Wilfredo Lam

Un artista que conjuga lo primitivo y lo moderno

Por PATRICIA FAYT

 

Hace muy pocos años tuvimos la oportunidad de ver aquí en Buenos Aires una pequeña parte de la obra plástica de Wilfredo Lam, en el Museo Nacional de Bellas Artes. La muestra de Lam realizada en el Palais de Glace en 1994, incluyó 50 pinturas y 35 grabados (entre litografías y aguafuertes) y fue el segundo contacto directo que tuve con su obra. Un video acompañó la muestra, que nos permitió ahondar en la vida y en la obra de este artista.
En aquella oportunidad, fue mayor la cantidad de obras exhibidas que cuando la primera vez, en el de Bellas Artes, pero se repitió la fascinación producida al tomar contacto con un mundo mágico y original, como son los elementos formales y el clima de la obra de este artista. Seguramente esto se produce por un lado por su origen: es cubano, nacido en Lagua La Grande en 1902, es el mundo del Caribe con sus ritmos y colores. Por otro lado la influencia familiar, europea y negra por el lado materno y china por el lado paterno.
Wiltredo Lam es una de las figuras importantes del arte latinoamericano de nuestro siglo y la principal que haya dado Cuba. Aunque sabemos que estuvo casi toda su vida fuera de su país natal, ya que vivió sobre todo en París y otras ciudades de Europa, durante muchos años, siempre se lo consideró creador de un arte latinoamericano. Estudió en Madrid con Vázquez Díaz, dominando el dibujo a la perfección, pero podemos decir que “lo olvida” para lograr mayor expresividad. En Lam el dibujo domina y el color pasa a un segundo plano. Los personajes, sumergidos en un espacio irreal, son seres fantásticos, alargados, surgidos totalmente de la imaginación, que tienen alas, cuernos, pezuñas. La figura humana de Lam tiene características propias, hay una síntesis formal, acompañada de una metamorfosis. En las caras hay una neta influencia de las máscaras africanas, por lo que uno lo asocia a la obras picassianas. Recuerden el óleo Las Señoritas de Avignon de 1907, en el que las dos figuras de la derecha presentan sus rostros con una marcada influencia de lo que llamó “arte negro” que engloba a la escultura de África y Oceanía.
Una exposición conjunta de Picasso (con quien mantuvo una gran amistad) y Lam en Nueva York lo consagra como uno de los pintores más originales y valiosos de América. También fue amigo de poetas y pintores surrealistas como André Breton, quien decía de él: “El tesoro de la visión primitiva no se ha perdido para Lam”, de Max Ernst y de Paul Eluard.

Además de encontrarnos con elementos netamente cubistas también tenemos que hablar de una manera de expresión surrealista que tiene origen en su imaginación infantil, que de adulto volcará en su obra como por ejemplo pájaros, murciélagos, etc, siempre representados a la manera de Lam y por la utilización de elementos oníricos. Fallecido en París en 1982 decimos que en la obra de Lam se conjugan lo primitivo a través de la alusión a la máscara y lo moderno unido a una visión cubista-surrealista. A esto debemos agregar todo aquello que pudo haber influido el Caribe, su lugar de origen.

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