Artes visuales

César Magrini

“Un país en donde la cabeza gana menos que los pies es un país liquidado”

Por Adriana Gaspar

 

 

G.A.: ¿Qué lo llevó a acercarse a las artes visuales?
C.M.: Saber y entender los antecedentes de la creación.

G.A.: ¿En qué revista comenzó a escribir sobre arte?
C.M.: Era una revista de la Editorial Abril, allá por el año 1960, pero honestamente no recuerdo el nombre.

G.A.: ¿Cómo transcurre su labor desde aquellos comienzos hasta la actualidad?
C.M.: Muy fácil, si uno valía un poquito en aquella época – en que nada era a dedo o digitado- el mérito todavía se cotizaba un poco, cosa que no sucede más en este país. De una revista me llamaban a otra y así sucesivamente hasta que un día me llamaron del diario.
También tuve cátedras en la universidad, que es en realidad lo único que me ha quedado. Lo digo públicamente, tengo dos horas por semana en la UCA y cobro $150 por mes.
Yo siempre digo queun país en donde la cabeza gana menos que los pies es un país liquidado.
La palabra CULTURA, en la Argentina, comparada con el país que yo viví de joven y algunos años después no tan joven ha desaparecido.

G.A.: Este problema que usted señala ¿cree que es privativo de nuestro país o también ocurre en el resto del mundo?
C.M.: Creo que se da especialmente en Latinoamérica y en la Argentina por el manejo económico repugnante de los Estados Unidos y les aclaro que no tengo ni una gota de marxista.

G.A.: ¿Cómo evolucionaron a su entender las artes plásticas?
C.M.: Mal, ya ni me molesto en ir a una exposición, salvo que sea de alguien muy conocido a quien le conozca antecedentes o que sea amigo, pero la veo en un plano de desastre, los muchachos jóvenes no tienen maestros, no saben en quien inspirarse. La mayor parte de las galerías exhiben porquerías, basuras.

G.A.: ¿Por qué cree que ocurre esto?
C.M.: Mire, me voy a la década del ’60 cuando el señor Romero Brest gritó “Ha muerto la pintura de caballete” y unos cuantos pintores que querían quedar bien con él le dijeron que tenía razón. Uno de ellos fue Antonio Berni, yo lo vi a él decirlo pero a las dos semanas Berni estaba otra vez pintando con caballete.

G.A.: ¿Ahí se comienza a gestar esta problemática?
C.M.: Sí, porque no se puede negar que la cuna de las artes plásticas en una época fue París, hasta el año ’30 aproximadamente, ahí se impone el expresionismo alemán y después comienza el informalismo y empiezan los macaneos, por otra parte el surrealismo no tuvo demasiada aceptación en la Argentina y aparece una figura a mi entender nefasta -que no era así en el pasado- que es la del marchante que es quien digita, conduce, dirige y hace lo que se le da la gana con la pintura.

G.A.: ¿Cuál sería a su criterio el rol de un buen marchante?
C.M.: Estimular, alentar y ayudar sobre todo al pintor que tiene talento pero no tiene medios materiales.

G.A.: ¿El rol del galerista sería similar?
C.M.: Sí, porque acá son sinónimos, galerista y marchante son lo mismo.

G.A.: ¿Por qué cerraron tantas galerías en nuestro país?
C.M.: Porque no vendían ni un centavo y porque los pintores tienen mucho menor poder adquisitivo que antes y no pueden darse el lujo de pagar una galería.

G.A.: ¿Esta situación se podría revertir?
C.M.: No, es un problema de educación, como todos nuestros problemas. Tendríamos que seguir el ejemplo de Malraux cuando fue Ministro de Cultura en Francia que abrió casas de cultura en todo el país, casas que ayudaban materialmente a los artistas, a los escritores, a los músicos.

G.A.: ¿Cuál es la situación del cine y el teatro?
C.M.: El cine pintaba bien pero ya está siguiendo las fórmulas del cine violento norteamericano, cuantos más balazos y más cadáveres, más éxito tienen las películas, pero esto no significa que la película sea buena. El cine comenzó a decaer en nuestro país hace seis o siete años.
De los directores actuales rescato a Aristarain a pesar de que sus temas son policiales, a Mignogna, a pesar de que filmó una vida de Eva Perón que a mí me merece vómitos. Después caemos o en la pavada burguesa o en la comedia de costumbre que no le importa a nadie.
En teatro la situación es mucho peor ya que la decadencia comienza con el lenguaje. Rescato a directores como Agustín Alezzo, Augusto Fernández, Alejandra Boero quienes se formaron con otra clase de valores.

G.A.: ¿Con la literatura y la música ocurre lo mismo?
C.M.: Es exactamente lo mismo. Yo leo muchísimo y hace bastante que no encuentro un libro que me satisfaga. La música no existe, nómbreme a compositores argentinos serios, desde que murió Juan José Castro no apareció nadie.

G.A.: ¿Hay alguna rama seria del arte que se salvaría de este caos?
C.M.: La escultura, porque se presta menos por el volumen que hay que manejar para todo esto. Además la escultura tiene una línea un poco más limpia, con nombres que son grandes en serio.

G.A.: ¿Cambió la situación de los intelectuales respecto a las décadas del ’60 o el ’70?
C.M.: Creo que sí y un poco es culpa del periodismo sensacionalista, de la prensa amarilla, que es el 90 % de la prensa que leemos, y si quiere se lo repito, porque a veces tomo “La Nación” y me da asco lo que leo, como está escrito y en lo que hace hincapié. Esa prensa amarilla más una televisión desastrosa que solamente está en la búsqueda del número, del rating, son factores que fueron deformando el entorno.

G.A.: Retomando las artes plásticas ¿Cuál es su opinión sobre ARTEBA?
C.M.: Creo que Arteba, a pesar de que quiere convertirse en un probable acicate de hipotéticas ventas, está muy mal organizado, porque usted ahí compra un espacio y según lo que compre es lo que tiene. No, señor, no lo hagan en la Recoleta, vayan a lugares menos paquetes como por ejemplo la cancha de fútbol de un club de barrio donde entra mucha más gente, no cobren lo que cobran porque es una vergüenza y permitan que la gente común, la gente que va al trabajo o vuelve de la escuela vea lo que es la cultura.

G.A.: ¿El papel de los críticos de arte fue cambiando desde hace 20 años a la actualidad?
C.M.: No hay críticos de arte en nuestro país.

G.A.: ¿Por qué motivos?
C.M.: Por amiguismo, porque… está mal que lo diga pero lo sé, porque los críticos se cotizan.

G.A.: ¿Las criticas pagas se dan únicamente en nuestro país?
C.M.: No, se da en todos lados. Pero no solamente pasa con la pintura, hay criticas pagas en cine, en teatro.

G.A.: ¿Cuál sería el papel de un crítico frente a la obra de un artista?
C.M.: Pararse donde los demás siguen de largo y entonces hacer ver lo que los demás no han visto.

G.A.: ¿Hay algún crítico que usted rescata a lo largo de su trayectoria?
C.M.: Usted sabe la pregunta que me hace ¿no?.. no hay. Oscar Wilde tiene una salida muy ingeniosa -como todo lo de él- cuando dice “EN LOS TIEMPOS DEL ARTE NO HABIA CRITICOS DE ARTE”, es perfecto.

G.A.: Es fuerte…
C.M.: Sí, pero hay que decirlo porque si no seguimos con la contracultura.

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