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Botafogo

Un hombre de Blues

Nota y Fotografía: DANIEL GRAD

 

Botafogo es básicamente eso: un hombre de blues. Para presentarse él prefiere sencillamente hacer sonar su guitarrón acústico y podríamos decir que eso basta para salir adelante.

G.A.: ¿Qué es ser un hombre de blues?
B.: Para mí es practicar, aprender, tener alumnos -de los que también aprendo-, tocar, escuchar todo el tiempo a mis guitarristas favoritos de siempre -y de ahora también-, leer las historias del blues y estar tocándolo desde hace 25 años. Además estar contento porque hoy aquella música que empecé a escuchar a los 15 años todavía me sigue gustando, estar contento porque puedo tocar aquello que escuchaba hace tanto tiempo. Quizás no es ningún mérito haber tardado 30 años en aprenderlo a tocar, pero yo estoy contento porque pude estar al lado de unas de mis máximas inspiraciones como fue Pappo y pude tocar con él y aprender de él y hoy tocar temas de él versionados por mí.

G.A.: ¿Cómo es la vida de un hombre de blues?
B.: Mi vida como guitarrista de blues en realidad es lo que te decía y además tratar de llevar adelante lo complicado que es ser un buen hombre, un buen papá, un buen marido, un buen amante, un buen amigo, un buen músico, un buen profesional y tratar de dejar algunas obras, un grano de arena.

G.A.: ¿Qué cambios ves entre el Botafogo de los comienzos y el de hoy?
B.: La esencia mía de decir “quiero tocar un día como Pappo” , “quiero tocar un día coma Fleetwood Mac, como Eric Clapton, como Mick Taylor, como Peter Green”… esa esencia, esa inocencia la sigo conservando -gracias a Dios- y entonces trato de jugar como yo pensaba que ellos jugaban. Quizás, en algún momento, ya metido dentro de un movimiento y de una cosa profesional y de una historia, uno se da cuenta de que hay mucho de parecido con la vida real, con eso que vemos en los noticieros. Después me di cuenta de que todos somos seres humanos y de que todos tenemos los mismos errores -y también virtudes-. Lo que pasa es que en aquella época no fuimos capaces de hacer un disco, de hacer libros. No tuvimos la capacidad de no perder el juego de ser músicos y de que nos guste el rock and roll y el blues, sin perder lo lúdico. No fuimos capaces de profesionalizarnos a tiempo ni tampoco los que nos hubieran podido enseñar a ser profesionales nos tocaron el hombro cariñosamente y nos dijeron “hagan obras, dejen grabaciones, no tiren todo por la borda”. Se ve que tenía que ser así y a partir de cierto momento dije: “hay que trabajar, dejar registro de lo que se hace”. Por eso siempre miramos para Estados Unidos o Inglaterra cuando hablamos de música blues, rock, pop, jazz. Porque ellos han sido así de “vivos” en el sentido de cuidar lo suyo. El Congreso de la Nación de los Estados Unidos graba a sus músicos desde la época de las plantaciones. Andá acá al Congreso… Nosotros nos tenemos que hacer cargo de nuestras cosas y en eso está el cambio entre el Botafogo de aquellas épocas y el de hoy. Hoy hay que trabajar, hay que aportar. Igual te van a criticar, van a decir que sos un fanfarrón. Que digan lo que quieran, pero vos dejás lo tuyo hecho. Quien quiera que vaya y que las tome y quien no que busque en otro lugar. Espero que haya otros lugares donde buscar. De eso hablo.

