HABÍA UNA VEZ UN NEGRO. UN CUENTO DEL SIGLO XX

Breve historia del Jazz

Por RICARDO HÉCTOR REYES

 

Contemos la historia como si fuese un cuento, algún relato perdido y teñido de la subjetividad que da la pasión , el amor en este caso por ésta música, como si fuera nuestro abuelo que café mediante nos dispensara de sus viejas y nobles experiencias.
 
Relato que podría empezar de muchas maneras, pero imaginémoslo:
Había una vez un negro, podría haber sido de Memphis, New Orleáns o cualquier otro lugar del sur de Estados Unidos, pero seguramente cerca del Mississipi. Estamos en 1860 o 1870. Ese negro es esclavo y la esclavitud lo arrastró del África natal de sus ancestros. No conoce la libertad, sólo sabe de una sola vida, trabajo duro de sol a sol en las plantaciones de sus amos blancos por comida y choza. No es dueño de nada, ni aún de sus amores. Hasta la virginidad de su mujer pudo haberse perdido en la alcoba de su amo. Pero este es bondadoso, porque no le hace faltar nada, tiene donde dormir y algo para comer, mientras sirva o la muerte lo lleve a la liberación que en el fondo de su corazón anhela.
Pero es dueño de sus sentimientos, de sus emociones y quiere expresarse aunque no pueda o sea peligroso. Sabe cantar y bailar. Lo lleva en la sangre, por la negritud africana de su herencia.
Ese negro del cuento profesaba una gran religiosidad, adoptando la iglesia que le imponían los amos blancos,( particularmente la adventista y la bautista). Y las reuniones en los templos eran un escándalo, cantaba y bailaba, sacaba de su corazón siglos de sometimiento. El Antiguo Testamento le daba el pretexto para decir que él sufría por analogía de los textos sagrados por su propia condición. Surgen de esta manera varias manifestaciones musicales : el gospell, minstrell shows, los negros spirituals. Todos diferentes pero con un elemento común, alabar a Dios desde el alma de un ser que sufre y espera la redención final. Las expresiones vocales africanas, su modulación diferente del blanco anglosajón, el arrastre de sílabas, le da un sello distintivo, provee de identidad a ese nuevo canto religioso que surge en el sur de los Estados Unidos.
Pero también trabaja y cuando trabaja también canta. Claro que se da cuenta que el trabajo con música, con algo de alegría es menos duro . No le queda otra. Allí surgen las worksongs o canciones de trabajo, una voz líder y el resto en coro acompasados por el ruido de los martillos u otras herramientas. Entre pausas, se queja del rigor del trabajo, del capataz, del dolor de un amor perdido o un amigo muerto. Esos son los temas principales.
Pero no se crean que el Jazz ya estaba listo. A estas expresiones populares genuinamente negras, se le agregaron influencias clásicas, europeas, marchas militares y las pianolas del medio oeste.
Allí el abuelo hace una pausa y nos cuenta que hubo una guerra (que llamaron de secesión) y perdieron los estados esclavistas y se abolió la esclavitud (en los papeles, claro). Desde ese momento todos los ciudadanos estadounidenses son iguales aunque es natural que algunos sean más iguales que otros, o sea siempre y cuando uno no sea negro. Y hasta tal punto eso sucedió que la Ley por los Derechos Civiles (Proclamación de igualdad) recién se promulgó en 1964. Cambió un poco las cosas, aunque no crean que demasiado, sólo que el menosprecio por los inferiores se comparte con los latinos. (Esa es la democracia de quienes pretenden dictarnos clases de democracia)
Continúa el relato: Surge la aparición de dos expresiones previas y de gran importancia. Una de ellas, el Blues, se desarrolla posteriormente como género propio, sólo nos dice que se caracteriza por una estructura de 12 compases, con alteraciones de la tercera y séptima notas de la escala (blue notes).En general se adopta la acepción de “tristeza”, pero los propios cultores de este género lo definen como “feeling”, es decir, sentimiento, y requiere un estudio particular y preciso. La otra es el Ragtime que reconocido desde 1870 en Saint Louis como expresión de interpretación de piano, se cree que se inició en las parodias e imitaciones que los esclavos hacían de sus amos. Eran comunes en las pianolas o pianos mecánicos. Hablar de Ragtime es de alguna manera referirse a Scott Joplin, no el único, pero seguramente el más importante. Con todo ello, más el encuentro ocasional de instrumentos rezagos de bandas, nace el Jazz.
Pero, ¿cuándo?. Quién podrá saberlo. Hay quien considera 1895 como fecha de nacimiento del Jazz, criterio antojadizo y sin mayores precisiones, sólo lo podemos utilizar simbólicamente. Pasa que en ese 1895 surge la primera banda reconocida, la de Buddy Bolden y ahí se puede decir que empieza la historia.
El abuelo hace una pausa, prende un nuevo cigarrillo, imposta la voz y nos dice: No se crean jovencitos que fue fácil, hasta la primera guerra mundial era reconocido como una expresión musical típica de New Orleáns, prácticamente no había salido del sur y los primeros músicos reconocidos eran cornetistas, disputándose el prestigio de ser el más importante, como si fuera una competición deportiva. Mencionamos por orden de supremacía en las preferencias de la gente a Buddy Bolden, Freddie Keppard y posteriormente King Oliver, (hasta que llegó Louis Armstrong, pateó el tablero y le juntó la cabeza a todos) como los cornetistas de más prestigio de su época. En los primeros veinte años (tomando como punto de partida ese 1895 mencionado) se cree que se desarrolló con lentitud y no hay registros documentales.
Hasta que vino un grupo de blancos y robó la idea y su pertenencia. En 1917, la aparición de un grupo de músicos blancos liderados por Nick Larocca, presuntuosamente llamados Original Dixieland Jass Band, inicia el desarrollo comercial del género con lo que se reconoce como la primera grabación, el 30 de enero de 1917con los temas “Darktown Strutter’s Ball” e “Indiana”.
Dos meses después grabó para el sello Victor “Livery Stable Blues” y “The Original Dixieland One Step”.
El éxito fue inmediato. Aquí surgen dos fenómenos simultáneos, la oportunidad de dinero fácil por promotores del negocio de la música (el Jazz como moda), naturalmente para público blanco que eran los que podían consumir y la aparición de otros músicos blancos que se agregaron al movimiento y también grabaron. Sin entrar en generalizaciones, el Jazz no siempre estaba presente.
¿Los negros? bien, gracias.
Varios años después, recién se harían grabaciones de músicos negros.
Esa casi única difusión al gran público por parte de los músicos blancos, llevó a la impresión de muchos que los blancos eran por derecho inventores del Jazz. La historia y la contundencia de la calidad musical del músico negro echó por tierra esas afirmaciones. Después de todo al pobre negro americano lo despojaron de tantas cosas que no sería raro que también pretendieran despojarlo de su expresión, es decir de su alma.
Afortunadamente no lo consiguieron.
 
Pero lo que sigue, será otro cuento y en ese otro cuento, sigue la historia.

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