Osvaldo Bayer
Eso expresó el escritor e historiador Don Osvaldo Bayer, creador del libro La Patagonia trágica .Este libro fue llevado al cine con el nombre de la “Patagonia rebelde”, película laureada internacionalmente y que le costara al autor largos años de exilio para salvar su vida, perseguido por la última dictadura civicomilitar.
En la sala mayor del Compejo Cultural Cine Plaza, el martes 6, mucha gente se congregó para escuchar y hacerle decenas de preguntas a Bayer, para mimarlo con los aplausos y demostrar cariño a un escritor valiente, a un maestro de la vida y de la ética.
Don Osvaldo Bayer ofreció más de dos horas de entretenida disertación, acompañado por un respetuoso silencio, sólo interrumpido por aplausos de aprobación y todo el público de pie, aclamándolo al final de su inolvidable charla.
“Como no soy político, ni candidato a nada; creo que puedo criticar y por eso voy a criticar y sin perder tiempo, diré que el tema pedido para esta charla es “Nacimiento y Tragedia de la Democracia Argentina” .
Y voy a decir que no se entiende cómo en la Argentina, un país que podría dar de comer a más de trescientos millones de personas, tengamos a un 15 por ciento de niños desnutridos y más del cincuenta por ciento de seres bajo el nivel de pobreza”.
“Estos son los seres que no pueden defenderse y son los que la pasan mal”.
Con estas palabras iniciales Osvaldo Bayer nos trasladó a la Asamblea del año 1813, y a su reparador decreto de la abolición de la esclavitud en todo el Río de La Plata.
“Ved del trono a la noble igualdad”, dicen estos versos de nuestro Himno Nacional y por ello nos dijo.: “Sesenta y seis años después el general Roca, imponía la esclavitud y la muerte en su campaña al desierto”.
Bayer nos dijo que la primera campaña del desierto la realizó Rivadavia, un intelectual positivista, que tiene la avenida más larga del mundo y el cual encomendó al coronel prusiano Rauch, el exterminar a los indios ranqueles.
Nos habló del sabio polaco Humbolt; “un verdadero descubridor de esta América”. Éste hombre de ciencia afirmaba que la naturaleza es de todos y bregaba por su protección y la protección de los indígenas, los originarios pobladores de estos fértiles territorios.
En 1826, con señal de prestidigitador, el coronel Rauch le escribía a Rivadavia que… ”Los indios ranqueles son anarquistas, porque no tienen sentido de la propiedad”… por ese terrible pecado, aconsejaba ahorrar pólvora y balas, jactándose de haber pasado a degüello en una sóla jornada a 26 infieles”.
Pasado poco tiempo de estas terribles matanzas de indios ranqueles, un joven llamado Arbolito, hijo de un cacique, hizo justicia por sus hermanos y en una hondonada, frente a frente, degolló al coronel genocida Rauch.
En la actualidad una banda de rock nacional, porta con orgullo el nombre de “Arbolito”, en recordación de uno de los primeros justicieros indios.
Osvaldo Bayer señaló que el haber relatado estas verdades en una conferencia, le costó meses de prisión en la cárcel de mujeres de Las Heras, enviado por un general descendiente de Rauch y que usurpaba un cargo en la dictadura de Onganía. ( pero también dijo Bayer con pícara ironía, que entre esas mujeres presas, no la había pasado tan mal).
“Otro gran genocida de nuestra historia es el famoso coronel Roca, que tiene la estatua más grande de la Argentina, más grande que la de nuestro Libertador don José de San Martín, chiquita y confinada en el retiro.
La estatua de Roca, en pago de su campaña al desierto donde exterminó miles de indios y esclavizó mujeres y niños; está en la diagonal que lleva su nombre, mirando a los ministerios y a los bancos, principalmente extranjeros”-recalcó Bayer.
“En pago por esa campaña de despojo y muerte de los primeros pobladores de nuestro territorio, Roca recibió de recompensa 65 mil hectáreas, en Guaminí, uno de los mejores lugares y sus descendientes gozan de estas tierras en la estancia La Larga”.
“Estamos en una campaña patriótica para que esa colosal estatua de Roca sea retirada de nuestra ciudad y junto a otras 36 que tiene en todo el país, la lleven a esa estancia”.
Rosas no exterminó tantos indios, él con inteligencia estanciera decía que servían como mano de obra barata.
Alsina decía que no era necesario matarlos, construyó parte de la gran zanja territorial, donde podía pasar el indígena, pero no el ganado que robaba”.
Pero Roca no fue nada humanitario, a través del fusil remintong ( con el cual se hizo el negociado más grande de esos tiempos) el telégrafo y el cañón; mató sin misericordia poblaciones enteras de pueblos indígenas.
“Las crónicas del diario La Nación de 1866 cuentan como las señoras de la alta sociedad porteña y de las principales ciudades del interior se repartían para el servicio doméstico a los niños indígenas, ante el llanto desgarrador de sus madres indias y de la impotencia de los pocos abuelos, al ser separadas para siempre sus familias”. Este fue el primer genocidio de nuestra historia.
