Blas Matamoro (Segunda Parte)

“He escrito en un vaiven subido a un vehículo con incesante movimiento a ritmo de tango”

Entrevista de PACO PEPE DÍAZ ALEJO
(Especial para “Generación Abierta”, desde España)

 

En 1812 se representó en Buenos Aires la pieza teatral “El 25 de mayo” donde se cantaba una página patriótica con letra de un tal Morante y música del catalán Blas Parera. Esa noche Vicente López y Planes decidió escribir su propio texto. La Asamblea de 1813 decretó la composición de una Marcha Patriótica con el poema escrito por Vicente López y una nueva música de Parera que era obligatorio cantar cada día en las escuelas así como en toda función teatral. Inglaterra, siempre atenta a los asuntos del país, considerando prematuro independizar a los futuros Estados Unidos de Sudamérica se quitaron referencias independentistas “una nueva y gloriosa nación” y monárquicas “coronada su sien de laureles”… “ved en trono a la noble igualdad” por consejo del embajador británico lord Strangford. Y en 1847 se publicó como Himno Nacional Argentino con la edición de la música de Parera corregida por Juan Pedro Esnaola, músico de salón de la época rosista, aunque en 1927 Luis Lareta actualizó la música. En 1900 el presidente Roca decretó algunas suaves supresiones (esos tigres sedientos de sangre … el fiero opresor de la patria) por respeto a España con la que había relaciones diplomáticas normales y un gran flujo migratorio. Y concluye haciendo mención de los apellidos: Planes y Parera (catalanes), Esnaola y Lareta (vascos) autores del varapalo que recibe España.

Es posible que la selección imprescindible a todo relato histórico haya sido resuelta por unos especialistas afectos a lo belicoso, para los cuales la masa son los soldados y los próceres sus oficiales. Lo cierto es que el siglo XIX, el de la independencia y la conformación nacional, muestra a muchos de sus próceres civiles con grados castrenses. El abogado Belgrano es conocido como general; Rosas, virgen de batallas, se hizo retratar entorchado de brigadier general; Sarmiento, ni bien se incorporó al ejército de Urquiza como boletinero de su campaña, se fotografió de uniforme; Mitre hizo un poco de todo a partir de la única instrucción formal recibida, la militar; el dandi y escritor Lucio Mansilla es el general Mansilla. Los tres principales conductores políticos del siglo XX son tres generales: Roca, Justo y Perón. El ejército, estrictamente se empieza a profesionalizar cuando en 1869 Sarmiento, educador como quiere el tópico, funda el Colegio Militar.

José de San Martín es llamado Padre de la Patria. Libertador, Santo de la Espada, Titán de los Andes. En todo caso, en el territorio de la actual Argentina sólo vivió cuatro años. Nació en tierra de las antiguas misiones jesuíticas del Paraguay, actual provincia argentina de Misiones pero con poco más de un año, sus padres, biológicos o adoptivos, lo llevaron a España. En Málaga su tez cobriza le valió el mote de indiano o simplemente de indio. Él solía llamarse a sí mismo “el indio misionero”. En 1816 se dirigió a los caciques pehuenches diciendo: “Yo también soy indio”. Lo más verosímil es que fuera hijo de Diego de Alvear, quien lo tuvo con una india misionera. Alvear lo habría confiado a la familia de Juan de San Martín y Gregoria Matorras. Diego de Alvear pagó sus estudios, en la milicia española. Resulta sugestivo que en Cádiz ya fuera amigo fraternal de Carlos María de Alvear, hijo de Diego. Con él y con Matías Zapiola participaron en la logia de los Caballeros Racionales. Los tres viajaron a Buenos Aires en 1812 y pagados por Diego de Alvear quien además dejó a José una suma importante en el banco inglés Mackinnon de la ciudad. Don Diego había sido gobernador de Cádiz nombrado por el Consejo de Regencia durante el asedio de Napoleón, custodiada la ciudad desde el mar por la flota inglesa Los tres jóvenes marcharon a Londres y se integraron en la logia La Gran Reunión Americana de Andrés Bello, Francisco de Miranda y Servando Teresa de Mier. La estrategia de San Martín en América aparece diseñada por Lord Maitland, funcionario del Foreign Office Inglés y oportunamente, siendo Director Supremo, Alvear propuso hacer de las Provincias Unidas un protectorado inglés, incluyendo la nacionalidad. El parentesco de media hermandad entre San Martín y Alvear se conservó en la familia de éste durante generaciones, según me consta por una conversación con Ana Alvear de Mujica Láinez, aparte de los diarios de Joaquina Alvear.

Juan Bautista Alberdi, considerado el mayor intelectual latinoamericano del siglo XIX, instituyó la escuela histórica del Derecho, diseñó la Constitución federal argentina y proyectó un congreso organizador americano que fundamentase el derecho internacional público del continente. San Martín, Bolívar, Rivadavia, Rosas, Sarmiento, Artigas, O’Higgins y Mansilla le acompañaron en la errancia fuera de la patria o su muerte lejos de ella. Como respuesta diferida, como insistencia, dos notorios argentinos del siglo XX, Jorge Luis Borges y Alberto Ginastera, acabaron sus días en Suiza.

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