Juan Antonio Vasco *

La poesía más allá de todo

Juan Antonio Vasco nace en noviembre de 1924 en la ciudad de Buenos Aires, donde vive los años de su infancia. En su adolescencia escribe poesía ajustándose a las normas clásicas. Frecuenta a  Baldomero Fernández Moreno en Chascomús, considerándolo su primer maestro.
En 1941 se recibe de Maestro Rural y conoce a  Carlos Latorre, con quien compartirá luego la experiencia surrealista.
Alrededor de 1944 trabaja y estudia Letras, y comienza a publicar sus  poemas: El Ojo de la Cerradura y Cuatro Poemas con Rosas.
Cerca de 1950, Vasco incursiona en la escritura automática. En 1954 publica Cambio de Horario, que ya desde el título indica el cambio de orientación en su poesía. Ese mismo año emigra a Venezuela, donde comienza vendiendo sombreros, para trabajar luego como publicista. Sin embargo, no deja de escribir.
En Venezuela, por la impronta de la geografía del lugar y sus habitantes, su estilo surrealista se aleja del francés para acercarse a su identidad americana.
En 1958 en Venezuela conoce al grupo de la revista Sardio, y luego se une al movimiento surrealista, el Techo de la Ballena.
El libro Destino Común se publica en 1959.
En 1964 Juan Antonio Vasco se reencuentra con Clara Fernández Moreno, a quien conociera en su adolescencia. Se casan en Venezuela. Vasco viaja frecuentemente por motivos laborales de la Empresa McCann Erickson, donde ocupó varios cargos directivos.
En este período tiene dos hijas, Carmen y Clara. Continúa escribiendo y traduciendo poesía. En 1968, la familia vuelve definitivamente a Buenos Aires.
Ya se le habían manifestado a Vasco los primeros síntomas de la esclerosis múltiple.
A medida que la enfermedad avanza, nuestro poeta continúa incansablemente su trabajo. Al punto de que cuando ya no solamente no puede caminar sino tampoco mover los brazos ni las manos, dicta sus palabras a un grabador, mediante un palito que maneja con la boca para apretar las teclas o dar vuelta las páginas de los libros, habiendo contado  siempre con la ayuda de su familia, y la de personas que oficiaron como secretarias.
Además de los poemas publicados en 1982 en Pasen a Ver, y las traducciones (de Cecco Angiolieri, Gottfried Benn, E.E. Cummings), Vasco escribió  un libro de cuentos para niños, Historias del Reino de Pí, publicado en 1976, y el libro El Monigote y Otros Relatos, 1981. También trabaja incesantemente en su largo poema Parranda y Funeral, con un estilo diferente al surrealista, pero conservando una alta sensibilidad por la justicia (o injusticia) social. Luego de muchos años de elaboración y correcciones, es publicado póstumamente por algunas revistas y luego en el libro Parranda y Funeral, en 1992, bajo el cuidado del poeta venezolano Juan Calzadilla, incluyendo aforismos y  poemas inéditos.
El último libro que se publica en vida, en 1984, es Conversación con la Esfinge, estudio sobre la poesía de Octavio Armand.
Apenas cumplidos los sesenta años, Juan Antonio Vasco muere en noviembre de 1984, habiéndose mantenido activo hasta muy pocos meses antes de su fallecimiento.

*Biografía preparada por Clara Fernández Moreno, Carmen y Clara Vasco, en base al ensayo de Ricardo Herrera, de su antología, Déjame Pasar (Ediciones Ultimo Reino)

 

Clara es un robot frenético   (1964)

Se disfraza de mujer con misteriosa habilidad
    pero es un robot de la peor especie.

Lo adviertes cuando se acomoda los rizos con tubos
    de cartón tripas de rollo de papel toilette.

Si se traba chirría y hasta que no le quitas de la
    máquina el cuerpo extraño no vuelve a sus
    modales de ameba servicial.