G.A.: Hablabas de espiritualidad, decías “gracias a Dios”. ¿Cuál es el peso de lo que tiene que ver con la espiritualidad, con algún Dios?
B.: “Dios” en realidad lo uso como un resumen, como para no tener que ponerme a explicar lo que significa para mí “Dios”. Espero que poco a poco nos vayamos despegando de la idea de Dios que es ese señor de barba blanca y pelo blanco como Hermeto Pascoal -pero con una sotana larga toda blanca- que te mira si te tocás el pito o el clítoris. Ese Dios para mí no existe más, murió hace mucho tiempo. El Dios que dicen algunos que es el verdadero Dios y luego tiran bombas y luego matan gente y luego viven en la opulencia diciendo que el reino de los cielos será de los pobres y toda esa “mierda”, no me la creo más. Entonces, fui buscando qué opinaban muchas personas, como por ejemplo Krishna Murti. No sólo gente de la espiritualidad, sino también, por ahí, científicos. Leyendo, como un efecto rebote de la “new age” y de toda esa moda que hubo… eso me acercó a una parte de las librerías a la que jamás se me hubiera ocurrido ir, que es la de libros esotéricos y de espiritualidad y encontré muchas cosas muy interesantes que removieron toda esa coraza cultural que se le va formando a uno alrededor del ser real que viene a este planeta o que crece en este planeta, que es todo eso de la cultura y de las banderas y los signos y la patria y las camisetas… eso de que yo soy italiano, y yo soy católico apostólico romano, y yo judío, y yo musulmán… cuando sacás toda esa basura inservible y horrible: queda el verdadero ser… es muy difícil a veces encontrarlo y después darte cuenta de que ese es el verdadero ser. Por supuesto, acá no estoy mandándome la parte y no estoy diciendo que soy un iluminado. Estoy hablando “por boca de ganso”. En definitiva, de lo que me doy cuenta, es de que todo lo que mis limitaciones humanas -me refiero a los cinco sentidos y a la mente- me deja ver y gustar, oler y discernir, todo está hecho por vibraciones de energía que tienen una inteligencia que todos sabemos que existe pero no sabemos por qué. Cuando te lastimás y al otro día está lleno de pus: ¿quién le dijo que vayan ahí a esos glóbulos blancos?… bueno: ellos van. Esa inteligencia que está impregnada en todas las cosas que veo, oigo, gusto, toco, huelo, pienso, imagino y sueño, lo que está impregnado de vibraciones, de luz y de sonido. Todo lo material que uno puede ver está hecho por eso, por partículas que están vibrando en una frecuencia. Para mí esa inteligencia que está detrás de eras vibraciones: eso es Dios.

G.A.: Cercano en el tiempo, en un recital, hablabas de este cambio en vos. ¿Algo más?
B.: Está íntimamente ligado con lo que hablábamos. Una situación me fue llevando a la otra. Por ejemplo, hace más de una década que soy vegetariano. Como decía una canción de un grupo de blues que nadie nombra que se llamaba “La Banda del paraíso”: “A veces me despierto queriendo a todo el mundo. Es que soñé con vos”. Ese es un poco el cambio. Debo reconocer lo que tengo que tiene que ver con lo que tiene la raza humana. Ahora me doy cuenta de muchas otras cosas, de lo que tengo y puedo reconocer en mí y en los demás. Reconocer cuando soy codicioso, cuando soy ambicioso, desmedido, rencoroso, resentido, amoroso, feliz, infeliz, cuando perdono o cuando no perdono. Empiezo a reconocer y eso me da un poco de felicidad. Uno está tan impregnado de “soy argentino, derecho, humano, católico apostólico romano, de boca, …” veo… todas camisetas, se te arma una coraza alrededor del cuerpo y en el medio de eso está un ser chiquitito y super-sensible. Empiezo a cambiar valores.

G.A.: El tema del músico coqueteando con la droga, con el alcohol, con la muerte ¿cómo lo ves?
B.: Me da mucha bronca. Los músicos que hacen propaganda al alcohol o a las drogas me dan bronca porque se juega con algo muy peligroso, simple y llanamente peligroso porque puede matar a la persona: una persona alcohólica puede morir o enloquecer, una persona adicta puede morir o enloquecer. Este planeta, en este momento, está necesitando la mayor de las conciencias, conciencia plena. Entonces, hacerles propaganda, en última instancia, a empresas y mafiosos que lucran con la vida de millones de personas, con la salud mental y física de millones de personas… y yo tengo que salir a un escenario con un vaso de whisky en la mano y un faso en la boca haciéndole propaganda ¿a quién? ¿a los que mantienen a mi pueblo, a mis hermanos oprimidos con eso?. Todos hablan de las drogas duras, de las drogas blandas… ¿y el vino? ¿y el alcohol que compro en lo de la vecina y hasta me lo fía? ¿y el tabaco?. Me da mucha bronca gente muy progre -que tienen fama de progre, de alternativo, de haber roto reglas- que tienen sus programas auspiciados por alcohol, por tabaco, por comida que estropea la salud de las personas… ¿hasta dónde llega tu mente progre?… Volviendo al principio: la instrucción músico siempre son partituras, oído absoluto, armonía, el último secreto de las partituras, pero nunca se ve la puesta en escena en la vida. Cuando llega el día de subirse al escenario: toma una copita y se siente bárbaro y después de una vienen dos y tres y cuatro y después sos alcohólico y no te diste cuenta. Por ahí estás contento y lo disfrutás porque tenés 18 años y hasta los 30 no te van a “pasar la factura” pero más tarde viene el problema, quizás. Alguien puede decir “este viejo amargo”… yo me tomé todos los litros de alcohol del mundo y me fumé miles de kilos de marihuana y tomé ácido lisérgico y probé heroína y cocaína y pastillas y cócteles y anduve por Cabildo vomitando… no lo está diciendo un santurrón, lo está diciendo un tipo que conoce los dos lugares. Por eso hoy soy vegetariano y tomo agua. Así como enseño a tocar la guitarra, el blues, así como le digo a cualquier pibe “a vos te gusta la música alternativa, pero conocé quién es Muddy Waters porque así vas a tocar mejor música alternativa”, también le digo “el ser humano completo es el músico y vos ya viniste -como dicen los hindúes- de otras vidas anteriores en donde eras músico, todo lo que tenés que hacer es recordarlo, como estamos hechos de vibraciones sonoras, vos sos música: si te quedás en un lugar en silencio vas a escuchar todos los ritmos que hay en tu cuerpo que hacen música”. Así también hay que decirle a los pibes que esa copita antes de subirte al escenario o el porrito para tocar más inspirado o como para que te vengan buenas ideas, a lo mejor te parece que lo piloteás (y de hecho lo piloteás durante un tiempo), pero ojo: no es tan así. La idea que tengo es que si la marihuana se pudiera cultivar acá, cada uno en su casa y la planta recibiera buena energía y vos la cuidaras y tuvieras un contacto con esa planta… si fuera así: que cada cual decida qué es lo que quiere hacer. Pero acá estamos hablando de un negocio donde está metido el poder – diversos poderes-: la policía, mafiosos, a la pobre gente que tiene una plantación por ahí la tienen como verdaderos esclavos, los pisaderos de coca a sus “empleados” (por decirle de alguna manera) les pagan con una pasta base, y después tienen que venderla para poder vivir, no les dan dinero, están cuidados con francotiradores, al primero que se escapa de una plantación le pegan un tiro en la cabeza. Entonces, si a vos te hace feliz ser socio de esa cadena, si por cada gramo de mercadería que comprás sos socio de esa cadena, allá vos, pero después no le pidas a la vida que te devuelva lo que vos querés porque sos socio de un traficante.

