Apuntes sobre la transmisión de una sensación

Por CARLOS FAYT

¿Qué vemos cuando miramos una fotografía, una pintura, una escultura, una obra de arte en general?.
¿Vemos realmente lo que es? ¿vemos lo que sintió el artista? ¿o vemos lo que interpretamos nosotros o lo que nosotros queremos ver?.
En realidad en una de estas obras lo que vemos es un juego polivalente de distintos sentimientos expresados mediante imágenes, entre lo que expresó el artista y lo que nosotros interpretamos de acuerdo a nuestro actual es tado emocional o de acuerdo a nuestras experiencias visua les anteriores.
Toda imagen es el resultado de un complicado circuito de ideas, pensamientos y de las realizaciones de es tas ideas y pensamientos que el artista haya logrado plasmar.
A menudo, cuando tomo una foto me pregunto a mi mismo cómo la verla copiada y si la idea me agrada, oprimo el obturador. Al ampliar esta foto me doy cuenta de las mil y una manera de ver mediante distintos encuadres, mil y una fotos en una sola. Descubro en algunas de éstas distintas dimensiones y contrastes, amplio aún más la imagen y pierdo la imagen original, me concentro en un fondo casual, amplio aún más y empiezo a descubrir un mun do fantástico de formas poco reconocibles y por lo tanto con mayores posibilidades de dar rienda suelta a la imaginación, y de esta forma comienza un juego de relaciones con el inconsciente donde toda forma pierde su realidad y comienza a semejarse a la primera asociación de ideas que produce en mi mente esa imagen aunque luego va a ir modificándose. Este es un proceso psicológico llamado proyección.
Cuanto más abstracta es la imagen tanto más libertad se le dará a la mente para descubrir en ella infinidad de otras imágenes en diferentes personas que verán algo relacionado con sus vivencias. De esta forma queda liberada una energía mental capaz de divagar sobre algo con cretamente irreconocible, y que en contados ‘casos puede no significarnos nada. En éste caso estaremos realizando, a la inversa, el proceso creador de un artista, quien debe dejar libre su imaginación y su atención; cuando la imagen compatibiliza con su deseo primigenio es el momento apropiado: “Algo me dice ¡Ahora!” y es ese instante y nada más.
Quizás sea por la diferencia de naturaleza entre las artes de un fotógrafo se halle hasta cierto punto más limitado por la realidad que un pintor, un escultor o un músico, pero hay muchas formas de desprenderse de esa rea lidad absoluta, ya sea por desenfoque, por manipulación de la copia en el laboratorio, por utilizar diferentes texturas, etc.
Es un diálogo muy íntimo del artista, del artista con sí mismo que concreta en una obra y el diálogo del es pectador consigo mismo mediante el mensaje que recibe de esa obra. Es el mensaje directo de lo profundo de una mente que es recibido por los ojos y por la mente de otro, pero solo despué6 de un tiempo será apenas comprendido. Aprendiendo bien las leyes de la percepción podremos ser capaces de “leer” una imagen; la forma más simple y práctica de “desentumecerse” es poner una imagen frente a nosotros y decir en voz alta lo primero que venga a nuestra mente, este juego debe ser hecho por la mayor cantidad de personas posibles para hacerlo más enriquecedor. Otra forma, podría ser anotar lo que nos sugiere y luego leer cada uno en voz alta, nuestros análisis libres y compararlos entre sí. Sólo una vez después que hayamos aprendido a “leer” una imagen podremos comenzar a “escribir” sinceramente nuestras propias imágenes.

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