El Columnista Invitado: Juan Gelman, en el corazón de la palabra

Por Pablo Montanaro*


Toda la obra poética de Juan Gelman está conformada por ciertos ejes que interactúan, multiplicando sus alcances. La realidad, la verdad y la belleza, son los puntos cruciales de un estilo que se inicia justamente con la marca de la cotidianeidad conjugada como realidad: la mirada hacia la ciudad, los gestos y actitudes de lo humano, los oficios “terrestres”, la escritura, los asuntos desencadenantes de lo social y político.
Toda esa conjugación aparece desde su primer libro, Violín y otras cuestioneseditado en 1956-y que cierra con estos versos: “Tu vida entonces será un río innumerable que se llamará Pedro, Juan, Ana, María, pájaro, plumón, el aire, mi camisa, violín, crepúsculo, piedra,  pañuelo aquel, vals antiguo, caballo de madera./La poesía es esto. Y luego, escríbelo”.
Fiel anuncio de lo que vendrá en sus próximos libros.
Y lo que vendrá estará siempre signado a la búsqueda de lo esencial, tratando de hacer conjugar las circunstancias exteriores con las del corazón, como requería Paul Eluard.
A veces, ciertas circunstancias, extremadas circunstancias, le fueron exigidas con las durísimas implicancias que provocaron en su vida (exilio, compañeros desaparecidos y otros asesinados por la última dictadura militar en el país, su hijo Marcelo muerto, la esposa de éste también muerta después de dar a luz a un bebé cuyo paradero el poeta aún desconoce).
Se puede afirmar a esta altura de los acontecimientos que Juan Gelman inauguró una voz, una marca expresiva que tomará cauce en un grupo importante de poetas de la generación del ’60/ ’70. De algún modo de Juan Gelman “caen caminos para que los pies de la poesía caminen”, parafraseando el homenaje que el autor de Gotán le hiciera a César Vallejo en el poema “Ruiseñores de nuevo”.
A partir de Cólera buey(1971) Juan Gelman asume sus riesgos, enfrenta los destinos y plantea tanto para afuera como para adentro viejos y nuevos interrogantes.
En cuanto al viejo y remanido tema de poesía social, poesía política, poesía militante, y otros tantos rótulos con las que se definió, en torno a los textos y libros de Juan Gelman, digamos que, como bien advierte el propio autor, no debe caerse en “consideraciones sociológicas”; yagrega que la mayoría de los poemas escritos en los años ’60 no eran combativos, sino que eran de temática amorosa.
Para Gelman se partió de una falacia, porque los que escribían poesía social eran los menos, afirma el propio autor. Como bien dejó expresado Cardoza y Aragón: “es la poesía la que hace política, y no la política la que hace poesía”.
La obra poética de Gelman es el resultado de un ininterrumpido trabajo con la palabra y con sus obsesiones; esa búsqueda de seguir escribiendo “a ver si alguna vez te encontrás con la señora, para seguir persiguiendo lo inaferrable”.
De 1956 – año de publicación de su primer libro- hasta Incompletamente, aparecido en 1997, pasaron cosas, cosas en un país que le marcó la ruta del exilio en 1975 y que recién en 1988 (cinco años después de la instalación de las instituciones democráticas) lo dejó volver para poder decirle: “ayudame a juntar todas mis almas/ no me dejés de vos/país/paisame”.
Tiempo en que uno puede sentir aquellas obsesiones: el amor, la niñez, la revolución, el otoño, la muerte, la poesía…Porque son las que lo siguen sumiendo en la abierta oscuridad de su sentido, obligándolo a hurgar en respuestas “que nunca encontraré”.
En una entrevista, Juan Gelman explicaba, en cierto modo, eso de las obsesiones y lo ejemplificaba con la figura de un caleidoscopio “que no tiene más de cuarenta o cincuenta pedacitos de vidrio, pero a medida que uno los va girando aparecen muchos dibujos, no infinitos pero muchos, y yo creo que lo que se muele dentro de uno- como obsesión y como relación con el lenguaje y con la vida- va produciendo ese movimiento de caleidoscopio por el cual una palabra, en un conjunto de palabras, se va ubicando de distintos modos como los pedacitos de vidrio, pero la que hace girar el caleidoscopio es la mano… y en el poema, ¿será la vida?, ¿será no sé qué?, ¿será que una misma obsesión te visita de otro modo?”.
Ejemplo de ello es el libro Salarios del impío, el cual gira en torno a la temática del amor y a la vez de la búsqueda de esa palabra esencial, pero que casi es impronunciable. El tono es ahogado, acaso ¿más trágico?, con palabras que ya han sido gelmaneadas, quiero decir que ya han sido habitadas y cobijadas por la voz poética… “El peso de la palabra llega desde una piel tendida, furia o pena, niñez./El vacío del hondo, apoyado en el viento” o “Mora en la sombra la palabra que te nombraría. Cuando te nombre, serás sombra. Crepitarás en boca que te perdió para tenerte”.
Golpes de la belleza incesante.

 

Dos poemas de Juan Gelman

I
la realidad tiene labios
que besan a muerte/es destino
de todos/¿qué concierto pasó
a ser su propio infierno?/no vale

desarreglar la irrealidad
de tanta habitación o calle
donde se pegan muy extraños fríos
y suena el piano personal/

¿ya no tenemos muerte propia?
el subsuelo de la noche que viene
guarda lo que sintió el no ser/

ahí va el dolor de la conciencia
acostadita sola al sol.

II

tu imagen entre el ser y el mundo
me devuelve a la luz angosta
del sueño/mezcla
el dolor y el espanto

cerca de la locura donde
tu mano toca mi corazón como
pájaro al aire/ligera
es tu escritura en nada/diáfano

tu desamparo/retrocede
el desastre a su ignorada
ciencia de cada día/come

su olvidada razón/
no hay puertas
para que te ame solamente/

(de “Incompletamente”)

 

* Pablo Montanaro: es autor del libro Palabra de Gelman(en entrevistas y notas periodísticas publicado este año por Ediciones Corregidor).

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