Se sabe que cultiva lábiles intenciones contra
    cualquier sistema y eso le proporciona su ternura
    de rosada mucosa que no permite escapatoria.

Si la amas chapúzala en la vida para verla alborotar
    peinarse y arrojarse como un calamar herido
    por sobre casi todo lo que existe.

Epitafio de un limpio   (1967)

Quiero dejar escrito
pintado en la pared
todo el bien que me han hecho
los ríos de agua fría
el mar caliente
el sol desnudo
las ciudades con olor de ceniza

Mis amigos
con una bengala en cada mano
para mí
carpintero de la nostalgia
mudo de padre y madre
me dan la bienvenida
y mis mujeres
la vida
en Londres bajo la lluvia
en Caracas bajo el sol

Puedo llorar a mares
me voy porque me voy
no porque quiera
la pasarela del Samborombón
ya no se pasa
y la esquina rosada de Barinas
ya no se cruza
el avión ya no toca en Grano de Oro
el ferry no fondea en Palmarejo
la chalana no amarra en Soledad

Me voy
me llevo todo

me voy limpio
hablando en español
con mi boca de tierra

(Del Libro PASEN A VER – Universidad de Mérida, Venezuela, 1982)

 

En la Casa de Postas
                                               A Enrique Molina

El pájaro que se quita sus plumas de hierro
para marcar los rostros de las muchachas con un
            signo que reluce más allá de los días que
            habitamos
esa comedia timidez hecha con restos de faros
            marinos
con el alambre del desprecio rizado en menudos
            ornamentos
esa presencia de hombre partido en dos
todo junto pulverizado guardado en un puño desde
            una noche hasta la otra
bajo la humedad de los besos cuyo sutil vapor
            invade las alcobas
una inagotable corriente de caricias
tu presencia exasperada hasta las lágrimas
entre los bambúes que oscilan en el viento
tu presencia exasperada de niño con un ojo saltado
rodando en el polvo como la esmeralda vomitada
            por un ajusticiado
Eres el agua negra donde toda blasfemia alcanza
            la transparencia del deseo

Nada de Historias

Ninguna solemnidad ningún corcel ningún futuro
            ningún mapa ningún congreso de buscadores
            de piojos ningún desayuno que no sea mortal
ninguna convalecencia de la opinión pública nin-
            gún divorcio que no sea decretado por los
            amantes ningún desembarco en tierra de
            ladrones
NINGÚN HOMBRE CON EL VIENTRE
ABIERTO DE UN TAJO TIENE INTERÉS EN
LA PERPETUACIÓN DE LA ESPECIE
Así que nada de historias ningún consuelo ningún
            símbolo para el asco ningún pacto secreto
            ningún receptor de televisión sintonizado en
            mi reino no es de este mundo

(Del Libro CAMBIO DE HORARIO,( Sección “Los buenos consejos”).
Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires, 1954. Dedicado a Carlos y Mary Latorre)

 

El Arpa abandonada

Cuando se abre tu ventana una lamparilla se enciende bajo tu piel
y el pergamino de tu sonrisa evoluciona rápidamente
hasta convertirse en un pez dorado
He pensado mucho en ti me han salido espinas en el rostro
me he lastimado las manos tratando de quitarme esta vestidura de cáñamo
porque siempre estás en mi sueño como un
            precipitado rebelde a la presión de la atmósfera
o como el brote de bambú que suele encontrarse en los ojos de los recién nacidos
Cuando pienso en ti se enmohecen mis cadenas
entre los andrajos de la pared se forma un hueco y por él veo los ratones blancos
            que huyen hacia tu cuarto
en el piso superior dos corredores a la izquierda sobre mi cabeza remendada con alambre
Siempre estás en mis sueños siempre ruedan tus perlas por los rincones de mi celda
y aprieto entre mis dedos tu clavija y un mechón de tus cabellos rubios

(Del Libro CAMBIO DE HORARIO,( Sección “El amor a primera vista”).  Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires, 1954. Dedicado a Carlos y Mary Latorre)

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