CRÍTICA: LIBROS “Constelación de vida”, de LILI CALVO
“Constelación de vida”, de Lili Calvo. ( Editorial Dunken, Argentina, 2008).“
“Constelación de vida”
Si hubiera que sintetizar en una palabra el sentimiento a que lleva la lectura del libro de Lili Calvo sin duda sería el de “ternura”.
Ya antes incluso de ingresar a sus poemas, lo despierta la tapa oportunamente ilustrada con el cuadro de Gustav Klimt: “Las tres edades de la mujer”.
Fue el griego Ptolomeo en el Almagesto quién nominó algunas constelaciones vinculando la ciencia astronómica de la época con la mitología y sus maravillosas miradas al Cosmos a través de símbolos de resonancias humanas y animales como forma quizás de acercar al entendimiento de los hombres el ininteligible y turbador espectáculo Celeste.
No eran cuerpos muertos para el mundo antiguo las estrellas y sus agrupamientos. Así por ejemplo la Osa Menor representaba la nodriza del dios Zeus y otras tantas significaciones míticas caben para el Lancero, el Centauro el Dragón, el Pegaso, Leo, etcétera.
Por lo que dando un salto en el tiempo y no en el espacio el título del nuevo libro de Lili Calvo conscientemente o no se inscribe también en esa línea al decir de su título Constelación de vida, para el caso la suya.
En tres capítulos sucesivos reúne la autora sus versos libres y blancos en un camino de ascensión en el que las voces se enhebran con método introspectivo:” buceando de mis entrañas/ resurgen piadosas sirenas indefensas, una exploración interior sin excesos que le hace advertir páginas después “La muerte del ego” y equilibrar dos fuerzas tantas veces en tensión u opuestas para el prejuicio racionalista: el intelecto – penetrativo en las esencias- y el corazón. Y ello para afirmarse sin vértigo, al borde de la denuncia de carácter social (licenciada universitaria en servicio social la autora y destacada profesional en la actividad) que es aquí más la consumación de aquella ternura revestida con los ornamentos de la piedad en la composición “Ausencia” inspirada y dedicada “a los niños y niñas desprotegidos de mi ciudad” o en “Una mañana de noviembre” sugerida por el cuadro de Antonio Berni, “Desocupados”.
Luego, sin salir de allí,se reencuentra en el segundo capítulo con los afectos de padres, abuelos, esposo, hijos, nietos y una ciudad de Buenos Aires arraigada en esta única patria de los seres humanos al decir de Rilke , qué es la infancia. Dibuja esas y otras presencias, con los trazos finos de la emoción contenida antes que la lágrima fácil, con la atención debida a lo que fue para siempre, la imagen de la luz de los astros apagados capaces sin embargo de seguir guiando en la noche sideral y en la oscuridad del alma; ” A la búsqueda/ de los anillos de Saturno/ miramos las estrellas estrellas. / Sonriente la constelación de pegasus/ irradiaba su luz/ bajo el cielorraso enmohecido”.
Lilí Calvo nació en el barrio de Caballito y tránsitó desde la infancia las calles y las plazas de Villa Devoto. De allí que cierta porteñidad coloreada con lápices escolares, es decir con intención de arte ingenuo, recorre en especial el último tramo de la obra y en “ Rojo gotán”, cuenta y canta “Paredón después Sur/ dice el poeta/ tu espalda cómplice/ sumergida en suspiros/ saborea unas manos impetuosas./ por allá, Boedo/ evoca moléculas/ de infiernillos/ repletos de un erotismo púber” .
¿Cuánta imaginación se requiere para reconstruir los sueños en el trajín de la vigilia? ¿Por cuánto ausencia y por cuánto el olvido, debe aventurarse la memoria para consumar su tarea de ir vinculando, en el espíritu puntos titilantes o tiritantes, por decirlo con Neruda como Ptolomeo y antes Hiparco de Nicea, lo hicieran de cara al cielo, para imaginar formas terrestres en las constelaciones? De la unión de los puntos luminosos que laten en la inspiración de Lili Calvo, no resultarán las intimidantes caras extrañas del tango de Lepera y Gardel “sus ojos se cerraron”, sino las entrañables y bendecidas en la proximidad emotiva. Su poesía, como toda poesía, no da respuestas ni aquéllos ni a otros interrogantes. Pero también como toda auténtica poesía lo sugiere inquietante. Así, con los recursos de la imaginación y la intuición lírica enciende, antes que alarmas, faros orientadores. Y aquí y allá sobrevuela la nostalgia de la primera claridad cuando, según lo expresó Salvatore Quasimodo: “ Ed é súbito será”, “de repente cae la noche”.
Carlos María Romero Sosa*
*Crítica literaria del libro Constelación de vida, publicada anteriormente en la revista Ápices XXI, por Carlos María Romero Sosa, poeta, ensayista, crítico literario, autor de diversos textos literarios y de la Revista Ápices XXI, junto al Dr. Lavalle.
Romero Sosa autoriza la publicación de este comentario en www.generacionabierta.com.ar