Luego vendrían los muertos de las primeras manifestaciones obreras del Primero de Mayo, de la Patagonia Rebelde, de los obreros muertos en la Forestal del monte chaqueño, de los indios del sur, de los indios bombardeados en 1947 en el Rincón Bomba, los indios Pilagás de Formosa, el bombardeo en 1955 en Plaza de Mayo y los treinta mil desaparecidos de la última dictadura civicomilitar de 1976, entre otros grandes genocidios, de todos los tiempos.
Osvaldo Bayer recordó al “Martín Fierro”, obra de nuestro José Hernández, el cual decía que el gaucho era empleado para hacer el trabajo sucio en la frontera y que …”sólo sirve pa’ votar”, al servicio de los poderosos.
“El estatuto de 1930; llamada la década infame, década del “fraude patriótico”, los estudiantes alemanes nunca pudieron entender como era eso, que se practicaba en nuestro país y cómo se realizaba”.
Un especial homenaje tuvo por parte de nuestro conferencista, “la mujer india” y “la mujer inmigrante”; esa mujer inmigrante que venia con los ojos llenos de esperanza, para una vida mejor y se la confinaba en los conventillos, con la prohibición de usar los excusados entre las 5 y las 9 de la mañana, para que los hombres fueran a trabajar”.
“Esa mujer inmigrante que soportó las represiones obreras y la expulsión de sus maridos, con la nefasta Ley de Residencia, la terrible Ley 4144, ante las huelgas; instaurada en la época de Irigoyen”.
“Se expulsaba sólo a los hombres, para escarmiento y para que las mujeres fueran rehenes y testigos y perecieran de hambre, pero ante esta felonía, pronto cundió la solidaridad y el humanismo de las primeras organizaciones de trabajadores, que donaban parte de su salario a todas las mujeres de los esposos deportados y mantuvieron a esas familias por mucho tiempo”.
Luego explicó Osvaldo Bayer que la conquista por las 8 horas de trabajo, costó mucha represión y muerte a nuestra clase obrera, por esta conquista se reprimió a sangre y fuego, en 1904, teniendo en el marinero de a bordo Juan Ocampo, el primer muerto obrero en una manifestación y su posterior desaparición, ya que su cadáver fue secuestrado por la policía y nunca lo devolvió.
“En 1909 el Coronel Falcón, reprimió a muerte una concentración del Primero de Mayo,”porque llevaban la bandera roja”,que era la bandera de los sindicatos de todo el mundo, este otro genocida Ramón Falcón, sigue teniendo nombres de calles y la principal escuela de nuestros cadetes de la policía todavía lleva su nombre”.
Simón Radowisky, un joven de 19 años, meses después, mató con una bomba al autor de esa masacre obrera, aplicando “el derecho de matar al tirano”. Contemplado en varias legislaciones del mundo”.
En 1919 se produce la llamada Semana Trágica, la muerte de 6 obreros metalúrgicos de los establecimientos Vasena, que pedían las 8 horas de jornada y los posteriores “Pogroms”de la incalificable “liga patriótica”, bendecidas por Monseñor De Andrea, por los Anchorenas, los Martínez de Hoz, y muchos otros fundadores de La Sociedad Rural.
Osvaldo Bayer, luego siguió disertando sobre el llamado “Malón de la Paz” de 1946 y la expulsión de sus indios coyas, al territorio que les quitaron para siempre. Contó que nuestro Atahualpa Yupanqui, recordó esta gesta y este despojo con una “carta al hermano coya”, denunciando esto, y Perón lo encarceló 8 meses.
En 1960, nuestro más grande folklorista, don Athualpa, se encontró en el exilio con Perón e Isabelita, en su camarín, y allí queriéndose disculpar el General Perón le dijo que esa era una “cama” que le había tendido su enemigo Patrón Costa y su jefe de policia.
“Y ahora que usted está exiliado, vea como me sentí yo, general, cuando me tuve que exiliar, sin patria y sin amigos” dice que le dijo Atahualpa y Perón contestó. -”Vea amigo, si yo no paraba y echaba a esos coyas, luego se me venían encima y me iban a pedir la reforma agraria; por eso los tuve que reprimir y despachar en un vagón de carga, para Abra Pampa”.
“La democracia no se hace sólo votando, con papelitos” una sola vez cada tanto. La democracia se la consigue luchando y trabajando por los derechos de los trabajadores, por combatir las injusticias, por ser una mujer u hombre solidario con los que necesitan”, aseveró Bayer.
Luego enfantizó, “Vean el slogan de algunos de los últimos candidatos en estas recientes elecciones;…”Te quiero país”… (todos queremos a nuestro país),..”Cien por ciento preparado”; para qué; se preguntaba Bayer. ¿Para matar maestros como se mató al docente Fuentealba en Neuquén?
“Es posible que tengamos que recuperar ese lenguaje de las piedras, que escuchaban los coyas, decía Atahualpa; ese lenguaje de nuestras ciencias y que los medios de comunicación no sean de las grandes empresas, que sean medios de comunicación públicos, como un derecho público y humano”. recalcó finalmente Bayer.
Luego contestó decenas de preguntas y en los corrillos del Cine Plaza, se estrechó en un fraternal abrazo con el coronel patriota del Cemida, don Horacio Ballester y con el anciano escritor don Alfredo Bauer.