Nueva Generación de Compositores Argentinos

“En busca del público perdido”

Por  JORGE ARMESTO*

En el año 1957 se formó en Buenos Aires la Nueva Generación de Compositores Argentinos, núcleo de compositores que vino a sumarse a otros que bregan por la nueva composición musical y que desarrollan su actividad principalmente en Buenos Aires, también se encuentran grupos de esta naturaleza dispersos por el país, por ejemplo, en Rosario, Córdoba, Tucumán, pero poco se conoce de su actividad: aquí luchan con vehemencia por conquistar un espacio, cada vez más acotado para albergar a tantos compositores o asociaciones de compositores que quieren dar a conocer su obra.

Este grupo tiene principalmente como eje fundacional de su actividad una actitud de búsqueda de posibilidades para acceder al público, a las salas de concierto, a las grabaciones y tienen en común la edad, aproximadamente los 35 años, el haber egresado de los mismos Conservatorios (Nacional y Municipal) y la Facultad de Música de la U.C.A. y por lo tanto haber pasado por similares cátedras, dictadas por figuras como García Morillo, Maragno, Cipolla, por citar sólo algunos nombres. Sin embargo manifiestan no tener una línea determinada en cuanto a adherir a una estética que pudiera identificarlos respondiendo a un sistema unitario de composición musical. Se consideran abiertos, sin ataduras ideológicas, muy individualistas, sin responder a ningún factótum musical, son músicos que se abren paso a través del profundo aprendizaje de la Armonía, el Contrapunto, la Teoría de las Formas, el cabal estudio de todos los instrumentos musicales y de los nuevos materiales provistos por la electrónica.
Todas estas disciplinas, todo lo que se expone en estas disciplinas, no son meramente contingencias más o menos históricas o arbitrariedades humanas sustituibles por otras, sino que constituyen la verdadera tecnología musical, el sustrato sobre el cual se edifica el mundo inmaterial de la música, la creación musical como el arte del devenir puro.
Por ello esta agrupación de Compositores no produjo manifiestos revolucionarios, ni asume actitudes inconformistas o de rebeldía, se consideran académicos en el buen sentido, continuadores de la tradición musical, inculcado todo esto posiblemente por los Conservatorios que los formaron y los devolvieron al medio provistos de buena formación teórica y práctica, a pesar de que ahora propugnarían una actualización de los mismos.
Hay un detalle muy importante que categoriza a la nueva Generación de Compositores y es que todos sus integrantes son a la vez de compositores, ejecutantes de diversos  instrumentos, esto posibilita una lectura inmediata de las obras para darlas a conocer al público. Este detalle tan significativo representa la vuelta al concepto del “compositor e intérprete”, del cual la historia de la música es tan generosa desde Bach, Mozart, estrenando sus obras, Chopin, Liszt, Brahms, etc. y en este siglo por ejemplo un Bartok, un Prokofiev, un Rachmaninoff, todos excelsos pianistas y compositores.
Esta postura significa también una revalorización del concepto de instrumentista, pues escriben para que su música “pueda” ser tocada (no un objeto para sólo mirar en el papel o descifrar a través de fórmulas esotéricas). Entonces dicen la música debe ser clara, comprensible y factible de ejecución. Estas afirmaciones tan sencillas distan mucho de otras posturas, surgidas en las décadas del cincuenta y sesenta principalmente, que han llevado el arte musical a situaciones de verdadero divorcio con la capacidad de aprehensión del público. Se analiza este divorcio como una eventualidad compleja donde entran en juego factores sociales, económicos y que tiende a agravarse y llegar a un punto sin retorno.
Los medios masivos de comunicación no tienen interés en difundir una obra artística, los mueven intereses comerciales y esto pasa a nivel nacional e internacional, entonces la tarea del grupo de compositores es también política en cuanto a presionar para conseguir identidad en el medio y lograr presencia en salas de concierto y programas de radio y televisión.
Los integrantes de Nueva Generación de Compositores dicen vivir de la música, sea como instrumentistas o docentes. Llegara el día en que puedan vivir de los derechos de autor? Por ahora parece una utopía, pero luchan para ello. Además se interesan por el fenomenal auge de la música popular, pero no la practican. Estos nietos musicales de Bartok, Schonberg, Strawinsky, se sienten abiertos a todo el acontecer musical actual, les preocupa el porvenir de la música, creen que la computadora, para la música, es un vehículo de asistencia a la composición, pero que la presencia del intérprete es el elemento vital para lograr la plena concreción del mensaje sonoro.
Un ejemplo de la actividad creadora de la Nueva Generación de compositores Argentinos la da la reciente edición de un compact disc donde podemos apreciar las siguientes obras:

1)Gabriel Adamo: Variaciones para piano op. 6 “Después de las sombras”. El tema es muy claro en sus clásicas repeticiones y en las Variaciones campea cierto aliento bartokiano en las octavas, las reiteraciones melódicas y las imitaciones.
2 ) Sergio Bungs: 10 brevísimos dúos de amor. Clarinete y trompeta. 10 formas libres de intercambio tímbrico e interválico entre un instrumento de madera y otro de metal. La trompeta juega a veces el clarinete reclama en delicados diálogos sin apelar a efectos distorsionantes.
3 ) Daniel Cocchetti: Variaciones op. 11 sobre un tema de López de la Rosa. Piano. Sobre un bello tema del compositor Horacio López de La Rosa, las variaciones se explayan en cada particularidad temática, destacándose reminiscencias rítmicas escondidas detrás de sonidos percutidos o en la aparición fantasmagórica de graves interrogantes.
4) Elena Buiani: Cuarteto de Maderas. Flauta, oboe, clarinete y fagot. Cierto aire impresionante aletea al comienzo, aunque derivado a conceptos claramente neoclásicos, produciendo las ensambladas voces de los instrumentos una placentera audición que confirma las clásicas cadencias.
5) Cecilia Fiorentino: Preludio para piano. Un preludio de rica sonoridad explayándose con total libertad por el teclado como una bien calculada improvisación sobre coloraturas y sonidos pedales obstinados.
6) Guillermo Espel: Osergeredo o las migas de pan. Flauta. La flauta en sus plenarias posibilidades de sonar en una obra construida hábilmente con sonidos generadores de espacios formales bien definidos, desde el simple soplo hasta el sonido pleno de armónica fluidez.
7) Teodoro Cromberg: Tríptico Nro. 3. Clarinete, violoncelo, piano. Tensión dramática afín con el estilo de la Escuela de Viena se percibe al comienzo de esta composición, luego desarrollada con riguroso plan formal. El conjunto funciona bajo la gula de un director, quizás debido a la complejidad de la trama contrapuntística.
8) Sergio Parotti: Sonata Nro. 1 op. 39 para guitarra. Un comienzo construido con tensos rasguidos sobre amplios acordes se afloja en motivos de lírica factura, interrumpidos por los rasguidos iniciales, enmarcan este movimiento de sonata de firmes contornos expresivos.
9) Luis Muller: Preludio y melodía para acompañar un diálogo. Piano. Sencillo lenguaje de perfil modal, cierra este disco que ejemplifica muy bien la riqueza que aún ofrece la creación musical. La melodía de Muller suena como un adiós a un pasado que siempre está presente como generador de futuros.

 

*Jorge Armesto. Director de Coros. Fundador del Coro de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, y del Coral Contemporáneo que durante los años ’70 y’80 desarrolló una importante tarea de promoción de la Música Coral del Siglo XX. Estrenó muchas obras de compositores argentinos contemporáneos. Se desempeña como profesor en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla.

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