G.A.: ¿El blues toma hoy el lugar de la canción de protesta?
B.: Creo que no. No tengo leídas en profundidad las letras de todos los bluseros argentinos, de todos los grupos de blues. Por las pocas que escuché creo que no es así. Creo que la canción que dice algo todavía sigue estando en manos de Miguel Cantilo que es el que hizo la “Marcha de la bronca” y “Padre Francisco”.
Por eso lo amo. Hoy Pappo sigue diciendo algunas cosas en su forma abstracta y escondida dentro de las letras y me sigue gustando. Muchos de nosotros nos quedamos con la paranoia de la época del Proceso donde se escondían los mensajes dentro de la poesía. Creo que en general los bluseros estamos algo desesperados por ganar el medio de una forma contundente, que el medio nos dé “bola”. Siempre estamos a un costado, siempre tratan de decirnos que la moda pasó. Por eso estamos desesperados por “pegarla”, por afincarnos. Cada uno tiene su preocupación. La mía es más inocente: mostrar los diferentes estilos del blues. Ni siquiera en Estados Unidos hay una cosa muy contestataria. Los rappers actualmente recuerdan todavía con mucho amor y respeto (casi con exclusividad) las letras de viejos bluseros. Casi es lo único que respetan porque eran los únicos que hablaban de la problemática del negro. Decían que todos los otros se preocupaban de gustarle al público de Las Vegas para ganar dinero y girar por el mundo pero que se olvidaban del verdadero sentido del blues.

G.A.: Yendo a lo estrictamente musical ¿hacia dónde estás yendo?
B.: Se junta con el principio de la nota: estoy tratando de interpretar el blues que escuché cuando tenía 15 años más lo nuevo que me va llegando de distintos lugares. En parte estricta de la producción musical: quiero empezar a jugar un poco con los sonidos. Ya de la época de “Durazno de gala” que quise asumir el papel del “informador” con los precios que se paga por eso. Mostrar cuántas formas hay de tocar el blues, de interpretarlo, de orquestarlo. Quisiera jugar con distintas posibilidades. Me estoy afirmando como productor de mis trabajos. “Cambios” traté de que no sea un trabajo tradicional, como habitualmente se hace, pero para eso apliqué conceptos viejísimos como poner la batería a la izquierda y el bajo a la derecha. Jugué con eso.

A Miguel “Botafogo” Vilanova en el pasado cercano lo encontramos primero anticipando la actuación de Scott Henderson -en el escenario de “Oliverio Allways”– y luego -en el estadio “Luna Park”– la de Jeff Beck. Por otra parte, estuvo festejando 25 años con la música, consolidándose con su banda y, como si esto fuera poco, presentando un nuevo disco (el tercero como solista) : “Cambios”. Allí encontraremos a Pappo, Fito Páez, Bruce Ewan y a la Fénix Jazz Band acompañando a Botafogo. En “Cambios” otra vez se reunieron los amigos para dar a luz un excelente trabajo. Comenzado este año 1999, Botafogo sale a encontrarse con el público con un nuevo disco editado : “Solo / Blues Acústico” (disco que regala a quienes van a verlo en sus recitales en vivo).

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