Gabriela Martínez

Gabriela Martínez

Libro de Autor

Despojada

 

Por  ADRIANA GASPAR

 

 

Despojada,  es el libro de autor que Gabriela Martínez, presentó el 26 de marzo, en la apertura del proyecto, Todas entre el Poder y la sumisión. En él,  expone una temática tan cruel, como es La Trata de Personas.

Gabriela es  investigadora de esta problemática que nos atraviesa a todos como sociedad. Para la apertura del proyecto, la artista, igual que otros invitados, nos envió unas líneas  conceptualizando su obra, en ellas, nos dice: que se focaliza en autorretratos fotográficos que apoyan textos testimoniales de víctimas de trata, quienes cuentan el dolor sufrido durante sus vivencias en el circuito de la trata de personas para la prostitución.

No es mi intención en este artículo analizar los deberes de un  Estado muchas veces ausente, el  que debería darles protección y apoyo psico físico social, de inmediato a todas las víctimas, las que quedan expuestas en una sociedad que las devora y las sumerge en el vacío de una absoluta soledad.

Mi propuesta es  mostrar como una temática tan atroz, la artista la afronta en su libro con sutiliza y poesía, enfrentando así, la crueldad, lo inhumano, los vejámenes que  se condensan en ese transitar diario de cada una de las víctimas. Martínez, nos propone una toma de conciencia de estos delitos a través del arte, en él  logra transformar estos hechos en un objeto estético, el que nos conduce a otra concepción de la belleza, la que sin duda aborda el concepto, desde una mirada crítica, reflexiva, comprometedora, mirada, que nos interpela como sociedad, centrándose en ese estado de  orfandad, de vulnerabilidad, en el que el género mujer queda atrapado, obligando al lector u observador a no permanecer ajeno a tanta atrocidad.

Cuando damos vuelta cada página del libro, observamos que hay un protagonismo recurrente: el cuerpo. La necesidad de la artista en explorar el tema, la llevó a penetrar en cada zona, en cada fluido corporal de su figura. Hay en ella, una profunda necesidad que esas carillas se doten de un poder transformador,  que le confiera, la fuerza necesaria a un proyecto de  pensamiento colectivo, el que quizás todavía, se encuentra en un estado de adormecimiento acerca de la magnitud del tema,  que sin duda nadie puede desconocer. Gabriela, adquiere ese compromiso y  desde su lugar, nos posibilita transitar la poética que emana de esas páginas, nos obliga a involucrarnos, a no dejarla sola en este desafío, al afrontar una temática tan dolorosa y a veces hasta indiferente para cierta parte de la sociedad, la que en muchas ocasiones, no quiere, no se permite o simplemente no puede tomar conciencia de la dimensión de esta problemática.

Martínez, busca poner en escena un entramado en el que palabra e imagen juegan un carácter sustancial, la intensidad semántica de cada una de las palabras, cobra una doble función, por un lado,  refuerza la figura, pero también, tienen protagonismo propio. Sus frases, se corporizan en un pedido de auxilio casi letal: Alguna vez fui libre, por ejemplo, nos asfixia, nos remite a aquella etapa tan cruenta de nuestra  historia. Despojada , es la palabra que da título al libro, un enunciado, de apariencia etérea, pero de fuerte contenido, en cuanto a sus acepciones, entre ellas: privar con violencia de lo que se goza y se tiene.

Mi pregunta es: ¿supieron, alguna vez  las víctimas de trata, cuál fue su verdadera identidad? Quizás algunas  de las víctimas ya no la recuerden, otras nacieron sometidas en la opacidad absoluta del significado de  identidad. Otras, tal vez, perdieron el anhelo a recobrarla. Gabriela las rescata en su libro, y les devuelve esa identidad perdida. Esto se percibe, en cada fragmento que irrumpe  desde su figura, el estado de fragilidad de esos rostros, proyecta en sus lectores, el significado del título elegido para este corpus.

 Despojada,  nos arrastra a ese desamparo de aquellas sucias e inhabitadas piezas, de cada prostíbulo del que las protagonistas de este libro, pudieron ser rescatadas. Quienes hacemos un recorrido visual de él, observamos el estado de impotencia, de inseguridad, en el que se encuentran. La obra también hace  hincapié en el marco de desprotección al que quedan libradas las víctimas rescatadas de la red de trata. La artista pone en el centro de la escena su propio cuerpo, el que utiliza como soporte de obra. Distintos fragmentos lo constituyen, en todos ellos, emerge  esos rostros de quienes han sido violentadas, abusadas, en ellas, el encierro sobrevuela  el espíritu de cada una. El libro reúne fotografías a color, todas ellas son autorretratos, en los que la autora pone al  descubierto su cuerpo a veces fragmentado, con  expresiones que nos remiten a la idea de lucha, dolor, de una agonía lenta que nos paraliza, pero también nos intimida, nos hace fuertes. Es notable como Gabriela pone de manifiesto la interpretación de cada gesto, de cada sentimiento de las víctimas, trasmitiéndole al observador una obra situada, en un contexto abusivo, de opresión y maltrato. La red de trata, es una extensa cadena conformada por distintos eslabones, todos ellos, cómplices del delito que se lleva a cabo, delito en el que mayormente las víctimas son mujeres, niñas, niños, travestis, trans, esto deja al descubierto que el epicentro está situado en un tema de género, producto de antiguos preceptos, en el que la mujer es abordada como mercancía. Una deuda que el mundo contemporáneo, aún tiene, dado que en muchos casos sigue siendo tan partícipe como en antiguas décadas.

 El género mujer aparece vulnerado, por quienes usan su imagen como un producto de consumo, aprovechándose, en muchos casos de su clase social, de sus necesidades, de la inequidad laboral, social, de la homofobia y de tantos derechos, que todavía nos adeudan. Si bien en estos últimos años, se lograron ganar algunas batallas, marchando por las distintas ciudades de nuestro país, todavía falta mucho por hacer, sobre todo, desarmar ese entretejido social que aún no se involucró, para erradicar una problemática que no solo está instaurada hace muchos años, sino también, que su génesis está latente y entrelazada con otros padecimientos todavía enmascarados.

 

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