Carlos Cañás*

Por ADRIANA LLARIN


“Siempre hubo administradores de prestigio que tienden las redes de la tentación de las que muchos muerden”.

 

Entrar en el taller de Carlos Cañás es toda una experiencia. Este valuarte del arte argentino, no solo enseña las técnicas que constituyen los fundamentos de la pintura, sino que también le da a sus alumnos las alas para volar, múltiples son los estilos que sus alumnos despliegan, y todos son válidos.
Carlos Cañás es un maestro con todas las letras, posee la sencillez y la humildad de los grandes, valores que constituyen su personalidad de buena gente, de hombre de bien, de artista comprometido con su hacer. 
Cuando se entabla el diálogo con él es uno de esos momentos en donde el tiempo se suspende, tan solo para escucharlo narrar alguna anécdota, que con una sonrisa franca él comparte con nosotros.
El maestro Cañás accedió de manera amable a esta entrevista exclusiva para Generación Abierta, la cual transcribimos  a continuación.

G. A. :¿Cómo fueron sus comienzos en la vida artística?
C. C..:No puedo precisar un año, ya que mi vocación fue desde siempre, desde muy temprana edad.  Cuando me preguntaban sobre qué quería ser cuando fuera grande,  yo siempre respondía, pintor y dibujante.

G. A. :¿Cuáles de sus maestros fueron sus referentes más importantes?
C. C. :Yo muchas veces cuando converso con ustedes menciono artistas, por que hemos sido contemporáneos tal vez con las generaciones más importantes del arte argentino.  A algunos de ellos  los he conocido personalmente , de otros he  visto sus exposiciones, y con otros  -que han sido maestros en las escuelas de bellas artes- , en algunos casos he trabajado. Pero siempre  recuerdo a Humberto Pitaluga, un hombre mayor para nuestra generación en ese momento, muy cálido, muy de enseñar con el gesto más que con la palabra.
El fue un par mío en la Escuela “Prilidiano Pueyrredon”.
Retrotrayéndonos a la Escuela “Manuel Belgrano”, por ejemplo, recuerdo que tuve a Luis Borraro, era paisajista y un hombre de gran humor, de gran señorío y un gran maestro. Luego obviamente han habido otros maestros, sin ser necesariamente en la parte de Plástica, imaginate vos tenerlo en Historia Argentina a Enrique De Gambia, o en Castellano a Leopoldo Marechal, son maestros inolvidables.
En el transcurso de la Pueyrredón, ya avanzado , me toca estar con Eugenio Daneri,  uno de los grandes maestros del arte argentino,  un hombre, muy particular, en el sentido de que era un hombre muy introvertido, muy medido, era breve en su discurso, pero muy profundo.
Recuerdo que fue en ese tiempo que él gana el Gran Premio Nacional con una obra que se titula “La muerte de un hijo”.  Para nosotros  era un orgullo verlo venir y saber que era el autor de ese cuadro que estaba en el Palais de Glace.
Años después de terminar la Pueyrredón, hacer De la Cárcova y empezar con la primera o la segunda  exposición en la Galería Plástica, -un lugar pequeño pero de mucho prestigio, en donde exponían grandes maestros, y en la cual tuvimos  la suerte con Carreño y Linares de poder exponer-, recuerdo que mandé  tarjetas a amigos maestros y entonces un día Peccora me dice; “Cañas estuvo Daneri, y me dijo: déjele saludos a Cañas, yo no se si se acordará de mí”, fíjate vos la dimensión de ese gran hombre.

G. A. : ¿De dónde parte para comenzar una serie?
C. C. : De la intuición.

G. A. :  ¿De qué manera repercutió en su carrera que su obra estuviera en museos del mundo?
C. C. :A medida que ha pasado el tiempo, esto ha fortalecido la convicción de estar en lo cierto.

G. A. : ¿Qué lugar ocupa la docencia en su vida?
C. C. :Un lugar muy importante porqué aborda un aspecto también fundamental de mi vida a nivel vocacional.

G. A. : ¿Cómo se entrelazan el artista y el maestro?
C. C. : No se como se entrelazan, yo vivo trenzado con el pintor, el otro adjetivo no lo conozco.

G. A. :¿Se puede enseñar arte?
C. C. : Yo creo que se puede ayudar a pintar, se pueden enseñar algunas técnicas o mecanismos de la pintura,  pero creo que el arte es producto de cada uno y de su vivencia interior.

G. A. : ¿Qué condiciones debe tener un alumno de arte?
C. C. : Fundamentalmente vocación, compromiso, constancia, fuerza de voluntad.

G. A. : ¿Cómo ve el arte actual?
C. C. : Un tanto confuso, un tanto desperdigado,  y si bien siempre hubo  administradores de prestigio que tienden las redes de la tentación de las que muchos muerden, creo  que en la actualidad esto se hace más evidente que en otras época. No obstante, el arte actual es una expresión polifacética, muy amplia, de múltiples direcciones,  a veces algunos de esos administradores de prestigio  pretenden  ponerle una sola dirección,  y el artista en ese sentido tiene que tener mucha fuerza de voluntad y creer en lo que hace, porqué no se puede estar permanentemente de acuerdo con lo que quieren los demás; no se puede estar diez, quince años pendientes de hacer lo que quiere el otro, de vivir condicionado a lo que otros sienten. 

G. A. : ¿Usted piensa que el arte debe permanecer en un lugar sacralizado?
C. C. : Yo creo que el arte debe ser respetado, debe ser considerado, no tiene que ser vulgarizado, lo cual no quiere decir que debe ser sacralizado, pero eso forma parte de la cultura, yo creo que en este momento lo que puede ser la cultura ciudadana está un poco desperdigada y se debe considerar como falta de respeto atacar un área que debe ser considerada una buena expresión arquitectónica.
En este momento ha sido restaurado el monumento al “Gral. Alvear”, considerado por los escultores y muchos artistas como uno de los mejores monumentos de este país y ha sido manoseado en forma total, pintarrajeado,  manchado con graffiti y eso es una falta de respeto, lamentablemente por todo esto temo que se esté degradando enormemente la cultura ciudadana.

G. A. :¿Qué lugar ocupa hoy la figura del crítico?
C. C. : Ocupa un lugar muy importante, a veces más importante que la del propio artista…

 

* Carlos Cañás: Nació en Buenos Aires en 1928. Se formó en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, “Prilidiano Pueyrredón” y “Ernesto de la Cárcova”. En 1959 formó parte del grupo “Sur” junto a Leo Vinci, Ezequiel Linares, Pérez Román, Aníbal Carreño, Mario Loza y René Morón. Viajó varias veces al interior del país, constituyéndose estos viajes como viajes de estudio, fue becado por el Fondo Nacional de las Artes y viajó al exterior, visitando Italia, Suiza, Francia y España.
Ha expuesto en muestras individuales y colectivas  desde 1957, en Argentina, México, Brasil, Estados Unidos y España. En 1958 obtuvo Mención Honorífica en el Salón Nacional, en 1959 el Primer Premio en el Salón de San Fernando, también en ese mismo año el Premio Adquisición en el Salón Nacional.  En 1997 ganó el Gran Premio Nacional.
Ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes “ Manuel Belgrano”, en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, y en la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto De la Cárcova”.
Sus obras se cuentan como patrimonio de diversos museos tanto del país como del exterior. 

 

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