Giuliano Ladolfi (1949-) Poetas en Generación Abierta (29)
En el centro del vado
Certifico la ausencia (Bartolo Cattafi)
I
Tú me dices: “No hay que esperar mis felicitationes”
y así fue.
Yo estoy
más distante, cada vez más lejos.
Ni siquiera sé si debo
encender la luz
o cerrar la puerta.
Acá nacimos y morimos sin dejar huellas.
Y si un nuevo mundo pudiera ser revelado,
tendríamos que crear otros ojos …
tal vez en otro lugar
se generaría una nueva parte de nosotros.
Pero yo no puedo tenerme en pie.
“Esto no es bueno” me dices tú y sí,
tú tienes razón, pero yo sufro un profundo odio
cuando tus palabras suenan tan verdaderas.
Anhelo el sendero que está lejano en el horizonte
mientras yo subsisto solo por pequeñas cosas.
No trates de consolarme
porque les palabras
crecidas auténticas dentro mis manos
las tengo guardadas en mis bolsillos
“Esto es el orden”, exclamas tú.
Yo distorsiono tu juicio con mi boca,
y debes creerme porque
el más débil soy yo y me entrego a las armas.
¿ Este tiempo que pasa en semanas
no pudo ayudarme a ser un otro?
Astutamente, has ajustado el ritmo;
pero yo subo y resbalo con el suelo,
subo y bajo, cambiando de dirección,
y escribo para no decir lo que está enterrado dentro mío y tú
lo sabes bien:
no uso papeles, sino solo ropa,
cuidadosamente.
La verdad permanece oculta en el vientre,
en este tiempo de regeneración.
IV
La palabra “arte” en dialecto no existe.
Aquí hablo de la sopa y del trabajo,
sobre cómo combinar el almuerzo y la cena,
cómo decorar la sala de estar.
Las chicas bordan el ajuar,
mi madre crea encaje de ganchillo.
Esto es poesía.
«Amplías tu casa, ¿pero para quién?».
¿Tengo que dejar
la habitación sin amueblarla,
o la preparo
para el invitado diario?
No me contestas.
Viniste aquí solo para humillarme:
no había sillas;
quería abrirte la puerta de todos modos.
Me encontraste en el garaje
enviando algunos paquetes mientras guardaba silencio;
ni siquiera miraste la revista.
Y suena la campana de la escuela;
En el papel quedan sin terminar
versos que voy a trazar en el primer semáforo.
¿Pero qué es el arte en las habitaciones vacías?
El teléfono suena,
el mundo se abre:
ya no sé en qué de los extremos vivo
o si la palabra ha sido confinada
dentro de un archivo ya eliminado.
XIII
Si el día está despejado,
me abandono para contemplar
la puesta de sol, que reposa detrás
de las montañas.
Me gustaría acostarme en la tumba
y ser enterrado con mi rostro mirando
hacia el Monte Rosa.
Los niños juegan en el prado,
sus gritos impregnan las paredes.
Las aplanadoras pronto entrarán allí;
e inclinados sobre sus libros,
no podrán correr.
Dejo que el tiempo decolora mis cabellos
eso no me preocupa:
aprendí a distinguir incluso los años
en el tono de tu voz.
Llama por teléfono un amigo: «Soy abuelo».
Pero ¿dónde están las generaciones?
Hoy en día los padres están aprendiendo
de sus hijos.
El orden se ha subvertido,
No puedes buscar consejos del pasado.
XIV
Perenne juventud?
Madurez negada?
Los jóvenes poetas
preparan la pasta para la cena;
También fumamos cigarros en el balcón.
Los vecinos se quejan de las risas.
Las habitaciones se ensanchan;
Intercambiamos palabras
Mirándonos a los ojos:
La mano siempre está abierta a una sonrisa.
Estamos consumiendo botellas sobre botellas.
Marco y Ricky limpian la mesa.
Nunca dejaríamos de dialogar;
Es difícil el tiempo de regreso:
«Nos pondremos en contacto dentro de unos días»,
«No puedo esperar para volver»,
«¿Las sillas bastarán?».
