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Entrevistas – Diálogo con Antonio Nazzaro

 

Por Luis Raúl Calvo

“Yo creo que se hace arte, cualquier forma de arte, solo si se dialoga con el otro…”

“Generación Abierta” tuvo el gusto de poder entrevistar al destacado poeta, periodista, traductor y mediador cultural italiano, quien se encuentra viviendo en nuestro país.

 

 

G.A.: Un gusto Antonio poder tomar contacto con vos. ¿En qué lugar de Italia naciste?

A.N.: Nací en Turín, en una familia de emigrantes de Apulia. En ese entonces la ciudad era totalmente obrera. La FIAT, la fábrica de automóviles, daba trabajo a casi todos los ciudadanos. Crecí en un barrio de periferia donde se hablaban diferentes dialectos según la región de procedencia de los vecinos.  

G.A.: Contanos en principio cuándo se produce tu primer acercamiento a la poesía.

A.N.: El primer poema que escribí lo guardaba mi madre y era parte de mi cuaderno de segundo año de primaria. Los recuerdos que tengo respecto a la fascinación por la poesía tienen como centro a mi mamá, que era en aquel mundo gris de overoles azules, galpones y bicicletas de los que iban a construir autos, una soñadora que a veces le leía poemas a su hijo. Luego,desde los años de secundaria hasta los de liceo siempre escribí para mí, a solas, y con amigos desde los diecisiete años, cuando participé en un concurso para jóvenes poetas de la ciudad. Fui seleccionado y publicado, pero la experiencia fue tan decepcionante que tuvieron que pasar casi treinta años para que volviera a sacar un poemario.

G.A.: ¿Hay antecedentes familiares de alguien vinculado a lo artístico?

A.N.: Pues mi familia es una familia de fotoperiodistas: mi abuelo, mi padre, mis tíos y primos. Su trabajo en la época analógica era una labor que estaba en equilibrio entre el concepto de artesanía y arte. Mi padre, Vittorio Nazzaro (“el nano” para mí) vio sus fotos expuestas en el Beaubourg de París y sí, creo que nací en una familia de “artistas desavisados”. Pero la fotografía influenció muchísimo mi poesía, yo estoy convencido de que escribo como si fuera fotógrafo, armaría un reportaje contando historias con imágenes que no hablan, sino que crean un ambiente emotivo. Hoy creo que mi poesía se acerca aún más al mundo de la imagen y siento mis poemas como obras de video-arte, casi un desarrollo del comienzo fotográfico de mi escribir.

G.A.: Suele ocurrir que hay algún profesor que uno ha tenido, que desde algún lugar influyó en el deseo de leer y/o acercarse a la literatura. ¿Es tu caso?

A.N.: ¡Sí, claro! Era una mujer rubia muy atractiva y sofisticada para nosotros, los del barrio de periferia. Llevaba tacones y nos había conquistado con su pasión por el arte y la poesía. Yo estaba totalmente enamorado de ella, tenía trece años, y leía todo lo que ella nos decía. Orlando en el intento de romper Durindana, La caída dantesca de Ulises al cruzar las columnas de Hércules, los poetas de Francia: Baiser! rose trémièreaujardin des caresses! y en la casa releyendo a Verlaine y soñando con besarla. La influencia de amor y poesía juntos creo que fue fatal.

G.A.: ¿Cuándo comenzás a publicar tu poesía y en qué medios?  ¿Tu primer libro publicado en que año fue?

A.N.: Un poco de esto lo había comentado antes, mi primeros poemas fueron publicados en 1982, en la antología Il rinoceronte tra le nuvole y no sé bien qué esperaba con la publicación de esos poemas. Intenté publicar un poemario dedicado al mito de Orfeo y Eurídice el año siguiente pero ninguna editorial quiso publicarlo. El poemario se perdió y con él mis ganas de publicar libros, pero nunca he dejado de escribir. Con o sin publicación, la escritura es parte de mi vida. Pero mi verdadero primer libro de poemas fue publicado en Chile e Italia, en italiano y español, en 2018 por Ril Editores y Edizioni Arcoiris. Antes solo publiqué un par de fanzines poéticas que guardo casi con celos y muy pocas veces las muestro.

G.A.: ¿Cuáles son los títulos de los otros libros?

A.N.: Amor migrante y el último cigarrillo (RiL Editores, Chile; Arcoiris, Italia, 2018). Cuerpos humeantes (Uniediciones, Bogotá, 2019). Diario amoroso sin fechas, Fotonovela poética (Edizioni Carpa Koi, Italia, 2022). La Dictadura del amor (Delta 3 Edzioni, Italia, 2022). Un libro de cuentos breves: Olor a(EdizioniArcoiris, Italia, 2014) y el libro de crónica y poesía: Notas desde Venezuela. 2017, Vivir en las protestas (EdizioniArcoiris,Italia, 2017).

