando nuevos públicos para el teatro.

G.A.: ¿Cuál es a tu parecer el mayor compromiso del artista?
I.P.:No sé, en general, cuál es el mayor compromiso del artista. Pero el actor, de alguna manera, “trabaja” en las almas de los espectadores y eso es una gran responsabilidad. Y ahí creo que lo único que uno puede hacer es conservarse fiel a sus inquietudes más profundas y dar testimonio de ellas para compartirlas.

G.A.:Reflexionando sobre la Obra “Decadencia”(*) que están realizando en la actualidad con Horacio Peña, da la sensación que han encontrado un nivel de trabajo y  una necesidad de expresión en común. ¿Cuántas obras han hecho con Horacio Peña juntos?
I.P.:Con Horacio Peña trabajamos juntos muchas veces en el Teatro General  San Martín, ya que los dos pertenecíamos al elenco estable. En dos ocasiones nos dirigió Rubén  Szuchmacher,  (EL LOCO Y LA MONJA, de Witkiewicz y MUÑECA, de Discépolo en los años 1987 y1988) pero en estas ocasiones había también otros actores.
En 1996 estrenamos DECADENCIA, ya con este pequeño grupo que formamos. Y  después se sucedieron varios espectáculos más:  POLVO ERES, de Harold Pinter;  AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN, de Federico García Lorca;  MARTES ERÓTICOS (sobre textos de muchos autores); LA BIBLIOTECA DE BABEL, sobre texto de Borges; EXTINCIÓN, de I. Ramírez de Haro; QUARTETT, de Heiner Muller
También hicimos con Horacio  otras obras juntos,  dirigidos por diferentes directores.

G.A.: ¿Cómo surgió la posibilidad de volver a representarla?
I.P.:La idea de volver a presentarla siempre estuvo, porque cada vez que la hicimos funcionó muy bien, y nos dio muchas alegrías. Estrenamos en el San Martín el 13 de marzo de1996. Repusimos en La Plaza en  1997, en Babilonia en 1998 y 1999. También en todos esos años la hicimos en gira. En 2001 la presentamos en Córdoba, en el “Festival Internacional de Teatro” y en 2002 se  repuso en el Teatro Municipal General San Martín.
En 2006, como se cumplían 10 años del estreno, nos pareció que una  una manera de festejar era reponiéndola. Finalmente el año 2006 se fue yendo con otros proyectos y finalmente la repusimos ahora, a comienzos de 2007. Vamos a cumplir los once años, estando en cartel.

G.A.: Aún conservando el mismo texto original, ¿han percibido matices diferentes en lo personal y profesional con relación a lo que “dicen” estos personajes?
I.P.:Sí, debe de haber diferencias en nuestro modo de interpretar, nuevos matices que vamos encontrando, descubriendo y probando. Pero a grandes rasgos el espectáculo es el mismo.
Lo que fue cambiando mucho es la manera en que el espectador lo recibe.
Cuando estrenamos en el Teatro Municipal General San Martín, la obra en ese momento y en ese contexto resultaba muy provocadora y hasta escandalosa. Por lo demás,  estábamos en pleno menemismo, y la obra parecía pintar la “fiesta menemista” con toda su obscenidad y decadencia. Pero cuando la repusimos en 2002, en  plena gran crisis argentina, la obra parecía estar escrita para ese momento y se oían otras cosas.
Hoy, creo que la obra se volvió menos escandalosa y más cruel. Pero nunca pierde el humor, la ironía y el maravilloso juego teatral que nos ofrece a nosotros como actores, toda la libertad que permite el texto en verso, el desafío de hacer dos personajes cada uno sin cambio de vestuario ni de  peinado, sólo con nuestras voces, nuestra corporalidad, nuestra conducta. Es  una gran celebración del teatro como juego y como artificio.

 
Cuando esos humanos-personajes decaen  en el incesante tránsito de las historias sociales y personales, hay dos actores que sostienen con oficio y talento, lo que no decae, sino que, por el contrario se fortalece, el amor a sus profesiones y a la maravilla ritual del Teatro. Nuevamente, gracias.
 

(*) Decadencia (De Decadente) f. Declinación, menoscabo, principio de debilidad o de ruina.
*Ana Allaría: Actriz, docente de Teatro en Escuelas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, escritora.

DECADENCIA
Algunas Sensaciones

Una sala pequeña, íntima, en Lambaré al 800 “Espacio Kafka”.  Al ingresar,la cercanía con el espacio de representación  refuerza el juego “ritual” del Teatro. En el escenario un solo elemento como utilería y escenografía, un diván de terciopelo rojo, y un juego de luces sencillo,  que distinguirá espacialmente las diferentes escenas. En ese ámbito transitarán cuatro personajes, enredados en engaños, ambiciones y mundos que comienzan a derrumbarse. Cuatro personajes interpretados por una actriz y un actor que componen impecable y generosamente con sus cuerpos, sus voces y por sobre todo sus tonos en el “decir”.
Ella: Ingrid Pelicori – Él: Horacio Peña.
Autor de la obra: Steven Berkoff – Dirección: Rúben Szuchmacher.

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