«¡Tienes cincuenta años!».
Cincuenta años… es hora de empezar.
XV
Hay señales que la gente cree que son milagrosas*
La fe es sangre, célula, silencio,
y suda por todos los poros.
«Queridos espectadores, buenas noches,
usted está viendo el noticiero
del tres de setiembre de mil
novecientos noventa y nueve»,
“El Primer Ministro…”.
«Vamos al hospital»:
Las palabras se disipan en un susurro
y el coche acelera silenciosamente
a través de una ciudad somnolienta.
Ningún guardia nos pide documentos.
En los vacíos y oscuros pasillos, una voz
nos empuja hacia la unidad de emergencia.
Verde es la puerta, verdes son las paredes;
el padre nos abre el portón, ingresamos como ladrones,
esperando una respuesta,
sin mirarnos ni rezar.
Verde es la mesa y verdes son las creencias:
el estómago se estremece …
Verde es la bata del tío:
«Nació una niña,
ella lloró…
Su corazón está dilatado y el líquido
invadió su sistema digestivo »
La madre está sentada en la penumbra de la habitación
y la ambulancia está esperando
la niña intubada…
la niña… la niña…
está en la palma de una mano.
Hiere la sirena de la ambulancia
(¿Es esta la única oración?).
La Abuela extiende una pequeña ropa
en el piso:
la cremallera está atascada.
Esta es una noche sin saludos ni preguntas.
Noche incorrupta… sin campanas.
Pero, por la mañana, Anna sube las escaleras
y ata una cinta rosa a la puerta,
ella dice un nombre y proclama una existencia,
aunque la hermana pequeña se ha ido.
Silvia, ¿aún recuerdas
el comienzo de tu vida? **
«El tiempo de ausencia está certificado».
Mírala jugar con el gato,
ella es Blanca Nieves con una manzana en la mano,
ella rompe su huevo de pascua y come el chocolate.
* Thomas S. Eliot, Gerontion, v. 17.
** “Silvia, ¿aún recuerdas / el comienzo de tu vida?” son similares a las famosas palabras iniciales de “A Silvia” de Giacomo Leopardi: “Silvia, ¿aún recuerdas / ¿Ese momento de tu vida mortal?”. En la poesía de Giacomo Leopardi, Silvia se está muriendo y se convierte en el símbolo del fin de su esperanza de vida, en “El centro del vado” Silvia sobrevive y se convierte en un símbolo de la esperanza.
traducción de Luis Raúl Calvo
Giuliano Ladolfi (1949), Nació y vive en Italia. Licenciado en Letras por la Universidad Católica de Milán con una tesis de pedagogía, ha dirigido nueve institutos de secundaria superior.
Ha sido docente en ocho másters para la habilitación de los profesores de las escuelas secundarias italianas, profesor contratado en las universidades estatales de Vercelli y de Turín, donde enseñó Elementos de Sociolingüística y Dialetología, y titular de dos cátedras, Pedagogía y didáctica de la historia del arte y las técnicas de escritura en la Academia de Bellas Artes de Novara.
Ha publicado cinco colecciones de poesía, entre ellas Attestato (2015, traducido al georgiano, inglés, español, francés y rumano) y La notte oscura di Maria (traducida al francés e inglés, 2021). Escribió una novela, El borde del tiempo (2015)
En 1996 fundó la revista de poesía, crítica y literatura «Atelier». Es autor de numerosos ensayos sobre la poesía del siglo XX y contemporánea, aparecidos también en las principales revistas de todo el mundo. En 2015 publicó en 5 tomos el estudio La poesía del siglo XX: de la fuga a la búsqueda de la realidad.
Es periodista; colabora con la página de cultura del diario «Avvenire».
En octubre de 2010 fundó con Giulio Greco la editorial “Giuliano Ladolfi editore s.r.l.”. Es organizador y ponente de numerosas conferencias literarias.
Fundó y dirige desde 1989 la Universidad para la Tercera Edad de Borgomanero.