G.A.: ¿Considerás que tu poética ha sufrido cambios a través del tiempo? ¿Si es así, cuáles serían esos cambios?

A.N.: La vida nos cambia y eso influye en nuestro escribir, pero creo que hay visiones que no cambian, solo se amplían. Sigo experimentando, y si queremos hablar de un cambio en mi hacer poesía creo que el más grande ha sido el emigrar a América Latina y empezar a escribir mis textos en español. Esto ha cambiado mucho mis formas y mis visiones de la realidad, pero mi idea de una poesía accesible y al mismo tiempo atenta a la sociedad y al mundo no ha cambiado.

G.A.: Según tu criterio: ¿El escritor escribe para sí mismo o para comunicarse con los demás?

A.N.: Yo creo que se hace arte, cualquier forma de arte, solo si se dialoga con el otro. El problema es definir el otro, al que uno piensa que le podría gustar mi arte. Cuidado, no estoy diciendo que uno tiene que moldear su forma de escribir según las exigencias del público y del mercado, (¿existe un mercado de la poesía?) sino simplemente aceptar que uno no escribe para el universo sino para otro ser que podría emocionarse y dialogar con la obra poética o plástica o visual que se presenta. El hecho de decir que se “presenta” ya indica un público. Un cierto Dante Alighieri define en el libro El Convivio la idea de público, para quien se escribe, y para explicar su elección del vulgar como lengua de su poesía. Afirma que el público al que se dirige no son solo especialistas, sino que lo integran todos aquellos lectores deseosos de aprender y dotados de alma noble, hombres y mujeres que por diversas razones aún no han podido acercarse a los estudios filosóficos. De ahí la elección de la lengua vernácula. Creo que escribimos por culpa de la enfermedad llamada escritura o mejor dicho arte y para no morir tenemos que dialogar con el mundo que es nuestro mundo. Yo crecí en un barrio pobre y escribo siempre pensando que quiero que mis compañeros de aquel tiempo (muchos ya no están, otros en la cárcel o quién sabe dónde) puedan entender lo que digo.

G.A.: ¿Cuándo comienza tu tarea de traductor? ¿Cómo te sentís en esta tarea?

A.N.: Uy, esta pregunta es complicada… La traducción entró en mi vida muy temprano. ¿Recuerdas la profe rubia de tacones leyendo Orlando? Pues ella estaba convencida que después de la secundaria tenía que cursar el Liceo Clásico,o sea, 5 años de latín y griego (los primeros dos casi solo de gramática y de traducciones), junto a filosofía, historia del arte, literatura y decimos lo normal aparte de la geografía astronómica que siempre me pareció algo sin sentido. Allí empiezo mi relación con la traducción. Más adelante aprendí español en España y luego las diferentes lenguas hispanas de América Latina llegaron a mí al empezar a traducir poesía del italiano al español y viceversa. Por la página de FB e Instagram del Centro Cultural Tina Modotti prefiero traducir a los poetas jóvenes y contemporáneos porque estoy convencido de que ambas poesías podrían dar nuevas imágenes y visiones para los que escriben y los que leen en ambos continentes. Asumo la traducción como un puente entre culturas y mundos, una visión pública y acá, sentado frente a la computadora, me resulta como una forma de no estar nunca solo e intentar saciar mi curiosidad y mi hambre de belleza.

G.A.: También sos artista visual y trabajás en periodismo. Contanos un poco cuándo surgieron estas otras vocaciones y cómo te llevás con ellas.

A.N.: Pues naciendo en una familia de fotoperiodistas yo también quería ser fotógrafo, pero mi padre se opuso diciendo que los que contaban las historias en el periódico eran los periodistas y por ende yo tenía que ser periodista, y así fue. Aún hoy en día de vez en cuando escribo notas para algunos periódicos, es algo que me recuerda mi origen y probablemente mi relación con la escritura. La primera nota la escribí cuando tenía catorce años.

El video-arte es un amor nacido a la mitad de los años 90 y por la necesidad de responder a algo que se me mueve adentro desde que entré en el mundo virtual, es decir, cómo llevar a la red la poesía y la lengua italiana. En 1995, en un congreso sobre la enseñanza del italiano presenté un proyecto para crear materiales, en particular video, para dar vida a un manual pensado para la enseñanza del italiano a través de la red. Nadie me hizo caso. Dando un curso de video-arte en la escuela de arte “Armando Reverón” en Venezuela descubrimos que no teníamos una cámara para hacer video y entonces, gracias al amigo, poeta y gran actor, Ezio Falcomer con quien dimos vida a unos videos construidos con materiales bajados de la red, reeditados y acompañados por la voz de un actor o del mismo escritor, utilizando como medio de transmisión del trabajo YouTube y las social-networks. Fue una experiencia muy interesante y pudimos exponer los trabajos de los estudiantes en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. De vez en cuando armo unas obras de video-poesía y las utilizo para mis charlas sobre la poesía italiana.

G.A.: ¿Cómo ves el panorama actual de la poesía y sus creadores? Antes había autores anteriores a uno que eran como referentes para nuestra propia formación.  Hoy en día parecería ser que no es así, como que los referentes para los poetas más jóvenes parecerían ser sus pares generacionales. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

A.N.: Es difícil definir un panorama de la poesía actual, no tanto por la falta de referentes. Por ejemplo, en Italia los poetas referentes de la mayoría de los autores son los clásicos, o mejor dicho, los que se estudian en la escuela. Luego viene un poco el caos, es decir, hay como una ansiedad, probablemente provocada por la época en que vivimos, de afirmarse y parece que la única forma de afirmarse es pertenecer a un grupo de poetas, casi siempre no definidos por un estilo sino por un pertenecer a un algo en común, en este caso, la poesía. La memoria es un defecto en este momento, ¿y porqué no debería afectar también a los poetas? Creo que la velocidad con que todo pasa en la red ha cambiado el sentido de la duración y de la posibilidad de llevar a cabo un discurso poético. El ayer,  ahora tiene 30 años y el hoy todavía no llega… Difícil en esta percepción del tiempo entender que el solo detenerse puede permitir la creación de una poética que no parezca más satisfacer el ego que la poesía.

G.A.: En otras épocas, era la poesía la que reunía a los poetas, más allá de las edades cronológicas. ¿Pensás que en estos tiempos, esto sigue igual o se ha producido una brecha generacional importante entre los mismos?  ¿Si se ha producido una brecha, a qué lo adjudicarías?

A.N.: Vivimos una brecha generacional enorme que no es dada tanto por la edad sino por el hecho de ser parte de un mundo que ha pasado de ser analógico a ser digital. Nosotros representamos esta generación dividida entre el teléfono fijo y el celular que no deja de hacer cada día más cosas. Y además hay que considerar que la precariedad social y económica que estamos viviendo es vista por las generaciones de quienes tienen entre 18 y 35 años como el resultado de la forma de vivir de la generación que se define boomer. A esto hay que añadir el fracaso de las ideologías y de las religiones y de la política, que han dejado un vacío enorme deteniendo y bloqueando la capacidad de ser solidarios y sociales, a cambio de un individualismo, casi obligatorio, que encierra el sentido de la libertad y humanidad y por ende de las posibilidades de luchar por un cambio.

G.A.: Has viajado y vivido en muchos países de América Latina, actualmente estás viviendo en Argentina. ¿Qué te ha llevado a eso?

A.N.: Pues llegué a México hace casi treinta años, sin saber qué encontraría aparte de una amiga, y con la idea de quedarme unos días y como siempre, en aquel entonces, estaba huyendo de mí mismo. Por casualidad tuve la oportunidad de convertirme en profesor de italiano y el estar lejos de Italia pude construirme otra vida diferente a la que vivía en Italia. Simplemente eso, como decir que es simple haber encontrado una nueva madre. He vivido en muchos países de América y siento que me pertenece cada uno y al mismo tiempo sigo siendo el güero en México, el musiú en Venezuela, el tano en Argentina. En realidad, soy un emigrante con una tierra perdiday una que me invita. América para mí ha sido la posibilidad de ser algo diferente y que además me gusta mucho. Es mi casa.

G.A.: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

A.N.: En octubre empiezo un ciclo de charlas sobre autores de la poesía italiana en la Biblioteca Evaristo Carriego: Notas esparcidas de poesía italiana. Estoy traduciendo unos poemarios y viendo cómo dar forma a un libro mío con poemas “porteños”, utilizo esta palabra para indicar a Buenos Aires más que a la forma de vivir porteña respecto al resto del país. Y cosa para mi fantástica, estoy trabajando con la actriz, directora de teatro y promotora cultural, Natalia Marcet para la puesta en escena de una obra de video-teatro dedicada al escritor chileno Pedro Lemebel que armé hace unos años. Los textos son míos al igual que la mayoría de los videos, aunque también hay videos del artista venezolano Francisco Bassim, uno de la artista Argentina Mariana De Marchi y las fotos del chileno Mario Vivado. Y luego, el mejor proyecto de todos, la posibilidad de seguir haciendo muchos proyectos y mucha poesía.

 

(Entrevista realizada en Septiembre de 2023)

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